Un hombre humilde, afable y que daba la vida por los demás. Así describen quienes conocían y querían a Simón Pérez Reyes, sacerdote de la parroquia de La Luz hasta hace dos años, tras su fallecimiento en la noche del pasado jueves. Natural de Arucas, llevó su labor a algunos de los barrios más vulnerables de la capital desde los años 70; además de ser un auténtico amante de la historia y de la enseñanza, de hecho ejerció esta profesión en el Bentayga, instituto que hoy lleva su nombre. Las condolencias no se hicieron esperar, de hecho, fue nombrado hijo adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria el año pasado.

En La Isleta, pero también en los barrios de Ciudad Alta, amigos y conocidos del sacerdote lloraron ayer su marcha. Y es que sus allegados lo describen como una persona sumamente "abierta", dispuesta a dialogar y escuchar a todo el mundo, "sin importar las circunstancias de cada uno". Numerosos personas mostraron sus condolencias este viernes a través de las redes sociales.

"Fue un hombre de paz, por donde pasaba escuchaba a la gente, sin soberbia", señala Alberto Trujillo, escenógrafo ligado desde niño a la parroquia de La Luz. Pero, este sacerdote inició su labor mucho antes de llegar a La Isleta. Tras ordenarse en el Seminario en 1970, cuatro años más tarde comenzó en el polígono Cruz de Piedra su etapa más larga y "la más bonita", tal y como él mismo la describió a este diario con motivo de su jubilación en 2018.

"En el barrio de Cruz de Piedra aprendí lo que vale un peine durante los años que estuve de párroco y maestro" , señaló hace dos años Pérez en la citada entrevista. Entonces el polígono era un barrio nuevo. Al principio ni siquiera tenían iglesia, por lo que daba misas a cielo abierto en un almacén de maquinaria de la compañía eléctrica, indicó entonces. "Fue una etapa durísima pero tenía la ventaja de que era joven", apuntó entonces al respecto.

"Fue el padre del polígono", afirma sin dudarlo Lorenzo Cabrera, vecino de la Cruz de Piedra y fiel conocedor de la labor del sacerdote. "Era una persona conciliadora, logró unificar el barrio", señala. Y es que en el polígono se aglutinaron personas provenientes de asentamientos de chabolas o de cuarterías de El Confital, La Punta, Las Tenerías o Schamann. "Junto a un grupo de personas hizo una tarea magnífica; logró que muchas zonas se ajardinaran, que plantaran palmeras, que crearan colegios, incluso la escuela para adultos", destaca Cabrera.

"Siempre estuvo volcado en crear una comunidad más fuerte y cohesionada. Una persona que en todos los barrios en los que estuvo desarrolló una labor incansable y de dedicación a los demás", señaló ayer Augusto Hidalgo, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, en la red social Twitter.

Pérez Reyes aprobó las oposiciones al Cuerpo Nacional de Maestros a principios de los 60. Fue profesor tanto en el colegio Teobaldo Power como en el Bentayga -el cual tomaría su nombre años más tarde-, ambos en Cruz de Piedra. "Lo que muchos no saben es que lo que ganaba lo invertía en mejorar el barrio", indica Lorenzo. Además, ahondó en el proyecto de educación compensatoria en barrios vulnerables.

Y es que su compromiso con las nuevas generaciones y la enseñanza fue pleno. Cabrera recuerda a modo de anécdota aquellos días en los que lograron llevar de excursión a 150 niños al albergue de Agaete. "Para muchos era la primera vez que tenían unas vacaciones", exclama. Mientras, el Día del Árbol llenaban hasta cuatro guaguas, explica, para reforestar el campo con pinos. La flora y la fauna de las Islas era otra de sus pasiones, al igual que la fotografía, señalan sus conocidos.

En los años 90, tras la caída de la URSS, ayudó a numerosos marineros de origen ruso o ucraniano abandonados en el Puerto de la capital con el Stella Maris. "Les daba de comer, siempre aportaba lo que tenía", señala Paco Medina, actual presidente de la comisión de fiestas de La Luz. "Fue una muy buena persona, me casó en el 76 en la iglesia Redonda, bautizó a mis hijos y, por último, a mi nieto en La Luz", indica el isletero.

"Nunca tenía un no por delante, no discutía, dialogaba con todo el mundo", señala Medina. Incluso en los últimos años no dudaba a la hora de organizar encuentros y charlas con estudiantes dentro del programa de las fiestas de La Luz, explica el isletero.

"Predicaba el amor, no desde el púlpito, si no desde su conducta", señala tajante Trujillo, quien se siente orgulloso de haber podido realizarle a Pérez Reyes "un homenaje en vida", pues hace unos años colocaron una placa a su nombre a las puertas de la parroquia de La Luz, indica.

Por su parte, Agustín Sánchez, parroco del Carmen de La Isleta y también de La Luz desde esta semana, lo recuerda como "una gran personas". "Fue una etapa muy bonita, era un hombre muy sabio y leído", apunta. Y es que hay quien afirma que no habrá persona que conociera a Pérez Reyes y no hable maravillas de él.

Precisamente, Pérez Reyes terminó de escribir un libro sobre la historia de la parroquia de La Luz, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, hace pocos meses. Por desgracia, señala Trujillo, no le dio tiempo a publicarlo, "pero ya estamos hablando con Cultura del Ayuntamiento para que puedan publicarlo a título póstumo", indica. Lo cierto es que el maestro ya contaba con una obra previa, Historia de la Diócesis de Canarias, en la que resumía la vida y obra de cientos de sacerdotes de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura de los siglos XVIII, XIX y XX.

Pérez nació en Arucas en 1942 en el seno de una familia de pequeños comerciantes, "como él mismo siempre señalaba", indica José Miguel Santana, periodista y amigo cercano del sacerdote. El municipio norteño le reconoció su cercanía a la sociedad hace unos años cuando le nombró Hijo Predilecto de su ciudad natal.

Estudió de niño en el colegio La Salle de Arucas, donde también ha causado un profundo pesar. "Mi más sentido pésame a la familia de Simón Pérez Reyes, sacerdote investigador de la Iglesia en Canarias e Hijo Predilecto de la Ciudad de Arucas; se va un aruquense ilustre, que nos deja una gran obra y un ejemplo imborrable", señaló ayer en la red social Twitter Juan Jesús Facundo, alcalde de Arucas.

La dirección del instituto que hoy lleva su nombre también le dedicó ayer unas palabras en redes sociales. "Se trataba de un hombre entregado a los demás y a su ciudad", señalaron en Twitter e Instagram. "Fue muy querido en todos los lugares donde trabajó y siempre, en sus palabras, recordaba sus años en el Cruz de Piedra de la siguiente forma: "Fue mi etapa más larga y la más bonita".

El Real Club Victoria, entidad con la colaboró enormemente durante años, especialmente durante su etapa en La Isleta, también lamentaron ayer su pérdida. El historiador Antonio Hernández Lobo fue otra de las personalidades que recordaron este viernes la figura de Pérez Reyes, pues lo describió como "todo un referente".

Las grupos del PP en el Ayuntamiento capitalino y de Nueva Canarias también mostraron su pesar por lo ocurrido. La exconcejala de Cultura en tiempos de los populares, Isabel García Bolta, y la actual edil de Servicios Públicos y Carnaval, Inma Medina, se sumaron al pésame. Y es que barrios como Cruz de Piedra, La Feria o La Isleta se llevarán para siempre la impronta de una persona humilde que luchó por sacar adelante a quien más lo necesitaba.