En los albores de 1947, más exactamente el día 20 de febrero, aterrizaba en el aeropuerto de Gando uno de los mejores bimotores de todos los tiempos, el Douglas DC-3, también conocido por su designación militar, C-47 Dakota. Aunque pertenecía a la compañía aérea londinense Skyways Ltd., considerada una de las más importantes chárter de Europa, estaba fletado por la Canary Islands Airways Ltd., compañía subsidiaria de la Elder Dempster, naviera afincada en Canarias muchos años atrás.

Esta empresa, aunque dedicada eminentemente al tráfico marítimo, había participado, en 1935, como Elder's Colonial Airways, en el transporte aéreo entre Nigeria y Sierra Leona, en colaboración con la Imperial Airways hasta su cese de actividades en 1940, debido a la II G.M. Una vez acabada ésta, la Compañía alimentaba las esperanzas de acometer de nuevo la idea de la ruta Reino Unido-Lagos, demostradas con la realización de un vuelo de pruebas en 1945, pero el gobierno británico nacionalizó esta importante ruta aérea, por lo que en este punto finalizó el interés de la Elder, que compró su participación en la Elder's Colonial Airways a la British Overseas Airways Corporation.

Y volviendo al tema que nos ocupa, en anuncio publicado en el diario LA PROVINCIA tres días antes de la llegada del Dakota, la Elder proclamaba pomposamente: "La primera línea aérea turística de Europa", agregando también que "cooperaba al resurgimiento turístico de Canarias".

No era la primera vez que un avión británico visitaba la Isla para establecer una escala comercial. En el mes de enero de 1939, llegó a Gando un Lockheed Super Electra de la compañía British Airways, con objeto de utilizar nuestro aeropuerto como escala técnica de la ruta Londres-Buenos Aires que dicha empresa proyectaba realizar. Pero se encontraron, una semana después, con la prohibición del sobrevuelo de territorio nacional mientras que el gobierno británico no reconociera oficialmente al nuevo estado español. Sin embargo, el asunto debía ser tan importante para los ingleses que, un mes más tarde, el 27 de febrero, el Reino Unido se apresuró a reconocer el gobierno de Franco, antes incluso de finalizar oficialmente la guerra.

En el avión de la Skyways, con 17 personas a bordo y operado por su tripulación al mando del piloto, G.F. Aspinwall, viajaban el representante de la aerolínea, sr. H.G. Matheson; sres. Hayward y Rogers, altos jefes de la casa Elder Dempster de Londres; los señores Luis y Víctor Pavillard, hijos del jefe de la Casa Elder en Las Palmas y el señor Ryman, representante de prensa británica. Además de por el citado jefe de Elder, los visitantes fueron recibidos por el señor Reyes Parra, enviado del Cabildo Insular; don Luis Piernavieja, del Sindicato de Iniciativas y Turismo, y el señor Herrero, delegado de la compañía Iberia, entre otros.

Después de recibir múltiples agasajos y realizar diversos desplazamientos por los lugares más pintorescos de la Isla, la expedición inglesa siguió viaje a Tenerife el día 23, para presentar también allí su oferta.

Al día siguiente regresó el Douglas de la vecina isla, continuando en Las Palmas las visitas y conversaciones con autoridades locales y representantes de hostelería y turismo, con objeto de concretar las distintas colaboraciones necesarias para establecer con regularidad la línea aérea proyectada. La idea que traían los viajeros era fomentar el turismo, para que las personas que regularmente disponían de quince o veinte días libres, pudieran pasarlo en Canarias con tranquilidad, cosa que no podrían hacerlo de efectuar el viaje por vía marítima. Los representantes de la compañía indicaron que los aviones pensados para operar la línea serían de más capacidad y velocidad, pudiendo transportar hasta 40 pasajeros y efectuar el vuelo directo Inglaterra-Canarias en unas diez horas. La compañía creada para esta ocasión, patrocinada conjuntamente por la Elder Dempster y la Killick Martin Co., se llamaría: "Atlantis Airways Ltd.".

El jueves día 27 despegó el avión británico hacia Londres, vía Casablanca y Madrid, donde se entrevistarían con el Director General de Turismo, señor Bolín, al objeto de dar cuenta de las gestiones realizadas en esta Islas en favor de la instauración de la mencionada ruta aérea.

