Un equipo de investigadores del Departamento de Química de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) han detectado la presencia de restos de fármacos en el agua depurada de la isla de Gran Canaria. La investigación, que se inició en 2010, trata de averiguar las concentraciones en el agua depurada de componentes químicos como la paraxantina, sustancia presente en la cafeína y en otros estimulantes del sistema nervioso central; medicamentos betabloqueantes que se usan para las enfermedades cardiacas; antibióticos y nicotina.

Zoraida Sosa Ferrera, investigadora principal de este estudio, señaló ayer que "la contaminación por componentes farmacéuticos es muy baja y no constituye ningún peligro" para la fauna marina, a donde va a parar las aguas negras, una vez depuradas, salvo la que se utiliza para riego.

Sosa Ferrera explicó que la nicotina y la paraxantina son las sustancias más abundantes en el agua depurada, pero destacó que los restos de fármacos se encuentran en "concentraciones muy bajas", de microgramos por litro. El estudio, que está dirigido por José Juan Santana Rodríguez y en el que colabora Cristina Afonso, ha sido encargado por el Gobierno canario, con el objetivo de averiguar la presencia de restos de fármacos en el agua depurada, de cara a su reutilización en la agricultura, ya que las depuradoras no los eliminan totalmente.

Sosa explicó que la Unión Europea se está planteando establecer límites en las concentraciones de estos contaminantes emergentes en el agua depurada. "Hoy por hoy no hay nada legislado en torno a los restos de medicamentos, pero la presencia de compuestos farmacéuticos en las aguas residuales produce cambios sutiles en algunos peces y caracoles en concentraciones altas. Ya hay artículos científicos que hablan de los efectos de los fármacos en algunas especies menos desarrolladas". En Gran Canaria no existe tal problema, destacó Sosa, porque las concentraciones son muy bajas y "no constituyen ningún riesgo para nadie".