La Provincia - Diario de Las Palmas

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Un paseo botánico

Los jardines de Doramas son todo un catálogo de botánica, fruto del impulso de políticos y entusiastas, que pasan desapercibidos a la mayoría

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Un paseo botánico por los jardínes de Doramas

Entre las actividades programadas para los alumnos de diplomatura de Estudios Canarios de la ULPGC que dirige el catedrático de Biología Pedro Sosa -un disciplinado y nutrido grupo de jubilados señoriales de la Asociación Peritia et Doctrina- se realizó este paseo, con una charla previa. Y ante tal selecta audiencia, no pudimos menos que iniciarla echando mano del clásico recurso captatio benevolentiae para presentarnos: "De árboles, jardines y plazas de Las Palmas de Gran Canaria van a saber ustedes mas que yo...". La charla iba sobre árboles, jardines y plazas de esta ciudad, la de ellos y la nuestra, que se complementaba con un recorrido botánico por los jardines del Parque Doramas y Rubió dejándonos maravillados la voluntad y entereza de este grupo de alumnos que no renuncian a ampliar sus conocimientos académicos.

Hasta el anciano debe aprender

"Aquí estaba la Heladera Canaria", señala uno de los más dinámicos del grupo y se levanta a ubicar en la ortofoto el lugar frente al Muelle de San Telmo, cuando les reseño que aún se observan parte de los dados cuadriculares, restos del antiguo muelle desaparecido, que no consiguió sepultar la obra de la Avenida Marítima y que destacan claramente entre los tetrápodos más modernos. Les cuento lo que sucedió con la antigua Alameda de Santa Clara, después de Colón, y otro apunta un dato: el historiador Ramón López Caneda (1934-2012) relató, en otra charla, adonde fueron a parar los restos de la antigua portada que daba entrada a la Alameda. Lo busco en Internet y, de su mano, descubro otro jardín planeado por Santiago Santana para la pieza urbana colindante con la Catedral. Santana fue uno de los estrechos colaboradores de Nicolás María Rubió i Tudurí en esta capital y de su mano realizó y ejecutó muchas de sus obras particulares, municipales y cabildicias.

Otra partícipe se nos acerca y cuenta que conoce a la familia del artista, donde, en su casa de Bravo Murillo, su hija guarda múltiples cuadros de la etapa indigenista de este polifacético personaje insular moyense. Otros nos recriminan el olvido en que hemos dejado a Luis del Río Ayala en relación con la jardinería de la ciudad. Y es cierto. Recupero, entre los numerosos artículos de este erudito canario -entre otras ocupaciones representante de Interflora en Canarias- como propuso, después de una visita al Oasis con el entomológo tinerfeño, José María Fernández, una 'araña de plata' de las que recubrían a cientos los matorrales de la Charca y el Oasis como símbolo de Maspalomas en los inicios de la urbanización. Otros conocen a los familiares de la dueña actual del jardín de Los Verdugo donde pervive una mítica ceiba ( Ceiba pentandra) en el corazón de Vegueta, frente a la plaza del Espíritu Santo.

Alguien pide explicaciones de porqué cortan y podan los árboles de la urbanización de Zurbarán y no permiten que creen sombra. Cuenta cómo su padre plantó aquellos árboles y obligaba a sus hijos a llevarles baldes de agua para regarlos. Muchos recordaban la playa que moría en Francisco Gourié, al lado del Parque San Telmo, donde iban a flirtear y pescar en el marisco y otros se interesan por la divergencia entre la cycas, como la que sobrevive en el patio del antiguo Hospital San Martín, y las comunes palmeras. Quieren reconocer las diferencias entre ambos.

Cuando hablo de la Ciudad Jardín de Miguel Martín-Fernández de la Torre alguien reconoce la labor de sus compañeros de despacho y recuerda a algunos de los profesionales que trabajaron con él sin tener el título habilitante. Otro cuenta la reticencia de los hijos de uno de sus amigos frente al afán de su padre por talar un centenario laurel de Indias en una emblemática calle de Ciudad Jardín.

