Punto de vista

La Isleta: de la construcción del Puerto a los problemas actuales

Actividades por el Día de La Isleta

Actividades por el Día de La Isleta / Andrés Cruz

Juan Manuel Rodríguez Hernández

Ayer, 26 de febrero de 2024, se celebró el Día del Barrio de La Isleta en su decimoquinta edición. Fue el 23 de febrero de 2009 cuando el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria acordó por unanimidad declarar este día como fiesta oficial no religiosa del populoso barrio de La isleta.

El porqué de esta fecha no es otro que el recordar la construcción del Puerto de La Luz. El proyecto del Puerto de Refugio de La Luz, obra del ingeniero Juan de León y Castillo, fue redactado en 1881 y aprobado el 3 de marzo de 1882. Las obras, adjudicadas a la casa inglesa Swanston, comenzaron el 26 de febrero de 1883.

La necesidad de mano de obra propicia el que acudan desde distintos puntos de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura familias enteras, las cuales se asientan en la zona, contribuyendo a levantar el puerto y poblar La Isleta. Este es el punto de partida de la formación del barrio.

El fallecido doctor en Historia Económica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Miguel Suárez Bosa asegura en uno de sus libros que el Puerto «propició el surgimiento de un grupo especializado de empresarios y trabajadores que dio lugar al núcleo poblacional de La isleta».

Poblacional porque comienza un cambio en el paisaje, árido y volcánico con la aparición primero, de chabolas que fueron cambiando a viviendas en la medida de las mejoras económicas de los trabajadores, que genera también un paisanaje diferente, donde la mezcla de culturas, rasgos, temperamentos, personalidad, alimentación, etcétera, crearon una forma de ser diferente, la idiosincrasia isletera. Y económica, porque este puerto, empresarios y trabajadores, fueron y siguen siendo el motor económico e industrial de la isla y del Archipiélago.

Ayer no solo se conmemoró la colocación de la primera piedra del Puerto de Refugio de La Luz en Gran Canaria. También debemos celebrar que ese día se comienzan a poner los cimientos de este barrio de La Isleta. En este lugar se consolida, un lugar de residencia, de trabajo, ocio, cultura y vivencias, que articuló una comunidad con intensas interrelaciones, un fuerte arraigo al territorio y sentimiento de pertenencia con una marcada diferenciación, reforzada por su emplazamiento al otro lado del istmo, separada del resto de la ciudad. «De La Isleta, ¡y a mucha honra!».

En el segundo párrafo del Bando firmado por don Jerónimo Saavedra, como alcalde de la ciudad, el 23 de febrero de 2009, leemos: «Por eso es relevante el paso dado por la asociación ‘Día Isleta’, respaldado por un amplio colectivo vecinal, en orden a conmemorar un hecho sobresaliente en el devenir de la Ciudad: la colocación de la primera piedra del puerto de La Luz y de Las Palmas. Y con el puerto, y en el puerto, La Isleta».

Pero a pesar de este Bando que reconoce los valores del barrio y de sus habitantes, con estas palabras: «La Isleta y sus atributos. El puerto y su configuración. Los asentamientos poblacionales y la evolución de una potente infraestructura. Estructura geomorfológica, área urbana y espacios y equipamientos para dinamizar una actividad esencial en el conjunto productivo de la Ciudad y de la Isla», la Isleta sigue siendo la gran olvidada por parte del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en la solución a los grandes déficits que padecen el barrio y sus habitantes. Con una población cercana a los 25.000 habitantes, adolece de instalaciones sociales, comunitarias, deportivas y zonas verdes. Muchos municipios del interior de la isla con menos habitantes sí las tienen; La Isleta, no.

A esto hay que sumar el gran deterioro en el asfaltado de calles, de una movilidad inexistente, aceras estropeadas, estrechas, falta de aparcamientos, problemas históricos en el tráfico para la salida y entrada al barrio, ahora agudizados por la interminable obra de la Metroguagua. Problemas en la red de saneamiento, muy antiguo y en algunos casos inexistentes, generando graves problemas en algunas zonas y siendo parte del cierre al baño de la playa de El Confital desde al año 2017.

Todos estos problemas se van a agudizar en los próximos meses con el gran despliegue constructivo en la calle Juan Rejón, Albareda, La Naval o Rosarito, donde además se ha destruido una parte importante de fachadas que deberían estar protegidas, como así sucede en otras zonas como en la calle Perojo, pero en La Isleta no: diferente rasero para una misma acción. Y continuará con otro despliegue constructivo aún mayor, el que se va a producir en los alrededores de la Plaza de Manuel Becerra, calles Atindana, Andamana, Benertemi, Roque Nublo, etcétera, con la construcción de casi 20 edificios, algunos de gran altura, sin olvidar los ya en construcción en la antigua Fábrica de Hielo. Situación que aumentará los problemas en la red de saneamiento que sufrirán las viviendas situadas en la parte media y alta del barrio, ya que se producirá un gran atasco, al no ser renovada la ya deteriorada y escasa red actual.

Una gentrificación en toda regla, que más parece un intento organizado desde nuestro ayuntamiento para acabar con la idiosincrasia isletera, por un desarrollo urbanístico donde lo importante es la especulación y el beneficio de unos pocos. Como resultado, los propios vecinos de La Isleta no tienen acceso a la compra de un piso en el mismo solar que han vendido para la construcción del edificio, por lo que tendrán que migrar a otros barrios de la periferia.

Hay más problemas en La Isleta, la marcha atrás en la entrega del Canarias 50 a la ciudad para zonas verdes y espacios culturales del barrio, a pesar de un contrato y publicación en el BOE de la cesión. Los intentos de construir una regasificadora en El Sebadal y el astillero de megayates en el istmo, ambas industrias muy perjudiciales para la salud de los vecinos. Y lo más actual, la celebración del carnaval en la zona de Belén María y Plaza de Manuel Becerra, una improvisación generalizada y sin contar con los vecinos más próximos, que lo han sufrido. La Isleta no ha dicho NO al carnaval, ha dicho NO al lugar. Recordemos que fue en La Isleta donde comenzó el carnaval. Un carnaval de los ciudadanos, un carnaval de la calle.

Ante todo, los isleteros e isleteras, seguiremos siendo solidarios con el resto de la ciudad, como lo hemos sido siempre. ¡Feliz día del barrio de La Isleta!