Sovhispan era un mundo. Estabas hablando de 12 millones de cajas de cartón y a los 15 minutos de vuelos directos Las Palmas-Moscú para llevar a las tripulaciones y pasar a traer miles de alfombras de Alicante por las que los marineros soviéticos corrían a comprarlas". De esta manera recuerda el último director de la desaparecida consignataria hispano-soviética, José Luis Puriños, la operativa de una empresa que marcó un hito en la historia del Puerto y la capital grancanaria.

La creciente demanda de suministros y trámites que requería la flota pesquera de la extinta URSS determinó a las autoridades soviéticas la creación en 1971 de esta empresa mixta. Un 50% era propiedad de la agencia estatal para el comercio exterior Sovrybflot y la otra mitad se repartía entre la Compañía General de Tabacos de Filipinas y Vapores Suardíaz.

Fue en la década de los 80 del siglo pasado cuando Sovhispan vivió su época dorada. Un auténtico trasiego de pesqueros en el Puerto de La Luz con 600 llegadas anuales. "Había más de 200 barcos faenando en los caladeros desde Mauritania a Namibia", resalta Puriños. De 1987 a 1989, las arribadas de los barcos soviéticos ascendieron a 787, 872 y 850 respectivamente en esos tres años. Se batieron todos los récords pero luego fue cayendo hasta los 200 barcos en 1993.

La facturación total de Sovhispan se cifraba en 100 millones de dólares por año. La empresa editaba en esa década dorada catálogos en color con imágenes del Puerto de Las Palmas y de sus servicios, entre ellos Astican, con los que se presentaba en la feria de Leningrado, la principal exposición de pesca de toda la URSS que se celebraba cada cinco años.

En esa época se originaron los primeros problemas externos para la entidad hispano rusa. Se puso en tela de juicio el trabajo de algunos de los delegados soviéticos acusados de espionaje. La situación originó que el 50% de las acciones que tenía las dos empresas españolas fueron adquiridas por la sociedad estatal de Fomento de Comercio Exterior (Focoex).

La flota soviética con base en La Luz hacía honor al duro trabajo y al colectivismo inculcado por la Revolución. Sus pesqueros faenaban durante seis meses con tripulaciones de 80 personas (los barcos españoles de la época llevaban 30) con trabajo en tres turnos de ocho horas. El cambio de tripulaciones originó, para una mejor operativa, que se fletasen vuelos directos entre Las Palmas y Moscú. Duraban siete horas con aviones DC-8 de Aviaco, Transeuropa y Aeroflot.

El trasiego de marineros llegaba a 30.000 al año, que cuando regresaban a sus casas iban con grandes bolsas llenas de ropa, aparatos eléctricos y, por supuesto, las deseadas alfombras.

"Llegaban a encontrase 16 pesqueros soviéticos abarloados en el Reina Sofía para reparar en Astican", rememora su último director en una de las imágenes más simbólicas que ha dejado la flota de la hoz y el martillo. La arribada de los pesqueros movía a toda la ciudad con el suministro de víveres y pertrechos, la transferencia del dinero para las pagas y las compras de los marineros. Además de la descarga, sobre todo de jurel y caballa, y las capturas de merluza en Namibia y langostino en Guinea Bissau. Con el desmoronamiento de la URSS, lo hizo también Sovhispan y la flota soviética.