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Fiestas Fundacionales Hijo Adoptivo

"En la cocina seguía siempre las recetas de su madre"

El cocinero José Luján, conocido por los míticos restaurantes Tenderete, es reconocido como Hijo Adoptivo a título póstumo

El cocinero José Luján con un premio nacional de gastronomía junto a la actriz argentina Analía Gadé.

Quien lo conoció, asegura que siempre dijo que la cocina canaria iba más allá de las papas arrugadas y el mojo. De sus fogones salían desde potajes de berros hasta samas a la espalda. José Luján abrió hace 50 años un restaurante de comida típica del Archipiélago, el Tenderete, un establecimiento que pasó a ser todo un mito en la gastronomía de Las Palmas de Gran Canaria. Todos los que pasaron por la Isla en los setenta y ochenta tenían que pasar por allí, degustar sus deliciosos platos y ser partícipes del trato personal y cercano. Falleció en octubre de 2013, pero su recuerdo sigue muy vivo entre aquellos que no faltaban a su mesa. La próxima noche del 23 de junio el Ayuntamiento de la capital lo nombrará Hijo Adoptivo, a título póstumo, por una trayectoria con muy buen sabor de boca.

Pepe, como todos los conocían, llegó a la capital de adolescente. Provenía de una familia humilde de la zona de Juncalillo, en los altos de Gáldar. Llegó a la ciudad para ayudar a su madre, Teodora Ojeda, de quien aprendió todos los entresijos de la cocina. "Mi abuela tenía un local en Arenales, el Bar Brasil, por un lado era tienda de comestibles y por otro un bar, allí mi padre ayudaba junto a mis tíos", recalca Orlando Luján, hijo del cocinero.

"Siempre fue un aventurero", resalta Luján hijo. Entre fogones y calderos, se atrevió hasta con la ropa vieja con pulpo. Aunque su plato estrella, según recuerda más de uno, fue el buen sancocho. "Siguió siempre la receta de su madre, con eso no se jugaba", afirma. "Le gustaba innovar, pero con productos de aquí", es más, según Orlando, era un fiel "enemigo" de los microondas. No es de extrañar por todo esto que alcanzara la fama en poco tiempo y se hiciera conocido entre políticos, futbolistas, folclóricas y lugareños. No obstante, Pepe llegó a servir desde a los reyes de España hasta a Lola Flores.

Ante tal éxito decidió apostar por el Sur. Abrió a finales de los setenta Tenderete II junto a los Apartamentos Las Olas. Su objetivo era que los extranjeros que visitaban el Archipiélago se interesaran por la cocina canaria, una hazaña que muchos le pusieron en entredicho. Pero, lo consiguió. "Todos salían maravillados", repite su hijo. "Los escandinavos pedían mantequilla para untar en el pan, pero el se negaba a comprar, así que les dijo que el escaldón de gofio era mantequilla canaria, no veas cómo triunfó, todos querían llevarse un bote en el avión", apunta.

Pero cocinar tanto tiempo en Playa del Inglés, el ir y venir a la capital, a comprar temprano todas las mañanas al mercado, termina cansando, asegura Orlando. Pepe decide entonces refundar Tenderete en León y Castillo, nuevamente con gran éxito. El hijo aún recuerda aquellas galas anuales para entregar el premio Tenderete de Oro, a canarios reseñables. Alfredo Kraus, José Vélez y Mary Sánchez fueron algunos de los que se llevaron tal preciado galardón a casa.

El parkinson terminó por robarle toda esa vitalidad y empeño, poco a poco, afirman sus familiares. "Se llevó el brillo en la mirada", señala Juan García Luján, periodista y sobrino de Pepe. Cuando la enfermedad empezó a aflorar cambia el ajetreo de Tenderete por un local más intimista, apenas 20 comensales, en la calle Joaquín Costa. "Le dijimos que lo llamara simplemente Casa Pepe, terminó por cerrar en 2002, cuando ya no pudo más, aunque él siempre dijo que no se quería jubilar", expresa Luján hijo. Lo cierto es que Orlando reconoce que él y sus hermanos, Óscar, Mely y Moneiba, "se arrepienten" de no haber continuado con la tradición familiar de la hostelería y haber abandonado el restaurante.

Los más de 40 años de Pepe al frente de los fogones dan para muchas historias y anécdotas. Luján hijo señala que su padre siempre presumía de que la reina Sofía salió encantada con el potaje de berros, "tanto que dicen que se lo pidió para llevar". Lo cierto es que Pepe luchó para revalorizar la gastronomía canaria, así lo recuerda su familia. "Se cabreaba con Jerónimo Saavedra, porque muchas veces cuando traía a políticos de la Península los llevaba a comer codillo y cosas así, le decía 'llévalos a comer canario, al restaurante que sea'", apunta Orlando.

Nanino Díaz Cutillas, histórico presentador del programa de televisión Tenderete, gran amigo de Pepe, lo cubrió en elogios en más de una ocasión. "Un día le dijo 'has sido para la cocina canaria, lo que yo he sido para el folclore'", apunta el hijo. "Mi padre se lanzó a la aventura desde el principio, nadie se imaginó que los turistas o los reyes fueran a comer ese tipo de comida", resalta.

El periodista García Luján destaca de su tío que siempre tenía un trato muy cercano con cualquier cliente, independientemente de su poder adquisitivo. "Siempre invitaba a mucha gente, le daba igual perder dinero", apunta. "Ayudaba a todo dios, le daba igual el pobre que el rey, era un tío espléndido la verdad, un bohemio", señala por su parte Orlando. Eso sí, todos concuerdan en que Pepe siempre tuvo como referencia a su madre Teodora, de quien aprendió todos los entresijos de los guisos canarios.

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