Dos policías locales de la capital grancanaria han negado en un juicio que le dieran una paliza a un indigente el 26 de junio de 2008 tras trasladarlo a un descampado de Los Giles. El fiscal acusa de torturas a Marcos P. V. y de lesiones a Isidro B. A., delitos por los que reclama respectivamente una condena de tres años de cárcel y otra de un año de prisión. La víctima, que es hermano de un sargento del cuerpo local de seguridad, estaba en la playa de Las Canteras bebida, en calzoncillos y con una guitarra, hasta que finalmente acabó en el citado solar por causas que no han sido del todo aclaradas en la vista oral celebrada ayer en el Juzgado de lo Penal número 4.

El fiscal Miguel Pallarés considera que Carmelo B. D. fue "completamente humillado", pues los agentes le sacaron del coche patrulla y la "emprendieron a golpes" con él, llegando a "rociarlo" en "pleno rostro" con los aerosoles de defensa que portaban en ese momento. El ministerio público añadió en su informe final que los hechos son "graves" y "vejatorios", incluso se preguntó de forma retórica por qué se produjo una "acometida tan brutal" como la sufrida por Carmelo.

El perjudicado, que reconoció en el juicio a Isidro como uno de sus agresores, admitió que estaba "contento" por el consumo de alcohol y fue requerido por varios agentes en la zona de La Puntilla. Asegura que después lo llevaron a la montaña de Los Giles, le echaron "espray" en la cara, empezaron a darle golpes y lo dejaron "tirado" en un cementerio de ruedas de coches. Su cara quedó hinchada como la de un boxeador tras un combate, según se apreciaba en las fotos exhibidas ayer a los testigos y forenses, quienes confirmaron la gravedad de las lesiones padecidas.

Sin embargo, los dos acusados rechazaron que fueran los autores de la paliza y echaron la culpa a los compañeros que recogieron a la víctima en la playa. Se trata de dos agentes que estuvieron inicialmente imputados en la causa, hasta que quedaron exculpados junto a otro colega de la unidad turística. Estos testigos sostienen que no llevaron a la víctima hasta Los Giles, sino que la dejaron en Escaleritas, muy cerca de Cáritas. Lo hicieron tras procurarle un pantalón y verificar que era el hermano de un sargento municipal.

Uno de esos policías, tras levantársele la imputación, denunció que varios agentes le revelaron la implicación de los dos acusados en los hechos. Dos de esos aludidos asistieron al juicio, pero negaron tales comentarios, por lo que el fiscal dejó a criterio del juez que se les imputara por falso testimonio.

Marcos e Isidro, los acusados, también rechazaron que se "jactaran" en privado de haber golpeado al hermano del sargento. Ambos mantienen que fueron a Los Giles porque la víctima estaba lanzándole piedras a un supermercado. Niegan cualquier agresión y aseguran que dejaron al perjudicado cerca de una parada de guaguas porque no tenía ninguna herida de importancia. El fiscal no creyó esas explicaciones y se apoyó en varias pruebas circunstanciales para reclamar la condena, pues los agentes fueron los últimos policías locales que tuvieron contacto con Carmelo. Luego, sobre las 20.30 horas, una pareja de la Policía Nacional lo halló deambulando por la zona.

Las defensas admitieron la gravedad de los golpes, pero negaron que existan pruebas para concluir que sus clientes sean los autores. Los dos letrados tacharon el caso de "enmarañado", e insistieron en que la víctima afirma que fue agredida por los policías que lo trasladaron desde Las Canteras, incluso deslizaron la posibilidad de que las lesiones fueran fruto del forcejeo con la Policía Nacional, porque el perjudicado se resistió a la detención y rompió una luna del coche.