La Provincia - Diario de Las Palmas

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Patrimonio histórico

La historia sonora de Las Palmas

Las campanas son uno de los sistemas de comunicación más antiguos en las Islas organizando la vida social de la ciudad

La campana bautizada Jesús, María y José de la ermita del Espíritu Santo. Tony Hernández

Las campanas eran el sistema de comunicación más efectivo antes de la llegada de métodos más individuales. Su sonido entrañaba una gran variedad de códigos conocidos por todos los vecinos de las ciudades y pueblos. Convocaban a los creyentes a la celebración de los oficios religiosos, anunciaban las defunciones, los nombramientos de la realeza, las horas del día, el reparto del agua, los peligros e incluso se podía saber si el difunto era hombre, mujer o niño en dependencia del repique. Fueron un elemento esencial para la vida diaria de la población y son, a su vez, piezas artísticas y patrimoniales. La primera vez que se tiene constancia del uso de las campanas en Canarias fue hace 600 años gracias a un documento religioso en el que el Papa Benedicto III permite al sacerdote designado por el conquistador, Jean de Béthencourt, erigir iglesias con campanas en las Islas. Años después, estos elementos sonoros también eran usados para controlar la vida social de la época, en 1531, las Ordenanzas de Concejo de Gran Canaria indicaban que los esclavos no podían salir solos a la calle tras la campanada del toque de queda y en 1547 el último repique indicaba el momento a partir del cual estaba prohibido llevar armas.

Catedral de Canarias

Las campanas de la Catedral se han convertido en parte de la historia de la capital grancanaria. Durante el 26 de junio hasta el 8 de julio de 1599 se produjo una de las batallas más importantes de Las Palmas de Gran Canaria. La armada holandesa bajo la dirección de Van der Does accedió a la ciudad, después de cuatro intentos, con motivo del el cese de las relaciones comerciales con los Países Bajos. Gracias al conocimiento de la orografía de la zona, la armada isleña consiguió echar a las tropas extranjeras de la ciudad. Pero el superintendente Van der Does no se fue con las manos vacías. A su paso saqueó los principales edificios, iglesias y conventos y quemó todo a su partida. Entre los elementos robados estaban las primeras campanas de la Catedral. En 1999 con motivo del cuatrociento aniversario del robo, la Asociación Neerlandesa Canaria regaló a la catedral una nueva campana ubicada en el interior del edificio religioso. Realizada por la empresa holandesa Petit & Fristen luce una inscripción conmemorativa escrita en neerlandés y español. Las campanas originales procedían de Flandes y databan de 1520 aunque su instalación tardó un año, tras el robo el Cabildo Catedral quiso reponer a toda prisa este fundamental elemento pero se encontró con varios problemas. Meses después del incidente la entidad religiosa encargó un nuevo juego que fueran del estilo de la época, como aquellas instaladas en la Giralda de la Catedral de Sevilla. Sin embargo, un informe dictaminó las torres de caracol eran insuficientes en tamaño para colocar unas del estilo de la ciudad hispalense. Por lo tanto, se terminó comprando seis campanas y un reloj procedente de la ciudad belga, Malinas. En la actualidad, solo se conservan tres de estas campanas debido a la baja calidad de las mismas que produjo la rotura del resto. Aún así, se consideran las campanas más antiguas de la capital.

