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Nuevas tecnologías
Víctor Rodríguez Director de la empresa de marketing Clientonic

Víctor Rodríguez: «La pandemia ha acelerado la digitalización de las empresas»

Víctor Rodríguez, director de Clientonic.com. | | LP/DLP

Víctor Rodríguez, nacido en la capital en 1964, dirige la empresa de marketing Clientonic, una firma dedicada especialmente a la imagen corporativa y diseño web que inició en 2017 el sistema de teletrabajo y a la que la pandemia le ha supuesto un impulso en principio inesperado.

Es usted director de la empresa Clientonic.com, radicada en Las Palmas de Gran Canaria y que de alguna manera se adelantó a lo que estaba por venir antes de la pandemia.

Clientonic es una empresa de comunicación, de marketing on line, diseño web, diseño gráfico e identidad corporativa, y sí, es una empresa que ha experimentado un cambio de comportamiento a partir del año 2020 por el covid, pero que ha resultado positivo para nosotros.

Y esto ¿por qué?

Porque nosotros no tuvimos que reaprender las nuevas formas de funcionamiento. Ya desde 2017 teletrabajábamos. Nosotros tenemos un pie físico aquí, en la isla, y otro virtual en Murcia, además de contar con otros compañeros en distintas zonas de España que son los que forman el equipo fijo de Clientonic, con lo cual siempre hemos estado orientados a la agilidad y a la búsqueda de la manera de trabajar más eficiente para nuestros clientes.

Es decir, sin tenerlos necesariamente cara a cara.

Sí. Y de hecho cuando al principio le comunicabas a un cliente que queríamos tener una reunión con él on line se ofendían, y además, muchos no sabían cómo hacerlo y teníamos que enseñarles el funcionamiento de Skype, que era en aquel momento la principal plataforma para este tipo de encuentros. Para ello teníamos incluso que convencerlos de que no se trataba de una falta de respeto sino de una forma de aprovechar mejor el tiempo, evitando restarlo con los traslados a la producción, lo que implica a a su vez un coste mayor en la producción. Así fue como poco a poco se daban cuenta que podíamos dar un muy buen servicio sin necesidad de vernos in situ.

Es de imaginar que esto supuso para esos mismos clientes ponerse al día en tecnología digital, más allá de bajarse la aplicación de Skype.

Claro, pero con la pandemia, ya por fuerza se tuvieron que adaptar en dos sentidos. Por un lado los que no estaban digitalizados tuvieron que demandar la instalación de servicios web, y aquellos que ya se encontraban antiguos, tuvieron que modernizarlos, lo que implica ponerles nuevas herramientas para vender mejor, captar más clientes, facilitar la venta on line y situarlos con una mejor cara, más adaptada, porque al fin y al cabo toda la competencia estaba haciendo lo mismo y nadie podía quedarse atrás.

Pero durane ese largo periodo, con los confinamientos, también se producía una suerte de tiempo muerto...

Que muchos clientes han aprovechado para coger fuerza, para cuando se abrieran las puertas poder competir en igualdad de condiciones. Es decir, que la digitalización de las empresas iba a un ritmo hasta ese momento y la pandemia lo que ha hecho es multiplicar y acelerar esa tendencia, con la ayuda, además, de las subvenciones autonómicas, estatales y europeas que han facilitado a las empresas acceder a todas estas herramientas.

Es de suponer, ya que se dedican a ese mismo sector, que la situación les fue propicia.

Nos vino muy bien porque en esa modernización no participaron solo las empresas sino también organismos públicos y asociaciones que aprovecharon para dar el salto. Pongo por ejemplo la Asociación de Empresarios del Polígono Industrial de Arinaga, a la que hemos implementado un cambio de imagen, con una nueva identidad corporativa, así como herramientas con un nuevo directorio disponible en la web de sus empresas que utilizan presentaciones en 3D y 2D. En resumen, que a pesar de todo lo negativo que ha supuesto esta crisis sanitaria, de alguna manera ha disparado la demanda en este sentido.

Parece que el marketing se ha convertido con el tiempo en una de las vanguardias de la tecnología, pasando de un simple logotipo a un mundo virtual que no parece tener fin.

Cuando nosotros comenzamos en los 90 trabajábamos con bases de datos, para ofrecer los perfiles de los clientes, y hoy en día son las redes sociales la que suplantan ese papel, lo que ejemplifica que se trata de un sector que cambia con los años y que cada vez demanda más tecnología, sí.

Pues ahora se viene encima el metaverso, parece ser...

Sí. Lo que pasa es que el mundo de metaverso es tan nuevo que todavía no hemos llegado a él. Queda mucho por hacer fuera de ese metaverso y necesita una reflexión por parte nuestra, porque aún es una especie de aventura de las grandes empresas digitales. Yo de momento no puedo asesorar a nadie que invierta en ello porque no está en su momento, y sería irresponsable por nuestra parte aconsejarlo para empresas de perfil medio o medio alto de aquí. Sería una apuesta muy arriesgada. Estamos formándonos y va a ser muy rápido pero antes hay que ver lo que está pasando, porque cuando hay mucho riesgo aumenta el margen de beneficio, pero también la posibilidad de que te quedes sin nada.

No solo cambia la tecnología sino también la legislación laboral. ¿Cómo les ha afectado las nuevas normas?

En mi caso soy autónomo societario. Es decir, soy propietario de la empresa, pero no tengo nómina, sino que facturo a la firma, que es una sociedad limitada. En este aspecto, creo que nos favorecerá esta medida de cotizar en varios tramos porque dependiendo de la edad en la que se aplica se puede realizar un pago equiparable a las circunstancias laborales de cada uno, en cualquier caso será el cómputo total el que diga cómo incidirá la reforma.

¿Esto no supone para usted un aumento de la cuota?

No, porque ya pagamos uno de los topes. En otros países se calcula de otras maneras que podrían resultar más baratas, pero hay que subrayar que el tratamiento de la renta también es diferente, y al final habría que estudiar con detenimiento cuál es la verdadera incidencia. Tal es así que si se mira cuota por cuota en España podría parecer más caro, pero falta enfocar el resultado desde el punto de vista fiscal para conocer bien dónde estamos frente a esos otros países. Por eso opino que debemos mirar más el rendimiento real del negocio que unas condiciones fiscales que, al fin y al cabo, son las reglas de un juego en el que estamos todos, es decir, ver cómo compito, que es de lo que se trata.

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