Al menos 8 especies de elasmobranquios (rayas y algunas especies de tiburones), que se caracterizan por tener un esqueleto enteramente compuesto por tejido cartilaginoso, conviven en el paisaje urbano de la playa de Las Canterasen Gran Canaria. Así lo demuestra un estudio liderado por Fernando Tuya, miembro del Grupo en Biodiversidad y Conservación del Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-ECOAQUA) de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, y que sido publicado recientemente por la revista Regional Studies in Marine Science.

El resultado de este trabajo es fruto de la colaboración del IU-ECOAQUA con la empresa privada de ecoturismo Snorkelling Experience, en la que participan Maite Asensio y Alberto Navarro, y por la que se pudo acceder a información del número de avistamientos semanales de estas especies, en 187 salidas que se efectuaron desde octubre de 2015 hasta octubre de 2018.

"Es de alguna manera sorprendente que especies tan sensibles a priori habiten en este paisaje marino. El hecho de que la playa de Las Canteras puede ser un punto caliente para los elasmobranquios puede deberse, no obstante, a varias razones. En primer lugar, es el único gran paisaje semicerrado costero de la costa norte de la isla. El resto del perímetro costero de Gran Canaria está compuesto principalmente de acantilados verticales y playas directamente expuestas a grandes corrientes y oleaje", asegura Fernando Tuya, investigador principal del estudio. "En Las Canteras, el área está cubierta por una extensa vegetación, proporcionando hábitats que funcionan de guardería para una gran diversidad de fauna marina", puntualiza.

En total, se produjeron 190 avistamientos. La especie más observada durante el periodo de estudio fue la raya mariposa o mantellina (Gymnura altavela), con un total de 69 apariciones; seguida del chucho negro (Taeniura grabata), con 66 avistamientos; el tiburón ángel o angelote (Squatina squatina), con 21; el chucho (Dasyatis pastinaca) y la raya águila común o ratón (Myliobatis Aquila), con 14 avistamientos cada una; el tiburón martillo o cornuda (Sphyrna zygaena) fue avistado 4 veces; mientras que dos especies solo fueron observadas una vez: el obispo (Aetomylaeus bovinus) y la raya eléctrica (Torpedo marmorata).

Cinco del total de las ocho especies avistadas mostraron, además, la presencia de juveniles (ejemplares sexualmente inmaduros e incapaces de reproducirse), y la mayor parte de los avistamientos se produjeron de noche, cuando la presencia humana directa en la playa y en las aguas costeras era casi insignificante.

"Ciertas áreas del mundo son ricas, no sólo en términos de diversidad sino también en la frecuencia de observaciones en aguas cercanas a la costa. Las Islas Canarias son un claro ejemplo. El Archipiélago es la última fortaleza del tiburón ángel y grandes agregaciones de elasmobranquios se ven cerca de la orilla", apunta Tuya.

Una de las principales razones de esta diversidad es el bajo nivel de pesca de arrastre de fondo, como resultado de la reducida plataforma continental, que posibilita que estas especies, que están en un 25% en peligro de extinción, puedan ser preservadas en los hábitats submarinos de las islas, cuyos arrecifes rocosos, praderas de fanerógamas marinas (sebadales) o sedimentos sin vegetación (fondos arenosos), son ideales para ello.

En la playa de Las Canteras el equipo liderado por el IU-ECOAQUA pudo describir patrones temporales de la presencia de estos elasmobranquios, y además se pudo extraer información sobre el uso del hábitat y estructura poblacional de los mismos, que son especialmente valiosos de cara a la conservación y protección de los alevines (crías recién nacidas de peces), así como para la restricción de ciertas actividades humanas en las estaciones de grandes agregaciones de estos animales.