Cientos de pardelas cenicienta caerán al suelo en las próximas semanas en su primer vuelo nocturno hacia al mar debido a la contaminación lumínica. El primer vuelo es el más importante. Después de permanecer tres o cuatro meses escondidos bajo la protección del nido, los pollos de las pardelas cenicienta (Calonectris borealis) salen a un mundo totalmente desconocido con la misión de recorrer una distancia considerable para llegar al lugar que será su hogar durante varios años hasta convertirse en adultos: el mar.

De entre 120-125 cm de envergadura y 45-56 cm de longitud, la pardela es un símbolo natural muy apreciado por los canarios. Habita en la costa atlántica como en Azores, Madeira y en la costa de Portugal, pero es en Canarias donde más población tiene: para ello es el ave marina más abundante del archipiélago, donde se calcula que hay unas unas 30 000 parejas reproductoras.

Suelta de Pardelas 2018

Suelta de Pardelas 2018

Uno de los peligros es la caza furtiva. Históricamente el expolio de los nidos de pardela cenicienta en las Islas Canarias era una práctica consentida, conocida como pardeleo, cuyo fin era principalmente conseguir la carne de los pollos por ser un recurso alimenticio en épocas de escasez. Actualmente, la caza de esta especie protegida está totalmente prohibida y se encuentra tipificada como delito según el Código Penal. “Desgraciadamente, en Fuerteventura y Lanzarote, pero especialmente en los islotes de Alegranza y Lobos, todos los años por estas fechas se han registrado casos de gente que aún caza y se come los pollos de estas aves marinas protegidas” afirman desde SEO/BirdLife.

Esta especie ave está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y en el Libro Rojo como Vulnerable, además de estar incluida en el Anexo I de la Directiva de Aves.

El peligro de la contaminación lumínica

La contaminación lumínica nocturna provoca en Canarias el deslumbramiento de millares de pollos de pardela cenicienta cada año en sus primeros vuelos hacia el mar. Este hecho acontece en horas nocturnas y es cuando en su recorrido entre los acantilados y barrancos -donde nacieron- y el mar, se encuentran con las luces de las ciudades y pueblos costeros, desorientándose y cayendo irremediablemente al suelo. Muchas de ellas atropelladas, devoradas por perros o gatos, o simplemente escondidas en cualquier lugar y acaban falleciendo por inanición o deshidratación. 

“Es un esfuerzo muy pequeño que puede salvar la vida a muchas de estas increíbles aves”, ha justificado Yarci Acosta, responsable de SEO/BirdLife en Canarias, la ONG ambiental que promueve el experimento a través del proyecto internacional Luminaves.

Entre las distintas asociaciones que velan por la conservación de esta especie se encuentra la Asociación Amigos de las Pardelas -bajo la dirección de Alberto García, que desde 1986, viene desarrollando tareas de investigación científica y de conservación de las aves marinas de Canarias.

Todos los años se organiza La Campaña Popular de Protección de la Pardela Cenicienta, que se desarrolla durante el período de aleteo de esta especie, entre mediados de octubre y de noviembre, “época en la que muchos pollos volanderos resultan agraviados por los efectos nocivos de la contaminación lumínica, resultando atropellados o con traumatismos irreversibles”.

Colaboración ciudadana

Para salvar estas aves, en coordinación con el Área de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, la Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil y Cruz Roja piden piden la colaboración a aquellas personas que se encuentren un pollo de pardela desorientado o herido que se pongan en contacto con el teléfono del Centro de Coordinación Insular (Cecopin) cuyo número es el 928 -35-34-43, o al 1-1-2

Simón Moreno y Ana Rodríguez, tras rescatar una pardela en Las Canteras

Un ejemplo de ello fue el realizado por Simón Moreno y Ana Rodríguez, quienes estaban de paseo por la playa de Las Canteras. La pareja se encontró a un ejemplar tirado en la arena de la playa capitalina y llamaron al 1-1-2. Se pusieron en contacto con la Asociación y estos acudieron con una caja de cartón para trasladar a la pardela a unas dependencias seguras para, una vez recuperada, proceder a su suelta para que pueda remontar el vuelo.

Según datos de la Asociación Amigas de las Pardelas, en 2019, gracias la encomiable labor de los voluntarios y simpatizantes -entre los que se encuentran Vicente, Tania, Jaime, Ángel, Samuel, Sindy o Lidia-, que colaboraron en la recogida, el marcaje científico y la devolución al medio de más de 1000 pollos volanderos de pardela Cenicienta que habían sido rescatados en la mayoría de los municipios costeros de Gran Canaria.