Es más menuda de lo que parece en pantalla. Humana y frágil, como muchos de los personajes que interpreta antes de revelar una sorprendente fuerza interior. Naomi Watts es, según confesión propia, muy tímida y está más acostumbrada a observar que a ser observada. Es de las que da un paso atrás para admirar y dejar paso a otras personalidades más efervescentes y carismáticas. Una mujer que, fuera de la pantalla, se siente a gusto en un segundo plano y que, cuando la conversación fluye, va reduciendo espacios y abriendo sentimientos.

Es una actriz que se emociona casi hasta las lágrimas al hablar de sus temores más íntimos y recordar la ausencia de su padre, técnico de sonido de Pink Floyd, que falleció cuando ella era una niña. Una veterana de muchos castings que sabe lo duro que es llegar y lo difícil que es mantenerse, pero que tiene la suerte -o el acierto- de encontrar buenos papeles.

A sus 43 años, Naomi Watts transpira algo que es oro para su oficio: credibilidad. Está a gusto con la imagen de sí misma sin retocar que le devuelve el espejo. "Cuando más larga es la vida, es más interesante, rica y compleja. Ya no soy la novia del protagonista, ahora puedo interpretar a mujeres más complicadas que han logrado cosas en la vida", dice.

Mulholland Drive (2001); The Ring (2002), 21 gramos (2003), King Kong (2005), Promesas del Este y Funny Games (2007) o Conocerás al hombre de tus sueños (2010) son algunos de los títulos más destacados de su filmografía. Este otoño estrenará en el festival de San Sebastián Lo imposible, de Juan Antonio Bayona, una de las películas más esperadas del año. Rodada en parte en Alicante, lleva a la pantalla el tsunami que en el 2004 asoló las costas del Sudeste Asiático.

Watts, que comparte cartel con Ewan McGregor, se deshace en elogios hacia el director y hacia "la energía positiva de los españoles" en un rodaje que fue, a la vez, agradable y muy duro, dice. "Nos pasábamos mucho tiempo rodando dentro del agua -recuerda la actriz- y eso complicó bastante las cosas". En las secuencias del tsunami se movieron 13 millones de litros de agua, un dato que parece augurar efectos especiales de primera división.

Ahora ya está en otra cosa. Instalándose en los alrededores de Kensington, en Londres, aparcando las huellas del leve deje australiano que puede quedarle desde que emigró a Australia a los 14 años y refrescando su acento inglés más aristocrático para convertirse en un icono del siglo XX: Lady Di.

Los biopics parecen estar convirtiéndose en una atracción irresistible para las actrices con talento, que prueban a seguir la estela de la gran Meryl Streep. Caught in Flight se centrará en los dos últimos años de la princesa de Gales. El recuerdo de lady Diana Spencer aún está relativamente fresco, pero Watts es capaz de desaparecer dentro de un personaje para no hacerle sombra, adueñándose de él desde dentro, manteniendo agazapado el ego para que no se vea a la estrella y se crea a la actriz.

En la entrevista con Magazine, Naomi Watts está en la terraza del hotel Martínez de Cannes, luciendo sandalias y un precioso vestido de tirantes de Roland Mourat. Se estrena como imagen de la nueva firma cosmética Astalif, de Fujifilm. Habla con sinceridad, sentimiento y reflexión.

¿Cómo lleva lo de convertirse en Lady Di?

Estoy un poco aterrorizada€ Ella era un mito, la mujer más famosa de su tiempo. Estoy empezando a trabajar el personaje pero es complicado, hay mucha gente que la recuerda, muchos libros sobre ella, mucha información y distintas versiones de los mismos hechos. Sólo espero hacerlo lo mejor posible.

Ha hablado maravillas del director Juan Antonio Bayona...

Desde luego, está muy arriba en la lista de mis directores favoritos. Antes de Lo imposible, no lo conocía personalmente, pero había visto El orfanato y me impresionó su puesta en escena y su dominio de la cámara.

Lo imposible refleja la fuerza a veces terrible de la naturaleza. ¿A usted le preocupa el impacto de los seres humanos en el planeta? ¿Se considera una activista en defensa del medio ambiente?

Me preocupan profundamente todos esos temas, por supuesto, pero no creo que pueda considerarme una activista porque no estoy ahí fuera, luchando codo con codo con ellos. Sí que intento contribuir al respeto por el medio ambiente como mejor puedo y en la medida de mis posibilidades.

Más allá de la promoción de sus películas, es difícil saber algo personal de usted...

Sí, supongo que sí. Crecí a la sombra de mi madre, una mujer con una personalidad arrolladora y muy extrovertida, y supongo que, desde pequeña, me acostumbré a ser la observadora y no la observada. Y creo que aún me siento más a gusto así. No soy de esas personas que se hacen notar enseguida, soy más bien la que da el paso atrás para quedarse fuera del foco. Me fascina la gente divertida, poderosa, con carisma, pero yo no soy así. Diría que soy una gran tímida, aunque, cuando me siento segura, puedo abrirme algo más. Pero con las personas pasa como con las películas, no quieres que se desvele todo el misterio.

