Hace un año que Paula Miranda se proclamó reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Esta joven de 21 años, natural de Maspalomas y estudiante de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte asegura estar viviendo una etapa en la que se le han abierto puertas profesionales. Carnavalera de nacimiento y parte de una familia amante de este jolgorio, garantiza que su vida ha sufrido algún cambio, pero que los suyos siguen siendo los de siempre. Así, mantiene sus ganas de derrochar vida y alegría, tal y como hizo con su puesta en escena en el certamen la edición pasada. El peso de una corona se nota y tiene claro que es algo que ha marcado su historia.

Hace un año que la proclamaron reina del Carnaval, ¿ha cambiado mucho su vida?

Tampoco ha cambiado tanto, sigue siendo la misma, pero es cierto que tengo que estar más atenta al teléfono y pendiente a los medios de comunicación. También he notado que la gente me conoce más, porque ahora cuando salgo de fiesta siempre hay alguien que me reconoce y se dirige a mí como la reina del Carnaval. Otro aspecto importante es que salen algunos trabajillos, porque la gente te ve y se van abriendo puertas.

¿Qué oportunidades se le han presentado?

Me han llamado para desfilar, para sesiones de fotos y viajamos a Madrid para hacer un reportaje. Es poco a poco, porque tampoco se te abren los cielos y tienes todo el trabajo del mundo, te lo tienes que currar, pero como te conocen tienes más posibilidades.

¿Cómo recuerda ese instante en el que la nombraron reina?

No me lo esperaba, porque nos presentamos con la idea de transmitir algo y no para ganar. Además, como no fui reina por los votos del jurado, lo daba todo por perdido y cuando dijeron mi nombre no me lo podía creer. En los vídeos se me ve quieta y sin saber a dónde ir, en ese momento sólo quería ver a mi equipo. Me vi con la prensa delante y desde ese momento no me acuerdo de nada, hasta que entré dentro, detrás del escenario, y llegó mi madre. Ese fue un instante de mucha emoción y alegría, de tantos sentimientos juntos que no los puedo describir.

Fue elegida por el público.

Sí. No sé en qué número estaba cuando me votó el jurado, pero sé que no iba ganadora y fue una gran sorpresa escuchar mi nombre.

¿Hubiera preferido ser ganadora por la votación del jurado?

Prefiero que haya sido por el público, porque el Carnaval es del pueblo y que la gente te vote porque les has llegado y les has transmitido algo, me hace sentir muy orgullosa. Además, no se puede pensar que es tongo o algo relacionado, sino que fueron ellos, los que nos estaban viendo, los que quisieron que yo fuera la reina.

¿Por qué fue favorita?

Creo que fue el conjunto de todo. El traje, la canción y transmitir las ganas de vivir, que da igual en qué momento se esté de la vida, que hay que seguir y que siempre hay gente a tu lado. Fue un proyecto que teníamos en mente el diseñador y yo, y en todo momento subí al escenario con la intención de dejarme alma y que la gente sintiera que estábamos con ellos.

¿Esa manera de pensar forma parte de su filosofía de vida?

Sí. He aprendido que esta es mi vida, que voy a seguir luchando y que seguiré hacia adelante. Me gusta transmitir a la gente que hay que luchar por los sueños y que, aunque hay momentos en los que estamos abajo, hay que continuar.

¿Después de ser reina tiene a más personas a su lado?

Sigo teniendo a las mismas, porque mi familia y mis amigos me apoyan en todo. Sí es cierto que en las redes sociales aparece más gente que dice que me conocen y demás, pero realmente los de antes son los que están siempre.

¿Qué supuso para su familia la consecución de este sueño?

Como había participado en 2013, esto era como un proyecto más, porque realmente ya había cumplido mi sueño de presentarme. Nuestra intención el año pasado era llevarlo para transmitir algo y cuando gané fue una emoción muy grande, sobre todo porque se lo dedicábamos a varias personas y una de ellas era mi padre.

Hoy tiene que entregar la corona, ¿siente nostalgia y pena o alegría por dejar su puesto a otra?

Siento las dos cosas. Por un lado, un poco de nostalgia, porque significa que ya se acabó esta etapa tan bonita, pero este es el ciclo del Carnaval y todas sabemos a lo que venimos. Por otro, me hace ilusión entregarla, porque he conocido a las chicas y todas son fantásticas.

¿Piensa que en el momento de la entrega estará igual de emocionada que cuando la recibió?

Estaré igual de nerviosa, porque es un momento de tensión. Aún así, para mí será mucho más relajado, puesto que la daré y ya queda todo en manos de la ganadora.

¿Qué considera que debe tener una buena candidata para hacerse con su puesto?

Lo mejor que puede tener es soltura encima del escenario, ser expresiva, extrovertida y saber transmitir a la gente lo que el diseñador ha querido plasmar en el traje.

¿Tiene alguna favorita?

No, hasta que no vea los trajes no me puedo decidir.

Le da pena acabar esta etapa, pero es una experiencia para contar a lo largo de su historia.

Sí, siempre tendré el recuerdo, las fotos y los sentimientos que he experimentado. Además, creo que siempre seré reina del Carnaval, porque la que es reina nunca deja de serlo para sí misma.

Es una amante de esta fiesta.

Sí, me encanta el Carnaval. Me gusta mucho disfrazarme y estar en todos los mogollones, en todas las cabalgatas y en todo lo posible.

¿Se hace sus propios disfraces?

Siempre me gusta hacerles algo, porque me encantan las manualidades y trabajarlos, pero también hay que comprar cosas hechas, porque no sé coser.

¿El carnavalero nace?

Tienes que nacer fiestero, pero tengo amigos a los que no les gusta y, una vez los empiezas a meter, al final se animan. Creo que nace y también se hace.

¿Algún consejo para las posibles futuras reinas?

Que disfruten de cada uno de los momentos que van a vivir encima del escenario.