Entrevista | Jorge González Capataz de Jesús de la Salud de la Cofradía de los Nazarenos

«Nuestra cofradía ha contribuido a recuperar la Semana Santa»

 Los Nazarenos de Vegueta celebran el próximo Domingo de Ramos cuatro décadas procesionando desde Santo Domingo a la Catedral. Su desfile es uno de los más llamativos y emotivos de la Semana Santa capitalina al ser la única hermandad de la capital que lo hace al estilo sevillano. El capataz de Jesús de la Salud, Jorge González (Madrid, 1958), explica cómo llegó al cargo y las dificultades de su labor.

Este año celebran el 40 aniversario de la salida procesional de la cofradía desde la parroquia de Santo Domingo a la Catedral de Santa Ana ¿Cómo lo está viviendo?

Con la misma ilusión que cuando empecé en 1987 para a ser costalero de Los Nazarenos. Fui durante 17 años costalero, luego pasé a contraguia y también estuve detrás del paso como segundo capataz antes de llegar a ser capataz de Jesús de la Salud en 2008. La cuadrilla está también muy ilusionada; está extraordinariamente unida, después de la salida procesional del pasado año, que fue muy complicada porque tuvieron que ir con la mascarilla bajo el trono y hacía un calor elevado.

¿Por qué se hizo costalero?

Viví mi infancia en Sevilla y lógicamente allí la Semana Santa es uno de los acontecimientos del año. Marché a Madrid y siempre que podía bajaba a Sevilla para la ocasión. En el año 1985 me destinaron a Gran Canaria y me hablaron de la existencia de la cofradía de Los Nazarenos, donde he podido cumplir uno de mis sueños ya que no pude realizarlo en Sevilla. Y, desde entonces, he participado ininterrumpidamente en todas las salidas salvo la del año de la pandemia. Habíamos comenzado a realizar ya los ensayos pero lo tuvimos que dejar todo ante la situación de emergencia.

¿Habrá algo especial durante el desfile que realizarán el Domingo de Ramos por estas cuatro décadas de Estación de Penitencia?

La cuadrilla de costaleros ha regalado por suscripción popular el cíngulo que estrenará el Cristo de la Salud en la procesión del Domingo de Ramos. Como le digo, tienen una gran ilusión en salir este año. No haremos nada especial durante el recorrido. Siempre hacemos una levantada a pulso muy bonita y dura, porque hay que subir el paso tramo a tramo, por los difuntos de la cofradía, y lo repetiremos también en esta Semana Santa. 

¿Cuál es la función exacta que realiza un capataz durante la procesión?

El capataz es los ojos de la cuadrilla. Los costaleros no ven nada porque van debajo del trono y mi función es dirigirles y llamar a uno de ellos para que se preparen para levantar el paso, bajarlo, o indicar los relevos. Es una inmensa satisfacción ir delante del trono. Cuento con un segundo capataz, que va en la parte trasera del trono, que me hace de contraguía. Yo le hago señas y él se las trasmite a las personas que están al final del paso porque entre la música y la gente que asiste a la procesión a mi no se me oye.

¿Es todo un ritual guiar un paso como el de Los Nazarenos?

Totalmente. Es un ritual permanente desde que los costaleros llegan a la iglesia el Domingo de Ramos, se visten y preparan el costal para que el cuello descanse y se ponen la faja para proteger la espalda.

¿Cuántos kilos pesa exactamente el paso de Jesús de la Salud?

El paso pesa mil kilos y lo llevarán entre 30 costaleros. Al principio la cosa va muy bien pero en el recorrido hay muchos sitios donde no hay relevos. Bien porque las calles son muy estrechas y no se pueden hacer o porque no hay personal para relevar a los costaleros en todas las trabajaderas, aunque no es la ocasión este año, llevamos un mínimo de un relevo por trabajadera. El esfuerzo que hacen los costaleros es considerable y a mi me cuesta parar el paso para que descansen, pero he de hacerlo. 

¿Hay relevo generacional en la cuadrilla de costaleros?

