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La falta de aceras pone en riesgo la vida de los vecinos de Las Perreras

El barrio lleva decenas de años reclamando la construcción de un paso para poder caminar seguros v Doreste asegura que está previsto hacer un itinerario peatonal

María del Pino Martín y María Isabel Morales, cerca de sus casas en el barrio de Las Perreras. | | ANDRÉS CRUZ

«¿Usted cree que por ahí se puede caminar?», pregunta enfadada María del Pino Martín Navarro, de 85 años, nacida y criada en Las Perreras. Cada vez que se le ofrece comprar algo, aunque sea un paquete de azafrán, tiene que coger la guagua o un taxi, pese a que el supermercado está a un kilómetro. Ni se le ocurre ir caminando por una carretera sin aceras, donde hay tramos sin apenas arcén, en los que se vería obligada a transitar por la calzada porque ello supone arriesgar su vida. Muchos vecinos se juegan el pellejo a diario. «En lugar de coger el coche o la guagua podríamos ir caminando con el carrito de la compra si tuviera una acera segura», señala María del Pino Martín.

Martín Navarro y sus vecinas María Isabel Morales y Carmen Rodríguez ya tienen sus años y están hartas de ver atropellos -el más grave que recuerdan tuvo lugar en 2016 cuando un coche fúnebre mató a una persona que caminaba por el arcén durante la noche- y también de reclamar a los gobernantes que han pasado por el Ayuntamiento que les pongan una acera. Pero no hay manera. La inmensa mayoría de las 123 familias que residen en Las Perreras son mayores, por lo que la travesía sin aceras se hace doblemente peligrosa. «Por aquí han venido políticos de todo pelaje, pero nunca han hecho nada. No nos hacen caso porque somos pocos votos», sostiene convencida Carmen Rodríguez, quien aprovecha para exponer su catálogo de quejas : «yo tengo 65 años, nací aquí y nunca he visto que hayan hecho algo por el barrio, salvo el pequeño aparcamiento ese que lo pusieron hace unos doce años y la escalera. Lo único. Parece que no tenemos derecho a nada. Sólo necesitamos dos kilómetro de acera».

Isabel Morales recuerda una visita de la concejala de Servicios Públicos, Inmaculada Medina, quien, según asegura, les dijo que «no se podía hacer la acera porque la normativa exigía que tuviera cuatro metros de ancho. Después de negarnos a nosotros la acera, se hizo la de la bajada de El Cardón y la de Los Giles. Yo transito por aquella carretera y no veo a nadie nunca caminando. Sin embargo, aquí seguimos esperando».

El paso es peligroso en el margen derecho, según se va a Tamaraceite, una vez pasas las casas por la extrema estrechez del arcén que obliga a meterse en la calzada, algo que se vuelve más complicado aún porque la mayor parte del tráfico que pasa por la vía está formada por camiones, furgones y guaguas, debido a la cercanía de dos polígonos industriales y colegios. Normalmente, las guaguas aflojan la velocidad cuando hay un peatón en el arcén, pero si pasa un desalmado a mucha velocidad, el riesgo es grande, dicen. «Los vecinos que vienen de la parte alta a coger la guagua, se juegan la vida», advierten.

Enfrente, en el margen izquierdo, es aún más peligroso, porque por fuerza hay que meterse en la calzada para poder caminar. Hace poco, después de varios meses esperando, operarios del Ayuntamiento cortaron la hierba de ese arcén, cuyo tamaño dificultaba aún más el camino. «Vinieron a cortar la hierba, pero no limpiaron ni la tierra ni las piedras que caen de la montaña, que esa es otra», dice Isabel, quien señala los múltiples derrumbes que tiene el talud, parte del cual tendrían que expropiar para hacer las aceras. «Cada vez que caen cuatro gotas, la montaña se va al suelo. Todos tenemos botas y azadas para limpiar la carretera cada vez que llueve», se queja. «Tuvimos que cortar la carretera para que nos pusieran el alcantarillado. Vamos a tener que hacer lo mismo con las aceras. Para esta zona nunca hay dinero, sólo para la parte baja de la ciudad», denuncian. También se quejan de la basura que dejan los que hacen botellón en un solar del barrio.

Afortunadamente la carretera ya no es utilizada para hacer carreras como antiguamente. La colocación de lomos de asno ha reducido muchísimo también la siniestralidad. Muchos aún recuerdan cuando los coches se estrellaban contra las casas.

Por su parte, el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, indicó que está previsto hacer «un itinerario peatonal seguro, que irá en paralelo a la carretera y que está vinculado al proyecto de La Mayordomía». El edil añadió que se «ha enviado el proyecto a Europa, junto con el de Almatriche». Además, reconoció, que «habrá que expropiar para arreglar la parte de la carretera donde se coge la guagua», con el objeto de garantizar la seguridad de la gente que tiene que transitar por la vía hasta la parada.

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