¿Te imaginas viajar siempre en autobús, tren o tranvía sin tener que pagar el billete? Pues en Luxemburgo puedes hacerlo, puesto que es el primer y único país del mundo que ofrece el transporte público gratuito. Y es que desde marzo de 2020, todo el territorio introdujo lo que se conoce como transporte público universal sin tarifa (FFPT) para todos los modos de transporte (autobús, tren o tranvía) y usuarios (residentes, trabajadores fronterizos y turistas). Aunque todavía es muy pronto para evaluar el impacto real de esta medida en la sociedad y la economía del país, es cierto que ya se ha registrado un aumento del uso del tranvía, que ha pasado de 32.000 a 55.000 usuarios al día. Por su parte, la pérdida de ingresos por la venta de billetes se ha tenido en cuenta en el presupuesto nacional y, del mismo modo que ocurre con otros servicios públicos, se financia con impuestos generales.

Con el paso del tiempo, esta medida se ha ido adoptando en otras ciudades del mundo y Europa concentra la mayoría de los casos, con un total de 56, siendo Polonia (21) y Francia (20) los países que encabezan la lista. "En 1980, solo había seis. En el año 2000, el número había aumentado a 56. Hoy en día, existe en al menos 115 ciudades y pueblos de todo el mundo", afirma Wojciech Keblowski, Investigador en Planificación Urbana de la Universidad Libre de Bruselas.

Tal como explica la DGT en su revista de Tráfico y Seguridad Vial, los motivos que han llevado a dichas ciudades a implantar el transporte público gratuito son distintas. En Avesta (Suecia) o Velchatów (Polonia), por ejemplo, buscan reducir el uso del automóvil; en Praga (República Checa) aplican esta medida puntualmente cuando hay picos de contaminación; y en Lubin (Polonia), Colomiers (Francia) y Compiègne (Francia) la ofrecen con el objetivo de promover la inclusión social de los más desfavorecidos.

El caso de Ontinyent (Valencia)

En España también tenemos un ejemplo de transporte público gratuito. Desde enero de 2020, Ontinyent, una localidad valenciana con más de 35.000 habitantes, hizo gratuito su servicio de autobuses urbanos para lograr aumentar el uso del transporte público. El resultado fue muy positivo, a pesar de la pandemia, las restricciones a la movilidad y el temor al contagio. Pues el número de viajes anuales realizados pasó de unos 34.000 a 95.000.

El caso de Dunkerque (Francia)

Un caso similar se produjo en Dunkerque (Francia). Y es que la ciudad francesa que dispone de autobús gratuito desde 2018, aumentó en un 85% el número de pasajeros de transporte público. Cabe destacar que antes de la aplicación de la medida, el cobro de billetes representaba el 9-10% del total, un déficit que se ha cubierto con el aumento de un impuesto a empresarios con más de 11 trabajadores a su cargo. Dicho impuesto contribuye al 70% de la financiación del sistema gratuito y el 30% restante lo aporta la autoridad municipal.

El caso de Tallin (Estonia)

Tallin (Estonia), con 400.000 habitantes, es la ciudad más grande que actualmente cuenta con el transporte público gratis. Esto sucede desde 2013 y tan sólo afecta a los residentes. Para financiar el tercio de los ingresos que antes se obtenían con la venta de billetes, la ciudad recibe 1.000 euros por cada ciudadano empadronado. Y para viajar por toda la ciudad sin coste alguno, cada residente debe pagar 2 euros por una tarjeta inteligente que le permite moverse libremente.

A pesar de haber registrado un aumento en el número de personas que usan el transporte público, es cierto que el uso del automóvil no ha disminuido. Según Janar Holm, auditor general de la Oficina Nacional de Auditoria: "El transporte público no ha resultado suficientemente atractivo para las personas y puede resultar inconveniente y consumir mucho tiempo". Asimismo, se observa un incremento en el gasto público: en 2017 costaba 22 millones y en 2019 pasó a 43 millones.

¿Es una medida efectiva? El caso de Hasselt (Bélgica)

La ciudad belga Hasselt se vio obligada a eliminar el transporte público gratuito en 2014, después de 16 años funcionando, por no poder financiarlo, puesto que en ese tiempo se cuadriplicó el coste del servicio.

John Hultén, director del Centro Nacional de Conocimiento para el Transporte Público de Suecia, ha elaborado un informe sobre la viabilidad de esta medida y sostiene que para que el transporte público pueda ser gratuito es fundamental que exista un sistema de transporte público que funcione bien. Hultén considera que la forma en que se financia la medida es muy importante y que "debería repercutir sobre la movilidad en automóvil, a través de impuestos o tarifas que afecten al tráfico de estos vehículos, en lugar de reducir los fondos disponibles para mantenimiento o desarrollo del transporte público". "Está claro que el transporte público gratuito no puede por sí solo lograr los objetivos de un sistema más sostenible. Pero será emocionante seguir las experiencias de soluciones gratuitas que se están introduciendo ahora en Luxemburgo", concluye Hultén.