Hace mucho tiempo que María Jesús Cardero Fonte, conocida cariñosamente como Susa, custodia las llaves del Centro Cívico La Ballena. Un lugar del que conoce cada recoveco y por cuya supervivencia ha luchado desde que hace casi dos décadas se instaló en la zona. "Esto estaba antes fatal, tenía los techos colgando y míralo ahora, está precioso", cuenta sin ocultar la satisfacción que le produce el "cambio brutal" que han sufrido las instalaciones que ayer fueron reabiertas oficial y totalmente remodeladas en un emotivo acto en el que ella, precisamente, fue la protagonista. Y es que sus vecinos, aquellos con los que ha trabajado codo con codo por el barrio, han querido ponerle su nombre al corazón del edificio, el salón de actos, como homenaje a su labor.
"Susa siempre ha estado la primera para todo", asegura María del Pino Reyes Perdomo ataviada con el traje típico canario que lleva puesto para la ocasión. Ella, al igual que la homenajeada, también siente el lugar que pisa como suyo. "Al principio aquí hubo muchos problemas e incluso lo querían cerrar", recuerda, "yo, en más de una ocasión, vine con otras mujeres de la zona para limpiar esto y de nuestro bolsillo comprábamos cepillos Zotal y trampas para ratones para mantener esto en condiciones". De ahí que tampoco pueda ocultar su alegría al ver el estado en el que se encuentra el centro al que lleva más de 20 años yendo para participar en distintas actividades. "Ahora lo importante es que se mantenga así y yo, a eso de mantenerlo, me apunto", señala divertida a los 78 años que afirma tener, aunque ni de lejos los aparenta, antes de pedirle a su hija que le saque una foto con su amiga.
El día merecía ser capturado de cualquier manera para el recuerdo, sobre todo, porque la sonrisa de Susa durante toda la tarde fue imborrable. Y así, sonriente, fue como después de enterarse de la sorpresa que le tenían preparada, ayudó al alcalde Augusto Hidalgo a retirar la pequeña cortina que ocultaba la placa en la que ahora se puede leer claramente a la entrada del salón de actos el nombre de quien es considerada una histórica del movimiento vecinal. Un espacio con capacidad para 300 espectadores al que se ha destinado la mayor parte de los 267.000 que se han invertido en el complejo. El motivo es que hacía más de una década que permanecía clausurado después de que el techo se derrumbase sobre el patio de butacas dejándolo inservible.
Nada que ver con el aspecto que tiene ahora, después de pasar por chapa y pintura, tal y como se pudo comprobar en la ceremonia, en la que también estuvieron el concejal del distrito, Mario Regidor, el de participación Ciudadana, Sergio Millares, y el de Unidos xGC, David Suárez. Un acto emotivo y especial que estuvo marcado por los pasos flamencos del grupo de Virginia Rodríguez, el ritmo bajo la dirección de Misael Jordán de la Agrupación Folclórica Flor Canaria del Atlántico y la danza del grupo de capoeira que semanalmente ensayan en las instalaciones.
Estos son tan solo algunos de los múltiples talleres y clases que se imparten en el Centro Cívico La Ballena donde también ensayan murgas y comparsas de la zona ya que cuenta con cinco sala polivalentes repartidas por el edificio. El inmueble, situado frente a Infecar, además ha ganado en accesibilidad con la eliminación de barreras arquitectónicas mediante la construcción de varias rampas, la adaptación de los baños para personas con diversidad funcional, o el enfoscado y pintado de todo el inmueble. Asimismo, en lo que al patio anexo se refiere, actualmente se dan talleres de malabares que los monitores de Circo para la Inclusión ofrecen a medio centenar de niños de la zona dentro del Proyecto Embárriate.