Parroquia de San Agustín

Las cuatro campanas de la parroquia de San Agustín son un buen ejemplo del cambiante mercado de las campanas que respondía a la realidad económica y comercial de cada época. Las primeras que se compraban eran originarias del norte de Europa a raíz de la venta de azúcar que se cultivaba en la Isla. Años después, durante el siglo XVIII, se compraron muchas andaluzas, más tarde aparecieron las indianas, que en ocasiones eran donadas por los propios canarios en la diáspora. Durante el siglo XIX aparecieron las inglesas y un siglo después solía ser de fabricación nacional e insular. En el caso de la Parroquia de San Agustín una de ellas data de 1914 y fue fundida en la localidad alemana de Gescher. Es la más elaborada, ya que si se aprecia desde cerca se puede observar el diseño de la figura de María coronada por doce estrellas mientras pisa una serpiente. Se trata de la aparición de la Virgen que aseguró presenciar la religiosa Catalina Labouré y que que le encomendó la tarea de crear la Medalla Milagrosa cuya devoción surge en el siglo XIX y se expande en el XX. La segunda y tercera campana están realizadas en Las Palmas como indica la firma de Hijos de Enrique Sánchez. La última fue fabricada en serie por la empresa Hermanos Portilla en Santander y está dedicada al párroco de la iglesia durante 1977 hasta 1983.

La procedencia geográfica de las piezas se relaciona con la realidad comercial que vivía la época

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Iglesia del antiguo Hospital de San Martín de Las Palmas

Este recinto dispone de dos campanas procedente de Inglaterra y realizadas por la firma John Warner & Sons en el 1868 y por esa razón luce el escudo de armas del Reino Unido. Su uso sonoro era fundamental para las actividades sanitarias de aquella época y así estaba contemplado en el Reglamento de Orden Interior del complejo. El portero tenía que anunciar la llegada de los profesionales a través de una serie de toques. En el caso de los médicos eran cuatro, si se trataba de un practicante de guardia tocaban dos y si acudía el presidente del Cabildo las campanas sonaban seis veces. A la hora de morir un enfermo se anunciaba mañana y tarde con siete dobles, en el caso de los hombres seis y cinco las mujeres. A su vez, el director del Hospital avisaba a la Catedral para que también anunciaran el fallecimiento. Durante una de las epidemias que azotaron la ciudad se prohibió temporalmente esta tradición, ya que ante las altas cifras de fallecidos, el constante sonido de las campanas mermaban el ánimo de la población.

Parroquia de Santa María del Pino

Realizada en 1892, esta campana procedente de Valencia destaca por haber sido reutilizada en esta parroquia, ya que su fundición es anterior a la del mismo edificio, bendecido en 1921 y construido por orden testamental del patricio Luis Antúnez Monzón. Está adornada con cordones, guirnaldas y motivos florales y pueden observarse elementos iconográficos más recurridos, como son el monograma mariano y la cruz de calvario, a los que se unen un relieve que representa a la Virgen con el Niño.

Parroquia de Nuestra Señora de La Luz

En 1894 el Diario de Las Palmas anunciaba el bautizo de dos nuevas campanas para la ermita de la época. Con el nombre de Nuestra Señora de la Luz y Fray José Cueto Obispo, comenzaron a funcionar ese mismo día. La segunda campana con el nombre homónimo al fray José Cueto Díez de la Maza (1839-1908) fue bautizada en honor de este personaje que dirigió la Diócesis de Canarias desde 1891 hasta 1908, un homenaje sentido teniendo en cuenta que la Parroquia se creó en 1900, durante su pontificado.

Parroquia de la Milagrosa

Las campanas de la Milagrosa rinden homenaje a la Virgen de la Medalla de la Milagrosa, al igual que en la Parroquia de San Agustín. Fue adquirida en tiempos del párroco don Jacinto Falcón Navarro que fue el impulsor de la creación de esta iglesia cuya construcción se inició el 24 de junio de 1915. La pieza fue fundida por los hijos de Enrique Sánchez Gaviria, uno de los fundidores de Gran Canaria. A pesar de que lo habitual era comprar las campanas en el extranjero, la Isla también contó con algunos fundidores locales que venían desde la Península y otros ya nacidos en Gran Canaria. En el caso de la segunda campana está dedicada al sacerdote don Santiago Pérez Olivares al que también le dedican una placa de mármol dispuesta en la fachada del templo por su dedicación durante 48 años.

