Cuando Miguel Ángel Cruz llegó hace 26 años, Famara era un paraíso en estado puro donde la gran mayoría de días estaba desierta, sin presencia de ningún ser humano. Hoy ofrece un sinfín de actividades, tales como, surf, kite, windsurf, buceo, senderismo, yoga, alquiler de coches y autocaravanas, alojamiento y escuelas de aprendizaje. Cruz ideó la ‘semana azul’, que impulsó el turismo deportivo en la costa de Teguise.
Miguel Ángel Cruz Cabrera (Las Palmas de Gran Canaria, 29-09-1969), Maike para sus familiares y legión de amigos, 51 “setiembres”, dos hijos, Nahia y Andrés, de 19 y 18 años, 1,82 de estatura, es uno de esos héroes anónimos que con talento, iniciativa, visión de futuro y muchas horas de trabajo, ha puesto muchos granitos de arena en la espectacular transformación de Famara en un punto de atracción internacional, con la práctica del Surf como bandera.
Como titular de Calima Surf Playa de Famara, se siente muy orgulloso de haber creado la primera empresa en España en ofrecer alojamiento enfocado a surfistas y a su aprendizaje. Dispone de una estructura integrada por tres preciosas casas totalmente equipadas, con habitaciones privadas a pocos pasos de la playa, y un gimnasio de 200 metros de uso exclusivo para los alumnos.
De ‘semana blanca’ a ‘azul’
Maike luchó denodadamente por cambiar la inicial semana blanca que encontró a su llegada a Famara en 1996 (viajes a Suiza, Austria y Alemania para practicar snowboard), por hacer ver a su mundo que la semana azul existía. El comienzo fue muy duro, tanto, que a punto estuvo de echar el cierre al negocio.
Pero tuvo el acierto de insistir y apostar fuertemente por el ilusionante proyecto de la Semana Azul, contando para ello con la milagrosa aparición de un cliente italiano propietario de una agencia de viajes con el que inició el boom turístico de Famara. La semana azul “creó, innovó un pack en base a “Surf camp 7 noches + 5 días de clases de surf”, iniciativa que hoy en día ofrecen más de 300 empresas en España, (solo en Fuerteventura más de 60).
Hoy en día la zona es un punto de atracción internacional con el surf como bandera
El surf es la segunda actividad que más turismo atrae a Canarias, después del buceo, datos antes de la pandemia. Maike triplica su orgullo al referirse al equipo humano que hace posible el éxito de su gestión; ¡¡¡ lo más valorado por sus clientes !!!. Tripadvisor ha concedido a su empresa el Certificado de Calidad. Por Calima Surf Playa de Famara, estima que han pasado una media de 1.500 surfistas al año, totalizando más de 40.000 desde que empezó el boom.
Los orígenes de Maike en el surf se remontan a su primera niñez, con 10 años, en la playa del Pirata de San Agustín, cerca del complejo de apartamentos Águila Playa donde sus padres Sole y Heriberto poseían un próspero negocio, “desde entonces no ha parado de coger olas y lleva más 40 años surfeando por los cinco continentes”. Como surfista añora la Famara que conoció en los años 90, y sin dudarlo, lo auténtico que era el surf aquellos años. A finales de las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado llegaron a Famara los primeros surfistas vascos y canarios para conocer y cabalgar por las olas de la playa.
Autodidacta y emprendedor
¿Qué es el mar para Maike? En pocas palabras, el escape al estrés de la vida donde realmente uno se siente libre, le encanta estar “ensalitrado”. Define el surf como un deporte que aporta a la juventud coordinación, equilibrio, desarrollo muscular y cardiorrespiratorio, seguridad, amor por la naturaleza y por la pureza del océano, del inmenso mar, un deporte que los niños adoptan como estilo de vida. y a los adultos les cambia la vida de forma radical.
Maike es una persona culta. Le gusta leer y la música en todas sus variantes, aunque sus preferencias se inclinan por la alegría flamenca. Es un consumado autodidacta en perfeccionar el marketing digital y sus ramificaciones, de indudable importancia para su empresa. Como hobby ha practicado el boxeo a sus 22 años, retomándolo a los 39.
A finales de las décadas de los 80 y 90 llegaron a Famara los primeros surfistas vascos y canarios
Una de las grandes satisfacciones que siente es rememorar la Famara que conoció por primera vez en 1996, y compararla con la explosión turística mundial en que se ha convertido. “Era un paraíso en estado puro donde la gran mayoría de los días estaba desierta, sin presencia de ningún ser humano… nadie quería venir a vivir a Famara, incluso mucha gente no sabía que existía, los lugareños te abrían las puertas de sus casas, en el pueblo solo había una cabina telefónica, podías ir a comprar sin dinero y el tendero te abría una cuenta y pagabas a fin de mes.Su población no superaba los 600 vecinos, hoy totaliza 1.173.
