HONORES Y DISTINCIONES DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 2024

El barrio de Las Palmas de Gran Canaria que se hizo "a sí mismo"

La Asociación de vecinos Tres Palmas del Cono Sur recibe la medalla de oro de la ciudad por sus Fiestas Fundacionales

El galardón municipal coincide con la celebración del cincuentenario de la construcción de los bloques de viviendas

Miembros de la Asocición Vecinal Tres Palmas.

Miembros de la Asocición Vecinal Tres Palmas. / ANDRÉS CRUZ

El próximo día 23, la Asociación de Vecinos Tres Palmas, también llamada Vecinos Unidos Tres Palmas en el distrito del Cono Sur, recibe la medalla de oro de Las Palmas de Gran Canaria con motivo de las Fiestas Fundacionales de la ciudad. El galardón coincide con el cincuentenario del nacimiento del barrio.

Los vecinos de Tres Palmas tienen razones suficientes para estar orgullosos de pertenecer a su barrio, levantado a mediados de los años 70 del pasado siglo en una España que comenzaba a andar en democracia y donde ser campesino, obrero o trabajador era más que sacrificado. Su historia es un ejemplo de la vital importancia que han tenido las asociaciones vecinales en la mejora de los barrios, principalmente los de la periferia. Este año, que están de aniversario por su cincuenta cumpleaños, reciben la medalla de oro de Las Palmas de Gran Canaria con motivo de las Fiestas Fundacionales.

El presidente de la Asociación de Vecinos de Tres Palmas, Juan Samper, confesaba esta semana estar «muy agradecidos» por el premio, mientras afirmaba sin rubor que es un reconocimiento «muy merecido» al trabajo realizado durante cincuenta años. «Este es un barrio que se ha hecho a sí mismo. No es como otros», declaraba. El relato de su nacimiento, de cómo resolvieron sus problemas y conflictos, de la implicación de sus residentes en su mejora, de lo que han conseguido en estas cinco décadas, y el trabajo que continúan desarrollando es un reflejo de esa afirmación. Solo hay que ver en la plataforma Youtube ‘Tres Palmas un esfuerzo común’ con imágenes de La 2.

El barrio de Tres Palmas nació al amparo de la cooperativa de trabajadores de Jardineras Guaguas, que era la empresa concesionaria del transporte público de la capital desde 1937. Fundada en 1957 con el objetivo de construir viviendas a sus trabajadores, en 1968 creó una Junta Rectora que cedió los terrenos que poseía en la ladera de Pedro Hidalgo al entonces constructor oficial del país: el Patronato Francisco Franco para la edificación de 508 viviendas, locales comerciales y urbanizar el barrio. Este se construyó entre los años 1970 y 1972 y las primeras llaves se entregaron en 1974. 

Los pisos no cumplieron, sin embargo, con las expectativas en cuanto a calidad. La primera lucha vecinal fue reivindicar al Patronato Francisco Franco la mejora de sus viviendas y para ello se negaron a pagar el préstamo que aún tenían con el Banco de Crédito a la Construcción y con la Caja Insular de Ahorros para terminar las casas. El Patronato puso en subasta las casas y los vecinos la lograron parar recogiendo firmas y yendo a todas las instancias pertinentes. 

Los residentes batallaron por una vivienda digna, tras las deficiencias que presentaban los pisos

Aquella batalla por una vivienda digna fue un pulso a la administración estatal, que había poblado España de casas sociales de baja calidad a través del Patronato Francisco Franco aprovechando la necesidad de vivienda pública, y que no se solventó hasta 1979, cuando la entidad reconoció las deficiencias. De aquella lucha queda hoy la fiesta de la subasta.

Los primeros residentes tuvieron que tirar durante tiempo de la luz y el agua aun de obra porque los servicios tardaron en llegar al barrio, conocido como el de «los comunistas» por el número de simpatizantes al entonces Partido Comunista de España y Unión del Pueblo Canario.  

La ventaja de la periferia

Sentirse tan alejados del centro de la ciudad, más que un handicap supuso una ventaja, y los vecinos hicieron piña para prosperar. Así, entre todos, consiguieron adecentar las zonas comunes de alrededor de las viviendas con jardines y aceras aprovechando los ‘sábados rojos’; crear un supermercado porque la única tienda cercana era un camión lleno de viandas que traía al barrio un residente y montar una guardería infantil, mientras peleaban por tener un colegio cercano -Doctor Juan Negrín-. 

La Asociación de Vecinos Unidos Tres Palmas se formalizó en 1978. Su primer gran proyecto fue la construcción de una biblioteca y aprovechar el centro comercial creado y que por falta de negocios estaba vacío, para instalar un gimnasio y desarrollar talleres y actividades para los vecinos, y que hoy es el corazón del barrio. Bajo su empuje se formalizó la Comparsa adulta e infantil Metrópolis, hoy Urban Family; el Club de Ajedrez Tres Palmas y el Club de Judo y Jiu-Jitsu Tanaka; así como un Club de Baloncesto y otro de fútbol. Y el grupo folclórico Ahorén.

Bajo el empuje de la asociación vecinal se formalizó la Comparsa adulta e infantil Metrópolis, hoy Urban Family; el Club de Ajedrez Tres Palmas y el Club de Judo y Jiu-Jitsu Tanaka

La lucha por el agua en los años 80 fue otra batalla decisiva. Los presidentes de las comunidades de vecinos se negaron a recaudar el dinero de los recibos de agua, que hacían puerta por puerta, y llevarlo después a la empresa en Tomás Morales sin seguridad alguna. La asociación vecinal se dio además cuenta de que el Ayuntamiento les cobraba dos veces el agua; primero hasta el aljibe y después hasta los pisos, por lo que se negaron a pagar. 

La respuesta municipal no fue otra que el corte de agua durante 76 días, algo que los vecinos lograban solventar por la noche, rompiendo el cierre. También con el alquiler de un camión cuba que repartía 12.000 litros de agua.

En 2016 promovieron la recuperación de la Casa del Niño y, tras varios años de demandas, lograron que en 2019 y 2020 el Ayuntamiento les adecentara las fachadas de los inmuebles gracias a los Fondos de Cooperación del Cabildo insular. Ahora, están pendientes de que se les construya una rampa para personas con movilidad reducida en uno de los bloques. 

De aquella generación de vecinos combatientes quedan ya pocos en la asociación, pero han conseguido crear escuela con las nuevas generaciones. Como dice Samper: «Nunca hay que bajar la guardia si quieres mejorar tu barrio».

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