Mis hijos también estudian inglés y yo también". Esto fue lo que Mariano Rajoy acertó a decirle a Barack Obama el martes en Seúl cuando, en su fugaz encuentro, éste lamentó por último no poder hablar en español. Obama había apuntado que sus hijas lo están estudiando y le van a enseñar, por lo que, bromeó, "podrían hacer de intérpretes"... Luego Rajoy presumió de haber "hablado de la situación económica mundial" con una expresión que casi parecía la de una adolescente indisimuladamente excitada tras hacer contacto visual con el chico guapo de la pandilla, el machito alfa. Debió ser un intercambio, en su caso, muy, pero que muy, telegráfico rematado por ese sonrojante estar estudiando inglés que define gráficamente lo que es España como nada de lo que ha sucedido esta semana (la huelga general, el mayor recorte del gasto público de la democracia, etcétera). ¿Y qué es España hoy? Un país que vive, prácticamente sólo, del turismo desde hace cuarenta años, que no fue capaz de aprovechar el cheque europeo (1986-2006) para otra cosa que multiplicar su apuesta todo o nada por el sol y playa, que se ha estampado mucho más que los demás a causa de esa apuesta, que no produce ni está en condiciones de producir otra cosa a corto plazo significativamente y que, en vista de ello, recorta o al menos no incrementa (el martes se desglosará) el presupuesto educativo y vuelve a hacer de ese todo o nada al turismo su única baza ante la primera crisis global. En suma, España vuelve a esperar que el sol la salve, sin saber inglés, como algo que cae del cielo, para ver si puede regresar al ladrillo... que no es lo mismo que la construcción, pero que es la variante en la que las grandes constructoras españolas, que están trazando hoy la hoja de ruta del país con La Moncloa y la Zarzuela, son expertas. Recordaba un amigo que en los años setenta en el programa de entrevistas A fondo, de Soler Serrano, en TVE, el presentador se disculpó ante un entrevistado anglosajón por no saber inglés y haber traído a un intérprete, ante lo que el segundo dijo: "No, por favor, disculpe usted por no saber yo español". Tenemos un presidente que cuatro décadas después no comprende que no es lo mismo no saber inglés que no saber español. I can't believe it. Éste nos remata.