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Triana y Vegueta sobrepasan ya la mitad de su capacidad alojativa máxima

Los hoteles y casas emblemáticas ofrecen 203 de las 400 camas establecidas en el Plan General

Uno de los salones del hotel La Casa de Vegueta.

Los hoteles y casas emblemáticas situados en los barrios de Vegueta y Triana superan ya la mitad de las 400 camas, establecida en el Plan General de Ordenación (PGO) como capacidad alojativa máxima en el casco histórico. A los tradicionales Hotel Parque y Hotel Madrid se han ido sumando de manera progresiva en los últimos cuatro años numerosas casas emblemáticas y pequeños hoteles, que han ido engrosando poco a poco la oferta, pese a las limitaciones urbanísticas.

El nuevo Plan Especial de Protección (PEP) quiere impulsar aún más esta tendencia y eliminará las trabas que ahora impiden que los hoteles emblemáticos se instalen en casas no protegidas. Pero pese a las cortapisas que seguirán existiendo, hasta que se apruebe la nueva normativa, decenas de alojamientos singulares han ido creciendo en viejos caserones, para dar respuesta a la creciente demanda de un turismo diferente que huye de las grandes cadenas hoteleras y apuesta por pernoctar en las casonas tradicionales del lugar que visitan.

El uso turístico, hasta ahora limitado a determinados entornos y condiciones, se extenderá a todos los edificios del casco histórico, como una actividad más que posibilite la dinamización de Triana y, sobre todo, Vegueta, donde el abandono de la población, que se ha reducido en más de un 20% desde los años 80, ha ido pareja a la degradación de los viejos edificios. El uso alojativo-turístico está limitado en la actualidad al núcleo fundacional, el entorno de la Alameda de Colón y algunas parcelas más. A partir de ahora, el uso de hotel se permitirá en todas las parcelas reguladas por la Norma VT, es decir las casas no protegidas del casco histórico.

Además de la veintena de hoteles y casas emblemáticas que ya forman parte de la oferta turística de Triana y Vegueta, están pendientes de arrancar dos nuevos hoteles emblemáticos, los primeros que abrirán sus puertas en el casco histórico. El primero que recibió autorización, está situado en la calle Doctor Chil, número dos, un edificio diseñado por Miguel Martín-Fernández de la Torre. Tendrá veinte habitaciones y el año pasado se iniciaron las obras de reforma de la casona y estaba previsto que abriera sus puertas a lo largo de este año.

El Consejo Municipal de Patrimonio dio luz verde el pasado viernes, en la misma reunión que aprobó el nuevo PEP-, a la construcción del segundo hotel emblemático del casco histórico, con 14 habitaciones, en la calle Peregrina. La empresa Roda International tenía previsto iniciar las obras este año.

El Consejo de Patrimonio autorizó también el pasado año un hotel emblemático de seis habitaciones en la plaza de Santa Ana. Los dueños de la casona buscan un promotor para sacar adelante el proyecto. Otros dos empresarios, al menos, están explorando también la posibilidad de instalar hoteles en el entorno de San Bernardo. Por otro lado, varias cadenas se han interesado también por otro edificio de San Bernardo que hace esquina con Viera y Clavijo, número 1. El edificio, propiedad del Museo Canario, tiene en la actualidad seis plantas. El caserón, que albergó un hotel, el Quiney, en el siglo XIX, se beneficiará de la decisión del PEP de elevar hasta siete las alturas en San Bernardo. Además, se le asignará la misma altura a la casa de Viera y Clavijo, número tres, puesto que el cambio de altura del caserón de San Bernardo se apoya en este inmueble. El Museo Canario tiene a la venta el edificio desde hace tres años, una operación con la que pretendía obtener unos 3,5 millones de euros para financiar la paralizada ampliación del inmueble de Doctor Chil. La posibilidad de elevar alturas en lafachada que da a Viera y Clavijo puede facilitar que algún empresario se decida. El edificio, que tiene protección parcial, puede ser vaciado, ya que sólo es obligatorio proteger la fachada. La cadena Room Mate Hotels también intentó instalarse en el casco histórico, pero al final desechó la idea por la imposibilidad de encontrar un edificio lo suficientemente grande para albergar 50 habitaciones. Eso al menos fue lo que aseguró Enrique Sarasola.

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