Al grito del "hartos de rascarnos, no con nuestra sangre", los vecinos de la plaza Churruca, en el barrio de Guanarteme de la capital grancanaria, se manifestaron este jueves contra la plaga de mosquitos que vienen sufriendo desde hace ya más de una década. Lo vienen haciendo cada jueves desde septiembre y prometen seguir haciéndolo hasta que les den una solución, explica su portavoz, Juan Luis de Torres. El origen de este insecto se encuentra en el depósito de tormentas de La Cícer, donde la acumulación de lodos provoca su proliferación.

Los vecinos denuncian haber sufrido decenas de picaduras en la misma noche. "Por todo el cuerpo, hasta en el culo", apuntó Dionisia Mederos Rodríguez, quien afirmó que las paredes de su casa son un auténtico "mapamundi de mosquitos". "Este último mes ha sido horroroso, ya no sabemos qué hacer", señaló, y es que han probado todo tipo de remedios caseros, insecticidas y repelentes. La mayoría cuentan los botes de flis por medias docenas en su casa.

"Tengo las paredes que parecen de Dalí", apuntó Estrella Roldán, mientras enseña multitud de fotos en las que muestra los rastros de sangre en sus habitaciones, donde ha llegado a contar más de 20 mosquitos al mismo tiempo. Esta vecina de Secretario Padilla, quien afirmó que se "embarra" en vinagre cada noche, lleva en el barrio más de 60 años y señaló durante la manifestación que este problema lo lleva viviendo desde hace 15, es decir, desde que se remodeló la plaza y construyeron en lugar del antiguo terraplén unos aparcamientos y bajo el mismo un gran colector de aguas pluviales.

"Hasta el depósito de tormentas llegan una serie de tuberías que recogen las aguas del barrio, pero estas tienen pérdidas y se llena de lodo continuamente", apuntó de Torres. Además, aseguró que las aguas fecales de la pequeña cafetería que hay en la plazoleta y de la biblioteca Josefina de la Torre también van a parar a esta infraestructura hídrica.

Fuentes de la concejalía de Servicios Públicos del Ayuntamiento capitalino afirman que "todo depende de la periodicidad con la que limpien el depósito". Desde Salud Pública limpia esta infraestructura cuatro veces al mes, señalan. Trabajos que consisten en la desinsectación de larvas a modo de tratamientos periódicos o puntuales. Además de realizar fumigaciones para los mosquitos adultos. "Se han tapado las salidas para evitar esta situación, pero al final terminan por salir en determinadas épocas del año", resaltan.

Con todo, desde el Ayuntamiento achacan que el problema reside en la empresa mixta de Aguas Emalsa. Los vecinos, hartos de tantos años de plagas, han trasladado esta situación en varias ocasiones al pleno municipal. Lo hicieron en 2010 y lo volvieron a llevar en julio de 2017. En ese entonces la concejala de Servicios Públicos, Inmaculada Medina, afirmó que realizarían una limpieza exhaustiva para paliar la situación. Pero tal y como ha reconocido el Ayuntamiento ahora, estas actuaciones no son suficientes, pues el problema vuelve a surgir tarde o temprano.

Manuel Delgado, quien vive en Secretario Padilla con Daoiz, también sufre esta situación, pues afirma que el viento lleva a los temidos insectos hasta prácticamente la plaza del Pilar. Como él, los residentes en esta zona padecen no solo las decenas de erupciones cutáneas, si no también el no poder prender la luz por la noche o no abrir las ventanas. "Es encender la luz y vienen todos corriendo", afirmaron tajantes Mederos y Roldán, hartas de ese "guineo" continuo.