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Adiós a la tradición en Triana

Arencibia cierra a final de mes | El establecimiento es uno de los pocos de los de 'toda la vida' que se mantiene en la zona

La calle mayor de Triana, repleta de coches y negocios, durante la década de los 60. LP/ DLP

Consiguieron ser unos de los más antiguos, pero el cierre al que tanto se han resistido llegará en apenas unas semanas. Será a finales de este mes cuando Arencibia eche el cerrojo después de 88 años al servicio de una clientela que todavía apura las ofertas que alberga en su interior el establecimiento en el que se despachan telas, manteles, ropa de cama o prendas de vestir, entre otros muchos artículos que tienen en liquidación. Esta es una de las últimas tiendas de las "de toda la vida de Triana" con cuya clausura también finaliza parte de la historia del comercio de la capital. Y es que hubo un tiempo en el que los pequeños negocios y almacenes copaban la céntrica vía que ahora acaparan principalmente las franquicias.

Muy lejos han quedado los días en los que en la calle Mayor se podía encontrar prácticamente de todo y, en algunos casos, de forma exclusiva. Miguel Ángel Rodríguez Díaz de Quintana evocaba en una conferencia recogida en Crónicas de Canarias algunos recuerdos de su juventud sobre cómo era la actividad mercantil en la zona hace media centuria. Es así como en el texto titulado Triana a paso lento rememora negocios como el colmado de Juan de la Fe, en la esquina con Buenos Aires; los almacenes Cardona, la tabaquería Miranda o la tienda especializada en complementos y ropa para caballeros, Oriente.

Corría la década de los 70 y también estaban en pleno auge la droguería Espinosa, el bazar de Willy y el bazar Alemán, las ferreterías El Martillo o Hijos de Enrique Sánchez, la relojería Rubí o la del alemán Carlos Flüger, entre otros muchos establecimientos. De hecho, muchos podrán recordar aún la zapatería La Campana, Bata o la de Quesada, la dulecería La Madrileña, la librería Rexachs, así como el citado comercio de los Arencibia, que es de los pocos negocios que sobrevive de los que antaño se repartían por la vía.

La evolución de la moda, pero sobre todo la llegada de las franquicias y la apertura de las grandes superficies comerciales provocaron que estos locales fueran cerrando sus puertas al no poder hacer frente a la oferta de la nueva competencia. Una realidad de la que no escaparon ni los negocios más grandes, como los almacenes Cardona, que se convirtieron en todo un referente durante varias décadas con venta a mayoristas y minoristas de productos textiles. Llegaron a tener un local de 6.000 metros cuadrados de superficie y dos plantas, con una cafetería incluida, en el número 28 de la calle Triana. Pero ni eso, ni su constante afán de renovación pudieron impedir el cierre que se produjo en 1997.

Oriente, la tienda de complementos y ropa para caballeros que Amparo Negrín tenía en el número 95 de la calle Mayor desde 1940 cerró hace poco más de un lustro. Lo mismo ocurrió en 2005 con Chanrai, la tienda fundada en 1926 por el comerciante de Bombay (India) Mulchand Chanrai, uno de los pioneros en introducir el comercio electrónico en la ciudad. El mismo 2005 también cerró Calzados Quesada y el anterior lo hizo el bazar Nueva York. Una década después, en 2014, echaba el cerrojo también la perfumería Maya, cuyo local abría en la céntrica vía de la capital grancanaria en 1969 de la mano de Tirthdas Bherumal Bharwani.

Rexachs, en cambio, logró mantenerse a flote hasta hace cuatro años. Los icónicos espejos de su fachada se mantuvieron hasta hace poco, si bien la librería cerró a principios de 2016 debido a la imposibilidad de su dueño, José Rexachs, de hacer frente al nuevo alquiler del local ubicado en el inmueble diseñado por Laureano Arroyo en 1898, después de la desaparición en 2015 de la denominada renta antigua.

Esta normativa se remonta a 1964, cuando se aprobó la Ley de Arrendamientos Urbanos que establecía los criterios de alquiler de viviendas e inmuebles destinados al uso comercial. Estos fueron modificados tres décadas después, bajo el gobierno de Felipe González, si bien se recogió una moratoria de 20 años que mantenía el precio de los alquileres antiguos cuyo contrato hubiese sido firmado antes de mayo de 1985. El plazo de esta prórroga venció el 1 de enero de 2015. Un año después, el negocio cerraba sus puertas en el número 79 de la calle Triana. En 2018 lo hacía Metharam.

A este listado, que engrosaron otros muchos negocios con anterioridad, se sumará en breve Arencibia. La tienda, que se encuentra actualmente en liquidación de todos sus artículos, cesará su actividad a final de mes. Un hecho que hace vislumbrar más cercano el punto y final a una etapa comercial de la capital, y más especialmente de Triana donde hubo un día que en cada esquina había una tiendecita de esas que los más mayores recuerdan como "las de toda la vida".

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