No es la primera vez que el Guiniguada se convierte en el protagonista de la actualidad de Las Palmas de Gran Canaria. Desde que los túneles de San José y la circunvalación acapararan la mayor parte del tráfico antes reservado para la carretera del centro, son numerosas las propuestas que se han planteado para cerrar esta "herida" que supuso la división de los barrios de Vegueta y Triana en la década de los 70. Sin ir más lejos, hace unas semanas el arquitecto José Antonio Sosa planteó la recuperación de este espacio para la ciudadanía mediante una iniciativa que se suma a la que en su día promovió Joan Busquets o a la que baraja el Ayuntamiento capitalino, que estudia semipeatonalizar la zona. No obstante, mucho antes de que todos estos proyectos cobrasen notoriedad, el propio Consistorio convocó un concurso de ideas en los años 80 para buscar alternativas a este tramo de autovía.

Según recordó Javier Mena, quien participó junto a su socio Ramón Chesa, de Chesa y Mena Arquitectos, el certamen tuvo lugar en 1983. La prueba contó con profesionales de renombre en el jurado entre los que se encontraban Oriol Bohigas y Manuel de Solá Morales, tal y como recoge en su blog LP_AEC. Laboratorio de proyectos arquitectura y espacio contemporáneo otro de los concursantes, Juan Ramírez Guedes. No obstante, en aquella ocasión el primer premio quedó desierto y el segundo lo compartieron las iniciativas Ola de cristal y Mandrágora. La primera, fue propuesta por Chesa y Mena, por entonces profesores de la Escuela de Arquitectura al igual que Félix Juan Bordes, autor de la otra idea. Asimismo, el planteamiento presentado por el grupo de Ramírez Guedes bajo el nombre de Paralextric recibió un accésit.

Las tres alternativas eran muy distintas pero, sin embargo, tenían algo en común: ninguna de ellas proponía volver a hundir el cauce del barranco para unir de nuevo el casco histórico con el centro de la ciudad. "Una hipotética solución que, lejos de impulsar la conexión Vegueta-Triana, consagraría su separación en los términos originales", asegura Ramírez en su espacio digital. Mena también lo secunda. De hecho, el proyecto que su compañero y él plantearon pasaba por emplear "un elemento urbano que funciona de manera clara a la hora de crear un espacio de unión" como es una rambla.

"La opción que propusimos fue la de crear una rambla arbolada que uniera la ciudad, tranquilizara el tráfico en sus lindes e introdujera un corredor verde con la alameda central, en un municipio tan escaso de árboles y zonas verdes como el nuestro", explicó Javier Mena. Este proyecto también proponía la desaparición del denominado scalextric, así como la introducción de una serie de recorridos peatonales "uniendo zonas ajardinadas existentes el los bordes de ambos lados". Si bien este último punto cuenta con mayor dificultad ya que, según reconoce su precursor, conllevaría un mayor gasto al tener que realizar expropiaciones.

En cualquier caso, el arquitecto que fue durante una década profesor de Proyectos de la Escuela de Arquitectura está seguro de que la suya es "la mejor de todas las opciones" que se han planteado para recuperar el Guinigua- da. "En general, en la arquitectura, la solución más sencilla es siempre la mejor. Y la nuestra lo es, aunque no por ser sencilla es simple", recalcó quien en su día ganó con esta iniciativa el segundo premio ex aequo.

Un galardón que compartió con el equipo que lideraba Félix Juan Bordes junto a un grupo de alumnos de todos los niveles que, "a modo de seminario", diseñaron una idea basada en el proyecto de Secundino Zuazo. "Nos dimos cuenta de que él trazaba un túnel que precisamente ya se ha hecho y que desembocaba en San José y unía con la calle Eufemiano Jurado", rememora el catedrático de proyectos de la Escuela de Arquitectura en la que impartió clases durante 35 años. Su propuesta proyectaba la creación de una biblioteca en la subida hacia Tafira con la intención de "continuar con el tejido urbano a través de varias edificaciones" a las que se sumarían pequeños quioscos repartidos por el bulevar a la altura de las dos calles que eran lo que llaman el Toril y Hurtado de Mendoza.

"La continuidad Vegueta- Triana quedaba como zona del accidente geográfico que era el antiguo riachuelo del Guiniguada", apostilló el arquitecto de una de las alternativas galardonadas. La última de ellas fue del grupo formado por Ramírez Guedes, Ángel Casas Suárez, Joaquín Casariego Ramírez, Vicente Mirallave Izquierdo, Flora Pescador Monagas e Isidro Rodriguez Molina. En ella también se abogaba por "la recuperación en superficie de la franja de autovía, convirtiéndola en un eje urbano, con reducción del viario rodado y un significativo aumento de la superficie peatonal y del arbolado en cota de rasante", según acta del concurso al que se menciona en el blog.