Un suizo cruza el Atlántico a remo para dar desde Canarias la vuelta al mundo

Louis Margot espera completar su desafío en tres años y medio con una embarcación a remos y una bicicleta

Louis Margot, en su embarcación a remo, tras llegar al Muelle Deportivo.

Louis Margot, en su embarcación a remo, tras llegar al Muelle Deportivo. / LP / DLP

Louis Margot, de 31 años, acaba de llegar al Muelle Deportivo de Las Palmas de Gran Canaria desde Portugal. Hasta ahí nada excepcional. Salvo que viaja a remo y pedales, solo, a bordo de una moderna cáscara de nuez, y quiere dar la vuelta al mundo sin más ayuda que la de sus músculos, los minisatélites de Elon Musk y la comida deshidratada que mezcla con agua caliente para no sucumbir a la fatiga. 

Así acaba de llegar desde Portimao, en Portugal, y así espera cruzar el Atlántico en dos meses de travesía hasta el Caribe. Luego recalará en Costa Rica, descansará unas semanas y recorrerá en bicicleta América Central hasta entrar en EEUU. Desde Hawái volverá a lanzarse al mar con su canoa ultramoderna, con la esperanza de completar la vuelta al mundo en tres años y medio.

«Quiero cumplir ese desafío porque siento una conexión con el océano muy adentro. La vida debe ser algo más que el trabajo diario. Hay que conocer gente y vivir aventuras», asegura este ingeniero suizo especializado en energías renovables.

Apoyo de Suiza

Cuenta con el patrocinio de varias empresas deportivas de su país, y el Gobierno suizo le ha prometido ayudas si logra su objetivo, que es dar la vuelta al mundo pedaleando y remando en esos tres años y medio. El récord, añade, está en poco menos de cinco años. Solo lo han hecho dos personas. Margot quiere ser el tercero.

Ha llegado al Muelle Deportivo tras bajar en bicicleta de Suiza a Portugal y zarpar desde Portimao a Canarias con su pequeña embarcación, el Badadia, una mezcla de italiano y francés que viene a significar un «loco libre» o algo así.

Fueron dos semanas de navegación entre grandes olas que le dejaron exhausto. «Ha sido muy duro. Pasé noches enteras sin dormir, pero lo peor es cuando recuerdas a la familia porque estás solo y te entra el miedo», relata. Solo y con lo mínimo para salir adelante en el océano, sin velas ni motores auxiliares. 

Logística

La canoa la compró por 50.000 euros de segunda mano, la mitad de su precio nueva, y está compuesta de una sólida aleación de fibra de carbono y aluminio, con dos remos y un sistema de pedales para cuando los brazos no dan más de sí. 

Tiene, además, dos cabinas selladas, que están especialmente diseñadas para resistir el embate de las olas y recuperar la estabilidad si sufres un vuelco en el mar. 

Louis Margot, en el Muelle Deportivo.

Louis Margot, en el Muelle Deportivo. / LP / DLP

En la cabina más grande guarda los aparejos y las herramientas para afrontar cualquier avería, mientras que el habitáculo más pequeño está equipado con una pequeña cama que usa para dormir. 

Agua a bordo

Otro elemento fundamental es una desalinizadora para filtrar el agua del mar y poder hidratarse, así como la antena Starlink para disponer de comunicación por satélite y la conexión a un sistema mundial de balizas de emergencia. Ese mecanismo, que se activa con un botón y propicia el rescate automático, supondría el final del sueño de Margot.

El aventurero suizo pasará tres semanas en Canarias para reponer fuerzas antes de partir. En la travesía de Portugal a Las Palmas solo durmió una media de tres horas diarias. Por fortuna no se cruzó con ninguna orca, pero sí con delfines que brincaban salvajes a su alrededor.

«Un día en el mar equivale a un año en la tierra, porque el tiempo se detiene y es muy duro todo, pero los sueños no se cumplen solos, tienes que hacerlo por ti mismo», reflexiona este ingeniero.

Ayer, nada más arribar a la dársena capitalina, disfrutó de una cerveza y de una buena ducha reparadora que le brindó el personal del Muelle Deportivo