El mes de diciembre siempre llega cargado de luces, regalos y mucha decoración. Hay quienes renuevan cada año los adornos de sus hogares comprando multitud de elementos. En cambio, otros apuestan por un consumo responsable y más sostenible, creando los motivos decorativos con sus propias manos, reciclando objetos antiguos o haciendo manualidades en familia. Un elemento infalible en las festividades es el árbol de navidad, que es mucho más que un simple adorno, pues tiene un profundo significado religioso, pues simboliza el Paraíso Terrenal, pero también el Árbol de la Vida o la vida eterna; su forma triangular representa a la Santísima Trinidad.

Las referencias más antiguas al respecto señalan que cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que los habitantes de esa región adornaban un árbol para celebrar el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, en fechas cercanas a la celebración de la Navidad. Los primeros cristianos replicaron esta práctica pero cambiándole el significado, adaptándola a la celebración del nacimiento de Cristo.

Los árboles de Navidad son costosos y esto se repite todos los años. Pero el bolsillo no tiene por qué ser un impedimento para tener en casa el tradicional adorno, que está conformada por una gran diversidad de objetos y elementos, siendo los más tradicionales la estrella, que generalmente se coloca en la punta del árbol, y representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la estrella de Belén.

La costumbre de adornar el árbol con esferas y luces data de principios del siglo VII de nuestra era, cuando San Bonifacio adornó un árbol con manzanas, que simbolizan el pecado original y las tentaciones, y con velas que representan la luz de Jesucristo como luz del mundo. 

En un pueblo de Canarias han tirado de originalidad y adaptar esta costumbre navideña con la fauna del lugar. Concretamente en Tiñor, en El Hierro los vecinos elaboraron un original árbol de Navidad para celebrar las fiestas de manera artesanal con unas pencas de tuneras.

Se trata de una tradición única en el archipiélago que la población del caserio ha mantenido en el tiempo. Cada año este árbol trasciende fronteras y da la vuelta al mundo por su particular encanto gracias a la difusión que ofrecen las redes sociales.

Este 2021 no ha sido la excepción, ya que las imágenes del abeto de tuneras no han dejado indiferente a nadie.