Sí la hay. Tenemos 5 o 6 cofrades que salían de niños como aguadores con el paso y han visto cubierta su ilusión cuando han cumplido los 18 años y se han hecho costaleros. También costaleros que están con sus hijos en la cuadrilla. Si el costalero se mantiene bien físicamente y concienciado puede aguantar años.  

¿Les llega gente interesada cada año en ser costalero o hay que buscarla?

Nos llega gente. Esto no es un círculo cerrado, ni un club privado. Si tienen ilusión pueden entrar sin problema dentro de la cuadrilla de Jesús de la Salud o de la Esperanza de Vegueta, en función de las necesidades que tenga la hermandad. Lo único que hace falta son ganas, ilusión y sentir que estás paseando a tu titular. 

No es necesario ser cofrade de Los Nazarenos para ser costalero en Semana Santa ¿no?

Sería deseable que los costaleros fueran cofrades pero no hace falta. La mayor parte son hermanos de la cofradía pero también tenemos costaleros que no lo son.

¿Cuál es la dificultad de llevar un paso al costal como el que cargan ustedes?

La estrechez de las calles es soportable, el problema es la inclinación que tienen muchas de las vías por donde pasemos, sobre todo se siente mucho a la hora de girar hacía otra. Hay calles que tienen una fuerte caída hacia la derecha y hay que esforzarse para sostener el trono sin caer hacía la pared. Y eso ocurre cuando vamos en dirección a la Catedral de Santa Ana y al volver a la parroquia de Santo Domingo por el mismo camino. Cuando la calle tiene pendiente el problema no es tan acusado porque el peso del paso se desplaza entre los propios costaleros.

¿Será un alivio cada año cuando regresan a Santo Domingo sin ningún incidente?

Cuando terminamos, el comentario siempre es «ya queda menos para el Domingo de Ramos». Lo peor para nosotros es tener una contractura durante un ensayo y no poder salir o no salir ese día porque llueva. Los costaleros no son superhombres pero hay que estar bastante bien de condiciones físicas. Sin embargo, para procesionar no todo es fuerza, sino también técnica. Una mala colocación de un costalero bajo el paso puede condicionar a todos durante el camino.

Llevan uno de los pasos más queridos por los devotos ¿Perciben ustedes ese fervor religioso o cuando están en procesión no da tiempo a percatarse de lo que ocurre en la calle?

 Cuando no era costalero a mi se me ponía la carne de gallina cuando salía Jesús de la Salud de la parroquia pero, sí, sí se percibe ese ambiente de emoción. Ves a la gente emocionada, llorando, cuando ven a la imagen del Cristo o alguien se arranca con una malagueña o saeta. Es muy emocionante.

¿La Semana Santa de Las Palmas de Gran Canaria tiene algo que envidiar a las procesiones andaluzas?

En pocas palabras, nosotros somos la ACB y ellos son la NBA. El problema que tienen en Sevilla es que hay tanta gente que quiere ser costalero y cuando igualan no todos caben y hay que dejar a gente fuera. Nosotros ese problema no lo tenemos. Por lo que respecta a la actitud o el esfuerzo económico que hacen las cofradías en el mantenimiento de los pasos creo que somos iguales. Nosotros somos la única cofradía en Las Palmas de Gran Canaria que sale al estilo sevillano y creo que incluso muchos andaluces que viven aquí ni siquiera sabe que salimos el Domingo de Ramos. Ellos suelen irse para su tierra pensando que aquí no pueden ver nada parecido y cuando se lo dices se quedan asombrados. La Semana Santa estaba hace años en el olvido y creo; no es falsa modestia, que nuestra cofradía ha contribuido a su recuperación. Hemos tirado del carro con una procesión atractiva y atrayente para la ciudadanía.

¿Cuál es su deseo como capataz para este Domingo de Ramos, 2 de abril?

Que no nos llueve. El tiempo en primavera es muy traicionero. Tenemos experiencias de tener sol y después en la Semana Santa ponerse a llover o estar lloviendo a mares dos o tres horas previas y antes de procesionar salir el sol. Las imágenes no se pueden mojar, es un patrimonio material y espiritual que tenemos que cuidar. Además, en las procesiones van niños, personas mayores y nazarenos que no pueden estar en la calle si se pone a llover. Mi deseo es que salga todo bien y que no haya ningún problema.

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