Aprendo mucho de este grupo de entusiastas de la cultura que traen a la memoria aquella frase de Séneca que encabezaba el expediente de estudios del ayudante de Obras Públicas en el Instituto de Canarias, polifacético ingeniero-arquitecto-naturalista, acompañante de Charles Lyell en su recorrido insular, Pedro Maffiotte Arocha (1816-1870), en el Instituto de La Laguna:

" Etiam seni discendum est / Hasta el anciano debe aprender".

Paseo por Doramas y Rubió

Finalizada la charla, nos emplazamos para una visita guiada de los jardines de Doramas y Rubió, detrás del Hotel Santa Catalina.

Inicio una breve introducción con el recorrido histórico por el espacio que visitamos, -donde la historiografía del Hotel Santa Catalina (HSC) y del Parque Doramas y Rubió van de la mano- primero hotel inglés hasta el año 20, después vendido al Ayuntamiento, y por último derribado y vuelto a reconstruir por el arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre en 1952. Entre los asistentes, amigos descendientes de los empresarios que fueron dueños del hotel -comprado por José Mesa y López en 1920-, recuerdan que conservan algunas de la piezas de la cubertería de plata provenientes de aquel primer hotel de los inicios del siglo XX.

Aunque veníamos prepara- dos para la ocasión -un listado de 50 especies a observar dan una cierta tranquilidad- nos desbor-da el claro interés por el reconocimiento de la flora ornamental del Parque, ya sean especies arbóreas o arbustivas, desde el hoy en día común flamboyan ( delonix regia) o el palisandro ( jacaranda mimosaefolia) hasta el exótico ceibo argentino ( erythrina caffra) o el popular algarrobo ( ceratonia siliqua), del cual muchos reconocen sus frutos y su sabor achocolatado.

Les presento al jaboncillo o árbol-jabón, un curioso ejemplar de sapindácea sudamericano de cuyos frutos marrones y redondeados se extrae un 'jabón ecológico' muy en boga hoy en día. Y nos agrada descubrir que una de las asistentes ya lo conoce y lo usa como detergente. Todos ríen con la ocurrencia de recoger el máximo de frutos posibles para realizar la experiencia jabonosa en casa. Pasamos al Rincón de la Lectura, un espacio habilitado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en una de las reformas realizadas en 2002, en el entorno de protección del Bien de Interés Cultural del Pueblo Canario y del Museo Néstor, declarado recientemente por el Gobierno de Canarias.

Allí observamos cassia spectabile, ficus aff. lutea enormes, laureles tóxicos y un ejemplar arbustivo sudamericano, la wigandia caracasana, asociada a su descubrimiento en el entorno de aquella ciudad venezolana. En otro tramo arbolado, amenizan el paseo sorprendentes y añejos olivos ( olea europaea) -quizás compañeros del centenario que cayó sobre un kiosco del Parque en 1957- floridos tuliperos del Gabón ( spathodea campanulata) y el hermoso ejemplar de laurel de Indias que linda con el Hotel Santa Catalina, en el pasaje dedicado a Rodríguez-Drincourt -secretario del Ayuntamiento hasta 2002-, enamorado también de la obra jardinera de Rubió.

Recordamos el potencial de estos jardines de Doramas y Rubió como una posible hijuela de nuestro Jardín Canario. Árboles con edades centenarias algunos, provenientes de la primera plantación del inicial Hotel Santa Catalina diseñado por Hermann Wildprett en 1899 -los dragos que aún perviven frente a la entrada provienen de esa época- nos ratifican en la idea de que al menos nuestra señera institución botánica supervise y fiscalice a los viveristas privados que aporten material para este jardín urbano.

¿Porqué no seguir emplazando árboles y especies señoriales para dejar un buen legado a la sociedad grancanaria del futuro?

Amor a la jardinería urbana

Al igual que hizo Juan González García -conocido como Juanito ficus- jardinero mayor de la ciudad entre 1948 y 1972, y que repobló estos jardines con especies nobles traídas desde el Jardín de Aclimatación de La Orotava, de los viveros del Parque García Sanabria o recuperados de jardines particulares de la ciudad, emplazamos a los responsables actuales a propiciar estas ideas con visión futurista.

