La restricción del acceso a la capital por la GC-1, salvo para los vehículos pesados, y los controles de la Guardia Civil para detectar incumplimientos provocaron ayer, entre las siete y las ocho y media de la mañana, colas kilométricas en la autopista de más de seis kilómetros, que llegaron hasta Alcampo y convirtieron en una odisea para muchos trabajadores llegar a sus destinos laborales. Especialmente afectado se vio el personal sanitario del complejo hospitalario Insular-Materno Infantil que vive en Telde, Valsequillo y otros municipios del Sur. Estos trabajadores llegaron a tardar, en muchos casos, hasta hora y media en hacer un trayecto que normalmente dura menos de media hora. A muchos repartidores y trabajadores de supermercados y de otros servicios esenciales les fue imposible incorporarse con puntualidad a sus puestos. Las grandes colas se volvieron a repetir entre las dos y las tres de la tarde.
"No nos lo pongan más difícil", reclamaron ayer varios portavoces del personal sanitario afectado, muy indignados por una medida que les complica aún más la existencia, ya de por sí repleta de dificultades por la pandemia. Consideraron absurdo montar un control de ese tipo en plena hora punta para cazar a los infractores. "Los que se saltan la prohibición no salen a esas horas de la mañana. A esas horas solo salimos los que no nos queda más remedio que ir a trabajar", señalaba muy enfadada Rita Guerra, médica del Insular. "Bastante estamos haciendo como para pasarnos hora y media en la carretera. Es verdad que hay gente que está incumpliendo la restricción de movilidad, pero no creo que salgan a las 8.30. Es verdad que había mucho coche en la calle, pero seguramente toda esa gente iba a trabajar", añadió Guerra.
En el mismo sentido se pronunció José Luis Méndez, que ayer llegó hora y media tarde a su guardia como todo el personal que venía de Telde y el Sur. "Sólo entre La Garita y la bifurcación entre la GC-1 y la circunvalación tardé hora y cuarto", indicó Guerra, que pidió "un poco de cordura" en las medidas que se adoptan y se mostró indignado porque un guardia civil le recriminó por haber accedido por la GC-1, sólo permitida para transporte de mercancía, emergencias y transporte público. La enfermera Elvira Monzón consideró un "disparate" hacer "un control en hora punta. Además, unos te dicen que sí puedes circular por la GC-1 y otros que no. ¿Esto va a ser así todos los días? ¿Vamos a tener que salir dos horas antes? Los pacientes han llegado en ambulancia, pero la que no ha podido estar para atenderlos he sido yo". Indignado se mostraba también el celador Rubén Déniz, quien además de llegar tarde fue sancionado por circular por la GC-1. "A mí me sancionan por no haberme enterado de la restricción y el pasado sábado por la noche llamé a la policía porque había una fiesta con mucha gente en una casa vecina y nadie apareció", se quejó.
Los agentes de la Guardia Civil vigilaron a unos 5.000 vehículos en los controles establecidos ayer en la GC-1 y la GC-3, según informó la Delegación del Gobierno, que cifró en 245 las denuncias administrativas impuestas por incumplir las normas sobre limitación de circulación decretadas. Fuentes no oficiales de la Guardia Civil cifraron en cerca de 30 las sanciones impuestas por saltarse las restricciones de circulación por la GC-1.
Los controles se mantendrán hoy, informan desde la Delegación, "con el fin de detectar a las personas que incumplan el estado de alarma sanitaria", al tiempo que recuerdan que la GC-1, a partir del kilómetro 4 (bifurcación con la GC-3), queda reservada para transporte pesado, vehículos oficiales de sanidad y emergencias y transporte de pasajeros.