El presidente del Cabildo Insular, señor Matías Vega Guerra, envió ramos de flores para ofrecer a la alcaldesa de Londres y a la señora del presidente de la British Overseas Airways Corporation. Igualmente entregó una caja de puros canarios para obsequiarla a Sir Winston Churchill, gran fumador y admirador de los mismos, con el deseo de que el dirigente británico visitara las Islas. Años más tarde, en 1959, en el yate Christina de Aristóteles Onassis, Churchill llegó a Canarias en viaje de placer.

No faltaron tampoco, en compensación, los agradecimientos protagonizados por los expedicionarios ingleses por todas las atenciones recibidas durante su estancia en las Islas. En pleno vuelo de regreso al Reino Unido, el capitán de la aeronave, Mr. Aspinwall, envió un mensaje al director del Aeropuerto de Gando, mostrando su gratitud por el tratamiento ofrecido por las autoridades y ensalzando la hospitalidad y belleza de Canarias. Posteriormente también recibió cartas de gratitud el presidente del Cabildo, procedentes de la alcaldesa de Londres, gran aficionada a las flores; de Lady Knollys, esposa del director de la Skyways Ltd., que se lamentaba de no haber visto crecer aquellas flores maravillosas en Gran Canaria; su marido quedó subyugado por la "tempestad petrificada" de las cumbres de Tejeda; y de los señores Rogers, que se lamentaban amargamente de regresar a su país de hielo y nieve, creyendo que todo había sido un sueño.

La prensa de otras islas como La Palma y Lanzarote, se hizo eco de la noticia, lamentando la primera de ellas la imposibilidad de aterrizar, por carecer de aeropuerto, aunque ofrecía la alternativa de utilizar hidroaviones. Lanzarote, aun disponiendo de aeropuerto, abierto al tráfico nacional por aquella época, no tenía la infraestructura necesaria para acoger estos aviones.

El siguiente vuelo de prueba lo efectuó, por la noche, un cuatrimotor tipo Avro Lancastrian de la llamada Atlantis Airways Ltd. Este avión era la versión civil del famoso bombardero de la II G.M. Lancaster, con capacidad sólo para nueve pasajeros. A las 8 de la mañana del 14 de marzo sobrevolaba la ciudad de Las Palmas, antes de dirigirse al aterrizaje en Gando. Había salido del aeropuerto londinense de Croydon, efectuado escala en Ámsterdam y desde allí, directo a Gran Canaria, invirtiendo nueve horas de vuelo. Casi sin solución de continuidad, en la noche del día siguiente, el avión partió de nuevo hacia Londres.

Finalmente, el 10 de abril, se firmó oficialmente en Londres la creación de la compañía Atlantis Airways Limited. El primer vuelo se programó para el siguiente 15 de junio, después de llegar a un acuerdo con la BOAC, compañía que tenía la exclusiva de servicios aéreos con España y que facilitaba también los aviones precisos para efectuar los vuelos. Pero llegó el 15 de junio y no había noticias de la Atlantis Airways. Por alguna desconocida razón el proyecto no siguió adelante.

Bien podría haber sido la causa, entre otras, el uso de los Lancastrian, aviones de cabina estrecha e incómoda para un largo trayecto de nueve horas de vuelo y escasa capacidad de pasaje (nueve), lo que le definía como operacionalmente antieconómico. Estos aparatos, adaptados al uso comercial, eran realmente vetustos bombarderos excedentes de la recién terminada II Guerra Mundial, durante la cual no se construía otra cosa que no fuera aviones de guerra. Como tales, sus características eran, además del largo alcance y gran velocidad, la robustez, el blindaje, el mobiliario espartano, el aprovechamiento exhaustivo del espacio interior y, sobre todo, el ensordecedor rugido de sus cuatro potentes motores que se colaba, irremediablemente, en el interior del puro (fuselaje) al no estar éste insonorizado. De esta situación tengo experiencia personal después de volar seis horas en el puro de un Pedro, versión española del famoso bombardero alemán Heinkel-111 que, casualmente, montaba los mismos motores Rolls Royce Merlin que el Lancastrian. Estuve prácticamente sordo todo el día siguiente del vuelo.

Tuvieron que pasar dos años, en mayo de 1949, para que otra aerolínea británica, la Aquila Airways, también representada por la casa Elder, inaugurara su línea regular semanal con hidroaviones; pero esa, estimados lectores/as? es otra historia.