Queda por hacer un itinerario urbano de su mano y descubrir cómo este autodidacta apasionado de la jardinería urbana, apoyado por botánicos del prestigio de Eric Sventenius - director del Jardín Botánico Viera y Clavijo-, Joan Pañellas -director de la Escuela de Jardinería Rubió i Tudurí en Barcelona- o Gunther Kunkel llegó a reconocer los árboles públicos y privados de la ciudad y convertirla en un laboratorio de botánica ensayando, estudiando afinidades y limitaciones de las distintas especies, reproduciendo los ejemplares más raros y peculiares en los parques y viveros municipales dejando además publicada una serie de numerosos artículos divulgativos en la prensa local -por ejemplo la serie 'La Naturaleza y sus rarezas'- recogiendo anécdotas y curiosidades sobre nuestra flora urbana.

Pero tenemos que seguir. El objetivo es acabar frente a la fuente, diseñada por el arquitecto paisajista menorquín Nicolás María Rubió i Tudurí (1891-1981), otro de los destacados partícipes de la historia de nuestra jardinería, ejecutada con la colaboración del pintor y aparejador Santiago Santana en el frontispicio del Parque, con reminiscencias a algunas fuentes de las plazas y jardines de Barcelona.

No es la única actuación realizada por este arquitecto en el Parque. Entre 1954 y 1961 -reclamado tanto por los alcaldes Francisco Hernández González, Hernández del Toro o Ramírez Bethencourt o los responsables catalanes de la cadena HUSA (Hoteles Unidos, S.A.), concesionaria del hotel- se pueden enumerar [ver gráfico adjunto y planos de sus proyectos].

El paseo continúa atravesando el palmetum y el tramo ordenado con geometría afrancesada del espacio diseñado por Rubió que aprendió del gran Jean Claude Forestier, afamado arquitecto paisajista con diseños de jardines en Francia, España, Cuba, Marruecos, Buenos Aires, etc.

Ahora sabemos que el alcalde José Mesa y López, entre agosto y septiembre de 1923, gestionó su estancia en Las Palmas para estudiar un plan de ajardinamiento a la vuelta de uno de sus viajes a Buenos Aires, llegando a cartearse con el célebre arquitecto paisajista. Este intento se vio frustrado por el advenimiento de la dictadura de Primo de Rivera , que le descabalgó de la alcaldía de la ciudad, dejándonos sin la posible planificación de este artista de jardines de fama mundial.

Otra parada obligada es la chorisia speciosa, que uno de las asistentes recuerda que por su tronco espinoso muchos nombran como el "rascaburro". ¡Más anécdotas de las inolvidables en esta grata excursión a través de este espacio público de la ciudad!

Nos refrescamos con el olor a mirto de uno de los setos que bordean la gruta diseñada en esta parte hoy rodeada de un palmetum un tanto atiborrado y donde el suelo se recubre con yedra espléndida. Sorprendente aspecto de estas palmas blancas, hawaianas de frutos enormes y vistosas hojas. Al fondo destaca el anaranjado de las flores del árbol del coral - erythrina caffra o erythrina bogotensis como lo nomina Juanito ficus en un inventario de las especies del Parque en 1952- y en un lado vemos la trompetera, una brugmansia florecida y olorosa de la que nos alejamos prudentemente sabiendo de su toxicidad. Otro árbol señero en esta parte de los jardines es el jabillo ( hura crepitans), euforbiácea peculiar, ensalzada por Gunther Kunkel, cuyos frutos explotan sonoramente cuando maduran.

El recorrido finaliza frente a uno de los viejos dragos del Parque con una explicación por parte del doctor Pedro Sosa sobre las leyendas y características de nuestro peculiar dracaena draco del cual señala su edad cercana a los cien años. Acabamos en la fuente diseñada por Rubió, obra diseñada por este hombre de talante republicano, exiliado, y que fue inaugurada uno de aquellos 18 de julio del régimen franquista, en este caso del año 1957.

Como colofón, fotos de rigor con este grupo de alumnos de los cuales hemos aprendido mucho y a los cuales recordaremos siempre. Esperamos que no sea la última vez que podamos disfrutar de ellos, personas con sabiduría y experiencia de vida, dispuestas a escuchar y repartir sus conocimientos con nosotros.

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