"Le da a uno pena verlas caer. Se queda uno maguado porque ha estado toda la vida viviendo allí", reconoce Jorge Montesdeoca, a quien la contemplación de la demolición de las casas le desencadena un torbellino de recuerdos de toda una vida que está a punto de cumplir los 86 años. Fue uno de los que estrenó las casas, con sus padres, y ahora las ve caer con tristeza. " Yo soy nacido y criado en Tamaraceite. Antes de venir aquí vivía en La Montañeta, en una cueva que era mejor que estas casas, aunque estas son muy fuertes. No hay quien las tire", explica mientras contempla como la piqueta se emplea a fondo para tirar abajo el primer bloque.

"Es curioso ver", constata Ismael Sánchez, "cómo los vecinos que vivían aquí y que salieron contentos hoy están llorando porque están demoliendo sus casas".

En uno de los rellanos de las escaleras de un bloque de enfrente, Elizabeth y Elisa Sánchez contemplan el derribo muertas de risa. Alegres y esperanzadas con la ilusión de que llegue el día en que les toque a ellas salir de sus casas y estrenar las nuevas. Elizabeth se pasa el día peleando con las humedades de su casa y muy preocupada porque uno de sus hijos padece de asma y la otra tiene dermatitis atópica. "Yo no sé si será por la humedad, pero muy buena no tiene que ser", se queja. Elisa tiene 46 años y nació en una de esas casas. También le gustaría mudarse, pero al mismo tiempo lo teme, porque no sabe como serán los nuevos vecinos que le tocarán en suerte. Mientras comenzaba el derribo de los bloques, en la otra punta las últimas seis familias de las viviendas afectadas por la demolición terminaban de sacar sus enseres para irse a otros domicilios durante los aproximadamente dos años que durará la construcción de las nuevas casas.

Antonio Rodríguez y Ismael Sánchez, miembros de Platamaraceite piden al Ayuntamiento que arregle las zonas comunes de los pisos que quedan en pie, cuyo estado es pésimo.

"Estamos esperando desde los años 90 por la reposición y esperamos que por fin se cumpla esta ilusión. Ahora parece que se están tomando las cosas un poco más en serio", señala Rodríguez, mientras Sánchez resalta: "A día de hoy, la reposición ya es una realidad. Ahora sí empieza la reposición. Hasta ahora hemos visto salir a los vecinos para otras casas y ahora vemos por fin como los viejos bloques empiezan a desaparecer ". Antonio Rodríguez se queja del "gran abandono que ha sufrido el barrio. Nos han engañado tantas veces, que ya no nos creemos nada. No le importamos a nadie, porque no generamos dinero, sólo problemas".