Muere Candelaria Betancor, esposa del exdelegado del Gobierno de Canarias Anastasio Travieso

Armando Marcos

El genial William Shakespeare decía que: «hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro». Así es la ley de la vida: vivir para morir.

Ayer, lunes, 11 de diciembre de 2023, falleció a la edad de 80 años, Candelaria Betancor Rodrigo, esposa de Anastasio Travieso Quintana, ex gobernador civil de la provincia de Las Palmas; ex delegado del Gobierno en Canarias y ex presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas.

La nostalgia por la ausencia de Laly, la madre, la esposa y abuela que ya no está presente en la soledad de su hogar, hará que su esposo, Anastasio, sus hijos Suso, Javier, Antonio, Tenesor e Inés Travieso Betancor, así como sus diez nietos y su biznieta, puedan conservar en sus retinas el retrato de una mujer valiente y luchadora. El solo hecho de recordar su sonrisa y su voz, es admitir que su familia jamás la podrá olvidar. 

Sus hijos la definen como una madre coraje siempre dispuesta para defender a su esposo, Anastasio Travieso y a sus hijos. Laly, era el bastón de apoyo de una gran esposa donde, en los momentos difíciles, se apoyaba Anastasio, el hombre que la amaba con toda su alma.

El amor de su vida. Porque, Anastasio, la acompañó hasta que un ictus le cerró los ojos y su corazón dejó de latir. En ese terrible instante tormentoso, en el último combate entre la vida y la muerte, se nos fue una persona querida, madre irrepetible y mujer enamorada de su entrañable familia. 

Laly pasó su infancia entre las calles Carvajal y Arco, en el barrio de Arenales en Las Palmas de Gran Canaria. Pronto se conoció su talante de mujer trabajadora, luchadora y comprometida por las buenas causas sociales y sus amigos. 

Tejeda, donde tenía una casa de campo, la inspiró para amar la vida y mantener unida a su familia. El mar, la playa de Patalavaca, situada en el municipio de Mogán, al Sur de la isla de Gran Canaria, fue otro de sus refugios donde toda la familia se reunía para mantener y reverdecer la semilla familiar por la que tanto lucharon Anastasio y Laly.

Cuando una madre se va, parte de nuestra vida también se va. La vida es corta, por eso debemos amarla. La ausencia de Laly no será un manto de olvido. Todo lo contrario: a toda su familia, a sus hijos y nietos, y muy especialmente a su esposo y gran amigo, Anastasio Travieso, les ruego que evoquen los momentos más felices que vivieron juntos a una mujer irrepetible. Se hace el silencio: se ha ido una buena persona. Queda su sonrisa.