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80 años del paso de Franco Estancia en el Hotel Madrid

La habitación número 3

El compositor Juan Manuel Marrero se aloja, 80 años después, en la alcoba del Hotel Madrid en la que se quedó Franco en julio de 1936

Aparentemente, la habitación número 3 del Hotel Madrid es como otra cualquiera. Acorde al espíritu histórico que invade cada esquina del establecimiento que se erige en la plaza de Cairasco, tras la puerta de la alcoba aparece un mobiliario que se percibe de otra época. Una cama, acompañada por dos mesitas de noche, una mesa auxiliar, la cómoda con su espejo y una televisión que rompe con el carácter antiguo que, sin embargo, sí mantiene el resto de la decoración. A pesar de los años que se acumulan entre esas cuatro paredes, todo está en perfectas condiciones. Por ello y por su amplitud es por lo que el compositor Juan Manuel Marrero la eligió para pasar sus vacaciones desde el pasado día 11. Todo muy normal a excepción de un detalle. El llavero que abre la puerta lleva el rostro de Francisco Franco y el antiguo escudo de España con el águila. "Sí, esta es la habitación donde durmió hace 80 años Franco", confirma Paco Yanes, propietario del alojamiento.

Para entender la trascendencia que este dormitorio tiene para bien y para mal hay que remontarse a aquel 17 de julio de 1936 cuando con la excusa de investigar la muerte y asistir al funeral del general Amado Balmes, el caudillo llegó desde Tenerife a Gran Canaria. Fue ese mismo día cuando se hospedó en el Hotel Madrid, concretamente en el cuarto número 3, donde pasó su última noche antes de partir a Marruecos para liderar el levantamiento militar, preludio de la Guerra Civil. Y es que esa misma madrugada fue avisado de que la sublevación de las guarniciones de Ceuta, Melilla y Tetuán se habían producido con éxito. "Cuentan que se fue muy temprano a la comandancia para enviar unos telegramas antes de decidir por qué camino tirar para llegar hasta Gando. Se sospechaba que le estaban esperando en la carretera de San Cristóbal para hacerle una emboscada, así que cogió un barco en el antiguo Muelle de Las Palmas que le llevó hasta la base donde le estaba esperando el Dragon Rapide", recuerda Yanes.

De todo ello es muy consciente Marrero, a quien tampoco se le pasó por alto el 80 aniversario de este hecho ya que su esposa cumple años justo un día después, el 18 de julio. Estas vacaciones, que todavía se prolongarán hasta principios de agosto, no son las primeras que el artista pasa en el alojamiento hotelero que se encuentra junto al Gabinete Literario. Tampoco se está estrenando esta vez en la famosa habitación de Franco. "Hace años que me quedo en ella", asegura, "casi siempre, fruto del azar". Fue la casualidad y la disponibilidad de esta alcoba la que le llevó a dormir por primera vez en ella sin saber quién lo había hecho también. "Cuando me enteré, me impactó", reconoce. Más tarde, fueron la comodidad y la amplitud las que le han llevado a elegirla entre todas las demás.

Y es que el también doctor en estética, ciencia y tecnología de las Artes por la Universidad de París, donde reside normalmente, no le da importancia al hecho de que Franco pasó una noche en el mismo dormitorio en el que 80 años después él ha descansado junto a su esposa. "No suelo condenar a la gente ni a los lugares por historias pasadas. Es más, creo que es importante que la habiten personas que como yo tenemos un pensamiento político totalmente opuesto al suyo, porque así hay una variedad de ambiente y sentimiento político, de lo dictatorial a lo democrático".

De hecho, en lo que a él respecta, siempre que está libre le pide a Yanes hospedarse en ella por su amplitud. "Me permite concentrarme y crear porque encuentro mucha tranquilidad", explica. Tanto es así que las primeras notas de la última ópera que compuso con libreto de Alexis Ravelo, Clara y las sombras, surgieron entre las cuatro paredes de la habitación número 3 del Hotel Madrid.

Desde la puerta, resulta sorprendente pensar que por aquel habitáculo han desfilado pensamientos bélicos y artísticos. Pero esta es tan solo una de las anécdotas de este dormitorio que aún conserva la cama, el espejo y la cómoda de aquel 17 de julio de 1936. Según cuenta el propietario hotelero, actualmente son muchos los que acuden para visitar y "sacarse un selfie" en la alcoba. Uno de ellos fue Paqual Maragall. "A José Bono le vi sentado fuera y me acerqué a saludarle y, de paso, le dije que si no sabía que en el hotel estaba la habitación donde se quedó Franco y no dudó en subir a verla", rememora. Cuenta Yanes que hay más personajes conocidos que han pasado por allí y han sacado fotos, pero "prefieren no reconocerlo".

Y es que el cuarto no está exento de controversia. Ya que hay muchos que, al igual que Marrero, no dan importancia a la carga histórica y se animan, sobre todo durante la semana del Orgullo Gay, a alojarse en ella. Sin embargo otros, nada más ver el llavero rehúsan de permanecer en la misma estancia que el caudillo. Lo mismo ocurre con la fotografía de Franco que cuelga junto a a las de muchísimas otras personalidades en la cafetería. "Hay quien al verla, se levanta y se va". O se la llevan, como aquella vez que "le dejaron una nota pidiendo un rescate", cuenta divertido. No hace mucho, Yanes cambió a petición de un grupo de ideología comunista otra imagen del caudillo por una de Jiménez Losantos "y automáticamente pidieron que pusiera de nuevo la de Franco", se ríe Yanes. No obstante, en el Hotel Madrid, donde hasta el almanaque ha quedado congelado en un eterno 17 de julio, existe también un punto exacto en el que el generalísimo nunca estuvo. Se trata de la nalga al descubierto de una mujer que aparece en una instantánea junto al periodista Salvador Sagaseta y en la que se puede leer escrito: "En donde no estuvo Franco".

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