El Papa Benedicto III fue el primero que autorizó la construcción de iglesias con sus campanas

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Ermita de San Pedro

La campana de la Ermita de San Pedro, bautizada con los nombres de la Sagrada Familia es la más antigua de la ciudad tras las de la Catedral de Canarias, data de 1664 y no se conoce a su fundidor ni la localidad en la que se realizó. Sin embargo, el historiador Gustavo Trujillo plantea que el fundidor sea el mismo que realizó el vaciado de la campana para la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de Agaete, fechada en el mismo año. Las semejanzas no se encuentran solo en su fecha de creación sino que también cuentan con diseños parecidos, luciendo la cruz de calvario, así como las letras empleadas en sus inscripciones. Estas similitudes hacen plantear a Trujillo la posibilidad de que fuese un fundidor oriundo de Gran Canaria o de alguna de las otras Islas, así como un experto de otra zona de España que trabajara de forma itinerante en el Archipiélago. La segunda campana, denominada comúnmente por la gente como la campana grande es más actual, se realizó en 1931 después de que la tormenta del 5 de diciembre de 1923 inutilizara la anterior. Fue encargada a los talleres madrileños de Constantino Linares Ortiz.

Ermita de Nuestra Señora de la Asunción o de Salvago

La campana de esta ermita es la única procedente de Estados Unidos en Las Palmas de Gran Canaria. Vino de Nueva York, realizada por el fundidor Ephraim Force. Aún queda por descubrir la razón por la que esta campana fue comprada a este taller en específico tan alejado de la capital grancanaria.

Ermita del Espíritu Santo

Se cree que la actual campana pudo ser la sustituta de una anterior de origen londinense, que excedía el tamaño de la espadaña, por lo que se tuvo que construir una nueva en 1867. La actual, bautizada como Jesús, María y José fue realizada por el maestro de origen cántabro Moisés Díez y cuenta con el estilo característico de Díez.

“A las campanas no se les presta la suficiente atención”

El historiador Gustavo Trujillo Yanéz frente a las campanas de la Catedral de Canarias. josé carlos guerra

El historiador Gustavo Trujillo Yánez ha registrado y analizado todas las campanas de Gran Canaria en su tesis doctoral ‘Historia, epigrafía e iconografía de las campanas de Gran Canaria: contribución al estudio del patrimonio histórico insular’. El 95% de las campanas que registró son inéditas, es decir, no habían sido analizadas por las administraciones públicas. Por esta razón, Trujillo Yánez pide la acción pública para que se preserven estas antiguas herramientas de comunicación, así como su toque manual, que ha sido reemplazado por el automático. El pasado 20 de noviembre de 2020 la Comisión de Patrimonio con todos los responsables de Cultura de las Comunidades Autónomas propuso la inscripción del toque manual en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural de la UNESCO, petición a la que se suscribe el historiador. "No estoy en contra de la modernización pero se podría mantener la tradición del toque de antaño, al menos en las festividades", opina Trujillo Yánez y recuerda que la automatización se llevó por delante un oficio que en muchas ocasiones era heredado de padres a hijos, como fue el caso de la familia Sánchez, campaneros de la Catedral de Canarias durante un siglo.

En el caso de este importante edificio sacro sus campanas están llenas de excrementos de aves y perjudicadas por la suciedad y erosión debido a su cercanía al mar, lo que ha impedido un estudio más exhaustivo como indica Trujillo Yánez, que pide su consideración como Bien de Interés Cultural (BIC). "En ocasiones son las piezas artísticas más antiguas de las iglesias y no se les presta la suficiente atención", lamenta el historiador que añade que las campanas también han creado el especial paisaje de las ciudades y pueblos. "Las espadañas son parte del paisaje urbano y gracias a ellas podemos distinguir en fotografías antiguas a qué zona de la Isla pertenece la imagen", explica. Trujillo pone sobre la mesa el Informe Técnico del Ministerio de Cultura que indica que para la salvaguarda del patrimonio campanero plantea el mantenimiento integral de la campana, campanario y campanero, es decir, conocer la historia de las campanas, sus torres, toques tradicionales, tradiciones orales y festividades. 

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