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BARRIOS

Una mano de pintura para San Francisco

Los vecinos del barrio reclaman al Ayuntamiento que rehabilite las fachadas de los edificios, que tienen más de 50 años y están llenos de desconchones

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Barrio de San Francisco en Las Palmas de Gran Canaria José Carlos Guerra

Lo mejor que tienen los que viven en el barrio de San Francisco son las vistas al barranco Guiniguada, un mar verde de plataneras que se extiende en el horizonte que, por desgracia,  se transforma en desconchones y manchas de humedad en cuanto vuelven la mirada a los bloques donde viven, unos edificios que han cumplido ya 57 años y cuyas fachadas se descomponen por el efecto del tiempo y la humedad. En algunos bloques han tenido que poner mallas para que los cascotes a punto de caer no le rompan la crisma a alguien. En los últimos 20 años sólo han recibido promesas pero nadie arregla el barrio.

”Aunque sea, que le den a los bloques una manita de pintura”, reclaman los vecinos de San Francisco, hartos de promesas incumplidas y con las fachadas del barrio descascarillándose, llenas de desconchones y grandes manchas de humedad. Durante los últimos diez años han recibido multitud de promesas del Ayuntamiento, que habló incluso de instalar ascensores, pero los años pasan y nadie aparece por el barrio para concretarles cuando se inicia la rehabilitación. Los residentes, asegura Rita Suárez, lo único que quieren es que les “raspen y pinten las fachadas, porque la gente que vive aquí es muy humilde”.

“Sólo pedimos una pintura blanca, encalado y pintado, con los que adecentar la imagen de las fachada, que esto parece un barrio abandonado”, subraya Ana González, otra vecina. Israel Medina, presidente de la asociación de vecinos Cofiris, aclara que la concejala de Servicios Públicos Inmaculada Medina subió hace quince días para hablar de los problemas de limpieza y saneamiento.

“La limpieza está mejorando”, reconoce. “Si no fuera por el incivismo de la gente que tira los tratos donde mejor le viene y las cacas de los perros, esto estaría más limpio”, se queja González mientras otra residente arrumba junto a la iglesia una estantería, dos sillas y un par de colchones viejos. “Esto no estaba aquí hace un cuarto de hora”, se queja el barrendero del barrio, mientras contempla el estercolero que le ha nacido en un abrir y cerrar de ojos.

El vecindario reclama una solución a los vertidos del alcantarillado

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La basura crece también en las laderas que dan al barranco, repletas de bolsas de basura y residuos. Entre los huecos de los bloques y en las canchas se multiplican las cacas de perros. Israel Medina explica que se “han hecho peticiones al distrito y a Urbanismo y no hacen caso. En la legislatura anterior vino el concejal de Urbanismo Javier Doreste y nos dijo que iba a buscar dinero. Nos prometió hasta ascensores, que no sé donde los va poner”.

Se queja de que “se busca dinero para El Lasso, Hoya de la Plata, Tres Palmas y ahora nos dicen que todavía no, que ahora le toca Lomo Apolinario y La Paterna. No entendemos qué criterio utilizan para dar prioridad a las obras”. El pleno del 26 de octubre de 2018 aprobó por unanimidad una enmienda presentada por Doreste en la que se comprometió a acelerar los trámites para la inclusión en el próximo plan de viviendas del dinero para rehabilitar las alrededor de 600 viviendas que se extiende a lo largo de la calle Gobernador Marín Acuña. Y hasta ahora.

Desde Urbanismo indicaron que “no está contemplada ninguna actuación inmediata de mejora de las viviendas, pero el barrio sí está recogido y previsto como una zona en la que hay que actuar cuando se pueda”. Los vecinos critican también los problemas de saneamiento que hay en la zona. Uno de ellos está localizado en el número 57, donde, aseguran, la tubería de alcantarillado está rota y la zona se ha llenado de ratas. La humedad propicia el crecimiento de arbustos, cuyas raíces levantan las paredes. En las casas que dan al barranco hay varios vertidos. El asfaltado es otra asignatura pendiente. “Aquí sólo vienen a tapar agujeros y a poner parches”, dicen.

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