Allí viven en aldeas y monasterios familias y monjes tibetanos que le reciben sorprendidos y con mucha hospitalidad.

Será, con mucha probabilidad, el único extranjero que se atreva a visitarles en invierno, porque los turistas y alpinistas que no salen en la tele prefieren ir en verano...

Jesús tratará de conocer en Zangla al rey y la reina, unas personas cuyo linaje les da mucha autoridad moral y aún ejercen un cierto poder en esta región adonde no llega la administración india.

Los zankskaríes sobreviven en aldeas cubiertas de nieve, a menos de veinte grados bajo cero, y sin luz ni energía.

Viven de las cosechas plantadas y recogidas entre la primavera y el verano, con la única misión de aguantar y alimentar al ganado: yaks y caballos con los que calientan sus precarias viviendas.

En ese mismo valle se encuentran dos de los monasterios tibetanos más antiguos y aislados del mundo, el de Tongde, situado a un risco a mucha altura, y el mítico Pucktal, construido hace siglos en un lugar inaccesible entre rocas heladas y resbaladizas y concebido para educar a jóvenes monjes que desarrollan su vida espiritual en la más absoluta soledad.