Semana Santa | Teatro de calle

El Gólgota canario de Las Coloradas

En la década de los setenta los vecinos del barrio protagonizaron La Pasión y Muerte de Cristo cada Semana Santa

Las representaciones tuvieron mucho éxito

Vecinos vestidos de romanos

Vecinos vestidos de romanos / La Provincia

Carlos Delgado Mujica / Pedro José Franco López

El barrio de las Coloradas, situado en Las Palmas de Gran Canaria junto a la montaña homónima, comenzó su construcción hacia 1959, donde los primeros vecinos se organizaron para dar forma a las primeras edificaciones y calles del lugar.

Los inicios de este popular núcleo capitalino no fueron fáciles, pues muchos de los servicios básicos no concurrieron hasta casi veinte años después de la construcción de las primeras casas; aspectos como el asfaltado de sus calles, el alumbrado público, el agua de abasto, entre otros elementos básicos para la comunidad, reflejaba una estampa de dejadez institucional que fue superada poco a poco en la década de los años setenta gracias al exclusivo empeño de sus vecinos.

Sin embargo, y pese a las dificultades, Las Coloradas nunca comportó su imagen como un lugar desolado o suburbial, pues sus vecinos agudizaron el ingenio para contrarrestar la escasa atención gubernamental convirtiéndolo en un entorno habitable y con futuro; por ejemplo, en las labores de limpieza urbana, cada vecino se encargaba de su parte de calle, mientras que, para otros servicios, según recoge una entrevista realizada por Balbuena para el periódico LA PROVINCIA en 1972: «Se montó un servicio de recogida domiciliaria de basuras y otro de vigilancia propio, ya que el municipio se desentendía por completo del barrio e incluso se montó un servicio de alumbrado de calles y viviendas con grupos electrógenos, propiedad de la asociación».

El Gólgota canario de Las Coloradas

Un momento de la Crucifixión / La Provincia

Ante su delicada situación, los vecinos reivindicaron nuevamente su arraigo y ganas de progreso de una manera llamativa y artística: llevando a las calles y parajes del barrio una representación de la Pasión y Muerte de Jesús cada Semana Santa.

El texto elegido para materializar el guion fue el original firmado por Enrique Zumel, tratando de emular las grandes representaciones que se celebraban en la península.

Concurso de cartel anunciador

Para dar a conocer el espectáculo en Las Palmas de Gran Canaria y en otros municipios de la isla, muchas fueron las iniciativas, destacando el concurso de cartel anunciador.

El concurso fue patrocinado en varias ediciones por la Caja Insular de Ahorros, otorgando un premio único de 10.000 pesetas, celebrándose la exposición de participantes en la sede de dicha entidad en Triana y en el Castillo de La Luz; en 1971, el pintor Rafaely obtuvo el primer premio, mereciendo lo propio las creaciones de Rafael de Andrés en 1972 y 1973. En 1974, año en que el concurso adquirió ámbito regional, José Pradera sería el ganador, repitiendo galardón en 1975.

El Gólgota canario de Las Coloradas

Cartel anunciador / La Provincia

El montaje escénico se extendía por unos 60.000 metros cuadrados, repartiendo las escenas propias de este texto bíblico con decorados construidos al efecto, mientras que para otras escenas se utilizaba el entorno natural de Las Coloradas como mejor escenario, destacando la Montaña de los Canarios o del Confital como Monte Gólgota para representar la crucifixión.

El público, multitudinario en todas las funciones llevadas a cabo, ocupaba espacios como el actual campo de fútbol de Las Coloradas y aledaños, acudiendo para disfrutar de un espectáculo en el que participaban tanto vecinos del barrio como otros venidos de diferentes municipios de Gran Canaria.

Muchos son los nombres de las personas que ayudaron a crear y engrandecer este hito del teatro de calle en Canarias; Isidro Gómez López, conocido en el ambiente cultural y festivo de la ciudad, fue uno de los promotores de la Pasión de Las Coloradas, quien llegó a realizar el montaje de la obra con técnicos de Radio Ecca y con participación de entidades como la Banda de Música del Ejército, la Coral Polifónica de Gáldar o la Orquesta de Cámara de Las Palmas, entre otras agrupaciones. Hoy, una calle del capitalino barrio de Ciudad del Campo recuerda a Isidro Gómez.

Por su parte, José María Fernández, director entonces del grupo de teatro del barrio ‘Talía’, corría a cargo de la dirección de la obra. Fernández había formado parte de importantes compañías de teatro en España como la de Valeriano León y Aurora León o del propio Teatro Popular Español, siendo encomiable e inolvidable su colaboración en este evento histórico de Las Coloradas.

El Gólgota canario de Las Coloradas

Vista área del barrio de Las Coloradas. / La Provincia

El Cristo sin barba

José Suárez, miembro del Grupo Teatral ‘Talía’, interpretó varias veces a Jesucristo. Junto a su fidedigna actuación, también será recordado por su anecdótico rol como protagonista sin barba natural. «Estoy haciendo el servicio militar en el Regimiento de Artillería 94 y no he querido molestar allí para que me permitiesen dejarme la barba», comentaba el intérprete amateur.

Óscar Cruz, por su parte, interpretó a Barrabás en varias ocasiones. Vecino del barrio, reconoció no gustarle el mundo de la interpretación. No obstante, su participación formaba parte de todo el elenco que, como vecindario de Las Coloradas, sumaba a una obra que aspiraba a enunciar la presencia del barrio más allá de las fronteras de Nueva Isleta.

Sonriente y enérgica, recibe Estrella R. Domènech el grato recuerdo de su contribución en la obra. Fue intérprete de papeles como el de Verónica con frases como: «Apartaos impíos, ni la cara de hombre le ha quedado, y todavía tiráis por él», atribuyendo sus palabras a las de la santa mujer que limpió el rostro de Cristo camino al Calvario.

Estrella fue además una entusiasta luchadora de las causas sociales de Las Palmas de Gran Canaria y del barrio de Las Coloradas, y no renuncia al recuerdo de su compromiso en la obra y con la esperanza que algún día pueda ser recuperado este importante evento.

Entre el plantel actoral que encarnó los principales personajes de la obra, podría destacarse nombres como Esther de Fernán, quien realizó el papel de María Dolorosa en varias ocasiones y contagió el amor por el teatro a varios niños y jóvenes del barrio. También, pasará a la historia el magistral tratamiento cristológico del actor canario Francisco Acosta, quien protagonizó La Pasión en varias ocasiones.

El Gólgota canario de Las Coloradas

Escenario al aire libre / La Provincia

Sin embargo, es difícil mentar a todos y cada uno de los magníficos actores, figurantes y bailarines que participaron en este gran evento artístico. La valiosa aportación de todos y todas a la historia del teatro de calle en Canarias quedará en la retina de los miles de espectadores que pudieron presenciar este evento único e irrepetible.

La Pasión y Muerte del barrio de Las Coloradas funcionó. Su dimensión fue de tal magnitud que a su elaboración y montaje fue incorporándose un importante grueso de entidades e instituciones públicas y privadas con el fin de ayudar a impulsar esta representación clave dentro de la Semana Santa isleña cuya impronta queda plasmada actualmente sobre el nomenclátor municipal de las calles del barrio.

Hoy, una cruz corona el mítico ’Gólgota canario’ de Las Coloradas con visión al barrio y a la capital al mismo tiempo. Quizás, es el símbolo más importante del lugar, pues gracias a esta gran obra religiosa de La Pasión, una cruz también puso en el punto de mira a un enclave capitalino que buscaba su progreso y su propio camino como pueblo.

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