Comercios históricos de Las Palmas de Gran Canaria

Ernest, el armario de Las Palmas de Gran Canaria

Ernesto Pérez abrió su primera tienda en la década de los 60 y expandió su negocio hasta sumar doce locales

El fundador ha dejado paso a la segunda generación

Ernesto Pérez coloca un bolso en la tienda Ernest.

Ernesto Pérez coloca un bolso en la tienda Ernest. / José Pérez Curbelo

Ernesto Pérez abrió su primera tienda en el entorno de Juan Rejón en la década de los 60. El comercio fue bien, es más, el negocio despegó de tal manera que llegó a tener doce tiendas abiertas. Era un hombre incansable, trabajaba de día y de noche para que todo fuera como la seda. Ahora, la segunda generación ha tomado las riendas del último local que queda del imperio familiar, ubicado en la calle Malteses.

Su hijo Ernesto Pérez estuvo desde renacuajo merodeando en las tiendas de aquí para allá. «A mí me encantaba preguntarle a mi padre en qué le podía ayudar», cuenta. A los diez años el padre le dio su primer trabajo: barrer el suelo. «Me dijo que si no sabía lo que era barrer, luego no podría mandar a nadie a hacerlo», cuenta Pérez. Comenzó desde lo más bajo y a medida que iba creciendo fue tocando todos los palos del trabajo, desde atención al público, trabajo de oficina hasta el trato con los proveedores. 

«Desde pequeño recuerdo las tiendas, el olor de la ropa, de las cajas de cartón, ese tipo de cosas», rememora Pérez años después. Fue una época que recuerda con mucho cariño, ya que las tiendas estaban en su apogeo. Su padre tenía la exclusividad de la marca Fred Perry y Lacoste, que le ayudó a despegar las ventas. «Eran las dos marcas que más triunfaban», asegura Pérez. En la actualidad tienen la exclusividad de la marca barcelonesa Fyord y Seaman para hombre y Maryland para mujer. «A la gente le gusta mucho porque al fin y al cabo es diseño español, no es el diseño asiático que suelen traer otras tiendas, es de mejor calidad, mejor confección y sobre todo, mejor diseño», destaca. En los comienzos la tienda era exclusivamente de telas, pero a medida que fue apareciendo la ropa prefabricada Pérez fue incorporándola hasta que las telas fueron desapareciendo. 

También muebles

Desde que era joven Pérez acompañó a su padre a la península a recorrer las fábricas para comprar al por mayor y discutir los precios. «Yo siempre estaba observando a mi padre y aprendiendo», refleja. Además de hacer una ruta por las fábricas de ropa, también asistían a las ferias de muebles de Madrid porque una de las tiendas era de este sector en Bravo Murillo. «Es raro que haya gente en Las Palmas que no tenga en su casa alguna cosa de la tienda, un cenicero, por decirte algo, o una mesa de comedor, o un sofá», comenta. El objetivo del fundador fue diversificar el negocio, y vio en los muebles una oportunidad. «A mi madre también siempre le ha gustado mucho la decoración y funcionó muy bien», detalla.

Las tiendas estaban desperdigadas por toda la geografía grancanaria, contaban con sucursales en Playa del Inglés, Telde, Bravo Murillo, Canalejas y en los centros comerciales de Las Arenas y La Ballena, entre otros puntos. «Era de esos hombres de aquella época que con ellos se rompió el molde, tenía una capacidad de trabajo y ambición increíble, al fin y al cabo vivieron una época de postguerra y, claro, empezaban a ver frutos y ahí se desvivían», comenta Pérez.

Sin embargo, después de la crisis del 2008, que destrozó gran parte del tejido económico del país, Ernesto Pérez tomó la decisión de cerrar todas las tiendas excepto una. La afortunada fue la que sigue actualmente en pie, abierta a principios de los 80, y otra en la calle Peregrina. Pérez preguntó a sus cinco hijos si a alguno le gustaría mantener el legado familiar, y 16 años después Ernesto Pérez sigue rodeado de vestidos, camisetas, chalecos, cinturones, bolsos y pantalones. Pérez decidió continuar con el negocio familiar porque era el sector al que se ha dedicado toda la vida. «Era el mundillo que yo conocía y fue lo más fácil para mí», apunta. Pérez cerró la segunda tienda hace unos cinco años y ha reunido toda la mercancía en Malteses.

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