El pasado domingo, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ofreció a las comunidades autónomas que pasen a la fase 3 "gobernanza plena" para coordinar la desescalada en sus regiones. Una maniobra con la que sacia las demandas de las autonomías, pero que además le permite asegurarse una "última prórroga" del estado de alarma para controlar la movilidad entre provincias. Esa es la gran competencia que se asegura el Gobierno central.
Y ahí, en esa falla que abrió el domingo el presidente Sánchez, la UD Las Palmas encontró el hueco para ejecutar un plan que se había amasado en las oficinas del club en las últimas semanas: devolver a los aficionados a las gradas. El lunes, Miguel Ángel Ramírez, presidente del club amarillo, anunció la intención de abrir las puertas del Estadio de Gran Canaria con el objetivo de que el próximo sábado 13 de junio, el partido entre la UD y el Girona tenga a aficionados en las butacas. Una aspiración que significaría un hito histórico: ser el primer club de una gran liga deportiva profesional que vuelve a meter público en sus gradas en esta pandemia.
Un día después del anuncio, la UD Las Palmas sigue con esa intención: abrir el campo la próxima semana en la reanudación de LaLiga SmartBank. Durante las últimas horas, ese anuncio ha removido a los grandes actores implicados en esta ecuación: LaLiga, Real Federación Española de Fútbol, Consejo Superior de Deportes y la propia UD Las Palmas. Pero en el club siguen en la misma línea: el partido se jugará con público en una jugada de la mano del Gobierno de Canarias que dirige Ángel Víctor Torres, escoltado por el Cabildo de Gran Canaria de Antonio Morales. El objetivo: reforzar la imagen de Canarias como destino seguro.
En esa jugada, en ese plan trazado desde las oficinas del club, el epicentro vuelve al pasado domingo y al anuncio de Sánchez, que otorga las competencias de la desescalada a las Comunidades autónomas. Una responsabilidad que, a día de hoy, está en manos del Gobierno central. El escudo de la UD y del Gobierno canario es ese. En dicho marco, el poder de decisión recae sobre Canarias en materia de espectáculos o eventos abiertos, como lo es un partido de fútbol.
No obstante, tanto la RFEF como el CSD ven en este supuesto un agravio comparativo hacia otras regiones que no entrarán el lunes en la fase 3 y cuyos clubs estarán en desventaja con respecto a la UD Las Palmas. Los presidentes de ambos organismos, Luis Rubiales e Irene Lozano, respectivamente, se han alineado en ese sentido. Ambos creen que la situación epidemiológica discriminaría a otros clubs en liza. Algo que también han trasladado otros clubs a LaLiga.
En ese sentido, desde la UD se sienten seguros con su hoja de ruta. También con que el marco legal les acompaña junto al Gobierno de Canarias. La UD tiene a punto un protocolo que será revisado por LaLiga, que apoya la vuelta del público a las gradas para realzar su labor al frente de la organización del fútbol profesional en España. Ese protocolo tiene que ser aprobado por la consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. Un protocolo que va desde la confirmación previa de asistencia al partido para reordenar las butacas de los abonados a los elementos ya familiares para toda la ciudadanía: mascarillas, controles de temperatura o guantes y gel hidroalcohólico. Con todo eso la entidad no quiere confrontación contra ningún organismo, aunque el debate y las pugnas están ya en el ambiente.
Otros clubs de la categoría como el Real Oviedo o transatlánticos del deporte como el FC Barcelona también trabajan con la opción de volver a abrir su campo para el regreso del fútbol profesional a partir de la próxima semana. Las autonomías en fase 3 con equipos profesionales ya tienen otra frente abierto entre manos.
