Como ocurre con los SUV urbanos frente a los utilitarios, la categoría a la que pertenece el Renault Kadjar se perfila como la alternativa natural al segmento compacto. Si bien hay que puntualizar que por sus dimensiones (4,49 metros de longitud), el modelo que hoy analizamos se sitúa un peldaño por encima, a medio camino entre aquellos y la berlina tradicional. Las ventajas de su construcción, por tanto, son entre otros aspectos, el germen para mostrarse como opción a los "clásicos" a los que poco tiene que envidiar en términos de habitabilidad, capacidad de carga y comportamiento.

El Kadjar incluso se atreve a dar un paso más allá. En líneas generales, el SUV como concepto no suele ser un dechado de virtudes fuera de su zona de confort, sin embargo, Renault se muestra más generosa en este sentido al proveer a las versiones 4x4 de las aptitudes necesarias para extender su radio de acción fuera de los caminos y pistas sin asfaltar. No es este el caso al tratarse de la versión de acabado Zen 4x2 pero está bien saber que la opción existe.

Actualización

La reedición lanzada a principios de este año presenta pequeñas modificaciones tanto en la parte delantera como la trasera de la carrocería lo que le proporciona, en nuestra opinión, un aire más aparente. En el frontal, la parrilla gana en presencia y se añaden nuevos detalles decorativos en cromado. El parachoques presenta mayor superficie en color de la carrocería, ganando en protagonismo y refinamiento los espacios donde se encastran los faros antiniebla.

En la sección posterior los cambios también han sido escogidos con cuidado limitándose al rediseño de los reflectores y del parachoques inferior donde se inserta un protector en acabado plateado en sintonía con el de la parte anterior. Esta reedición trae aparejado además la incorporación de tres colores inéditos y dos nuevos tipos de llantas.

A los mandos del Kadjar se palpa una mayor sensación de calidad y facilidad de manejo una vez superamos el preceptivo aprendizaje hasta habituarnos a la organización de los dispositivos de control.

La mayoría de las operaciones se concentran en el volante y en la pantalla multimedia donde se recoge la visualización del sistema R-Link 2 y las imágenes de la cámara de visión trasera. Justo debajo se sitúan los mandos de la climatización con operadores rotativos para establecer la temperatura de forma independiente en ambos lados de la cabina.

La instrumentación es digital, sencilla y funcional, con una única configuración de visualización. Incluye los relojes de marcación habituales además de distintos indicadores entre los que se encuentran los correspondientes al momento idóneo del cambio de marchas o el de advertencia del sistema de alerta de cambio de carril.

Fiel a su esencia

También son de nueva factura los embellecedores en cromo satinado que acompañan a algunos elementos así como los paneles de los mandos de las ventanillas y los retrovisores eléctricos con retroiluminación.

La posición de conducción es cómoda y no excesivamente elevada aunque lo suficiente para mantener una postura que nos permite dominar todo el entorno. En la práctica resulta confortable, el centro de gravedad bajo y el perfecta distribución de masas es todo un acierto y permite disfrutar de un gran equilibrio en la conducción reduciendo o evitando los incómodos morreos o balanceos de la carrocería.

Los centímetros extras benefician a su vez el espacio en las plazas traseras y la zona de carga dispone de una capacidad de 527 litros, de las mejores de la categoría. El asiento trasero es muy fácil de abatir desde el propio compartimento de equipajes y cuanta con la posibilidad de plegar la banqueta del asiento del acompañante para alojar objetos de 2,5 metros de largo lo que resulta un gran recurso práctico.