Tuvo usted un éxito tardío y sabe lo que es ser rechazada en muchos castings. ¿Nunca pensó en dejarlo todo?

Todo el tiempo. Pensé en dejarlo un montón de veces. Me sentí muchas veces rechazada, pensaba que me merecía algo mejor, pero no salía nada. Escuché de todo: que no era lo bastante sexy, o que era demasiado intensa, o que me faltaba fuerza, que era demasiado baja, o quizás un poco alta€ Era todo demasiado doloroso, muchas esperas, no tenía demasiado dinero y la vida no era precisamente fácil. Pero me llamaban para pequeñas cosas, no muy bien pagadas, y al final me decía: "Ok, vamos a intentarlo sólo una vez más€". Seguí durante años y, una de esas veces, llegó David Lynch con Mulholland Drive y lo cambió todo.

¿Qué ventajas tiene empezar a triunfar en la treintena?

Te conoces más y sabes elegir mejor. Ya eres capaz de expresar en voz alta tus opiniones y de decir lo que piensas, reconoces los papeles que te van y los que, simplemente, no son para ti.

¿Qué consejo le daría a una actriz para acudir a su primera prueba?

Que resista la tentación de convertirse en otra persona. Uno de los errores más habituales en los castings es pensar en lo que crees que los demás quieren o esperan de ti y reestructurarte para adaptarte a sus necesidades. Mi consejo sería ser quien eres en realidad, intentando hacer las cosas con seguridad y lo mejor posible. Creo que la gente, incluso en los castings, quiere ver la verdad. Al final es la única manera de acertar, porque las cosas varían según dónde estés. En Inglaterra siempre estás pidiendo disculpas por ser quien eres, pero en Estados Unidos tienden a valorar que seas positiva, energética y que sepas venderte a ti misma. Me costó un tiempo entenderlo.

Ha trabajado a las órdenes de David Lynch, David Cronenberg, Michael Haneke, Woody Allen€ ¿Escoge los proyectos por el director?

Es uno de los factores que más pesan. A veces, cuando te dan un guión para leer, te lo tomas con calma, pero si te dicen que es un guión que va a rodar un director como Bayona estás deseando leerlo. Por supuesto, también he leído guiones sin conocer en absoluto la trayectoria del director, porque, a pesar de que el proyecto pueda ser un poco más arriesgado, la historia y los personajes me empujan a decir que sí.

¿Le gustan los proyectos arriesgados?

Por supuesto. Si algo no te asusta un poco, si no te supone un reto, ¿qué sentido tiene hacerlo?

¿Teme alguna cosa?

Hay muchas cosas que me dan miedo, pero no me gusta pensar demasiado en ellas. Crecí pensando que moriría joven, porque mi padre nos dejó demasiado pronto (se le quiebra la voz al recordarlo). Viví el duelo y, ahora que tengo hijos, desearía que ellos no tuvieran que pasar por la experiencia de crecer sin uno de sus padres al lado.

Ha interpretado papeles conmovedores. ¿Se le ha quedado grabada alguna frase de ellos?

Hummmm. Diría que no. O, al menos, no conscientemente. Ahora mismo me viene a la cabeza una de King Kong: "¡Nunca había estado en este barco!" (impostando la voz). Lo sé, no es memorable. Las de Mulholland Drive eran más profundas. Pero, bromas aparte, es cierto que, en ocasiones, cuando ruedas una película, llegas a una escena en la que piensas: "Aquí se resume todo el personaje". Entonces quiero ser capaz de lograr que al espectador se le ponga la piel de gallina. Me gusta que mis películas sean impactantes.

Se acaba de estrenar como imagen de Astalift (Fujifilm), una nueva marca cosmética, ¿se cuida usted mucho?

Cuidarme es parte de mi trabajo. Soy imagen de Astalif porque son las cremas que utilizo: mejoran el aspecto de mi piel de forma sencilla y efectiva. Las actrices solemos estar obligadas a llevar demasiado maquillaje, y velar por la salud de la piel es fundamental. Yo no tengo mucho tiempo para darme masajes o someterme a tratamientos continuos que requieran esfuerzo y paciencia. Tengo hijos pequeños y, para mí, ahora mismo, la prioridad es dormir.

En los festivales de cine, cuando se hacen más visibles, a veces cuesta reconocer a algunas actrices, muy cambiadas por el bótox y la cirugía estética€ ¿Usted qué piensa al respecto?

A mí no me gusta juzgar a nadie ni dar lecciones€ Cada uno puede hacer lo que quiera.

Digámoslo de otra manera, ¿hay una presión excesiva para que las actrices parezcan casi obligadas a ocultar sus arrugas?

Es una trampa. Mi cara ha de explicar historias y expresar sentimientos, no puede quedarse congelada en un solo papel, en un momento. Mire, yo creo que, hoy en día, una buena iluminación hace milagros.