¿Qué ha llevado al Consistorio de Las Palmas de Gran Canaria a inspirarse en el modelo de red ciclista de Sevilla?
Aportó una característica fundamental. Hacerlo rápido y completo. En año y medio se hicieron 80 kilómetros. Se hizo una red completa, así el ciudadano ve que puede ir de un punto a otro sin problema. Además, con una misma pinta, el camino verde está por toda la ciudad.
¿Qué supuso en la sociedad de la capital andaluza este cambio?
Lo de Sevilla fue una explosión. No sé explicarlo. En el plazo de un año había gente con corbata y chaqueta, curas y monjas en bicicleta. El estereotipo del ciclista joven y activo esta fuera de lugar.
Pero esta red se hizo en 2007, en tiempos de las vacas gordas, cuando había presupuestos más abultados.
Claro, había dinero, por eso el método que estamos pensando para Las Palmas es sensiblemente más barato, porque no necesita tantísima obra, pero pienso que es igual de efectivo. Además, veo voluntad por parte de las autoridades de que esto es una cosa buena.
¿Cómo vio a la capital grancanaria en temas de movilidad cuando llegó?
He visto que es una ciudad que apuesta mucho por el vehículo privado. Al igual que el resto de España, su planificación ha estado enfocada para adaptarse al automóvil, pero ahora están dando un volantazo en esas políticas.
¿Los ciudadanos notan los cambios con este nuevo modelo de movilidad y de transporte?
Ha sido brutal, el cambio ha sido a mejor. Por varias cuestiones, no solo porque ahora es fácil ir a cualquier lugar en bici, si no porque todos los debates relacionados con la movilidad son más fáciles. Se ha demostrado que cuando tú tomas medidas, la gente responde. Desde que hay vías ciclistas se han peatonalizado muchas más zonas, por ejemplo. Ahora en Sevilla hay unos 20.000 coches menos diarios circulando por las calles de la ciudad, es algo que se nota claramente.
¿Cómo incentivan a los ciudadanos para que cambien un tipo de transporte por otro?
Hay varias medidas. El principal objetivo es que la bicicleta esté presente en la vía pública. Es decir, de pronto hay un espacio exclusivo para bicicletas, permite que sea el chispazo original, es el origen de todo. Eso manda un mensaje muy potente, porque físicamente ven que pueden ir de un sitio a otro en bicicleta. Lleva a mucha gente a utilizarlo porque es un medio cercano y seguro. Después sobre eso se construyen muchas más historias, campañas de educación, se legisla a favor, mejora de la red de aparcamiento de bicicletas.
Sevilla es una ciudad muy grande, pero en llano, frente al relieve abrupto de la capital gracanaria, ¿no cree que este pueda ser un condicionante a la hora de desarrollar un modelo de movilidad basado en la bicicleta?
Bueno, hay varias estrategias . Pero antes me gustaría aclararte una cosa, cada sitio tiene sus particularidades, en Sevilla hace mucho más calor que aquí. Al principio, yo pensaba que habría un auge ciclista, pero que en verano ni dios cogería la bici, sin embargo, en agosto, con cuarenta y tantos grados, ves gente en bicicleta. Es cierto que hay unos condicionantes orográficos o climáticos, pero se puede encontrar métodos.
Entonces, ¿Qué tipo de alternativas existen para solventar este problema?
Para solucionar este tipo de cosas hay técnicas. Igual que en Sevilla se debe tener cuidado porque haya sombra sobre los carriles, aquí habría que adoptar enlaces con el transporte público. Crear una lanzadera a la Universidad, por ejemplo, que está en Tafira. Se pueden crear centros intermodales donde puedas aparcar tu bici y luego cambiar de transporte. Además, existen las bicicletas con pedaleo asistido.
¿Es la capital grancanaria la primera ciudad interesada en el modelo ciclista de Sevilla?
No, incluso desde Estados Unidos se han interesado en nuestro modelo. En España, Valencia y Zaragoza son dos ciudades que se han inspirado en nosotros.
