Ahora que las instituciones regionales, el Gobierno, el Parlamento canario y las entidades empresariales de las dos provincias están ensimismados en estudiar o inventarse las modificaciones que se deban realizar para mejorar las disposiciones que definen nuestro Régimen Económico y Fiscal, quiero aportar cierta información que se detalla en las páginas estadísticas del Ministerio de Empleo y Seguridad Social del Gobierno español.

Con la propuesta que se elabore a nivel regional, Canarias pretende que le definan el marco legal necesario para llegar hasta el año 2020, que es el periodo temporal bajo planificación comunitaria; esta propuesta supongo que se trasladará a Madrid primero, y luego a Bruselas, para que las instancias europeas metan la pluma y a lo mejor conceden lo solicitado o por incomprensible no las acepten; de esta manera continuará la noria de la " felicidad" de los canarios ilustrados por la vigencia de un marco legal que no permite la creación de empleo, el desarrollo y diversificación de nuestra economía, ni el aprovechamiento de una economía de la información y de las nuevas tecnologías, notas típicas de esta aldea global a la que nos ha llevado la globalización desde el año 1990, dominada por la movilidad de los fondos financieros y la estrategia de las grandes multinacionales, con objeto de eludir intervenciones y altas tarifas impositivas.

Recordemos la política en su día establecida por el Grupo 20 (el G-2), a propuesta de Alemania y Francia, principalmente, para acabar con los llamados paraísos fiscales, verdaderas plagas del capitalismo, según las malas lenguas, lo que produjo, según los historiadores de esta reunión, una gran carcajada por parte de Inglaterra, EE UU, Suiza y otros países de la UE.

La muestra más realista y hasta cierto punto vergonzante para España es el contencioso con Gibraltar, colonia inglesa de hace más de 300 años, a la que se acusa de ser un "paraíso fiscal", con más 60.000 empresas registradas, probablemente muchas de ellas propiedad de residentes en nuestro país.

Lo asombroso es que Canarias continúe con este diálogo de sordos sin poner sobre la mesa la grave crisis actual, económica y social, que soportan los residentes canarios, ahora algo alucinados por la mejoría del turismo extranjero, gracias a que la "primavera árabe" sigue siendo un invierno oscuro y lamentable para la civilización actual (de nuevo amenazada por guerras locales o regionales, sin saber cuál será el final).

Nuestra situación económica la voy a exponer con los simples datos de la Seguridad Social, siguiendo las cifras oficiales a las que me he referido con anterioridad. Brevemente reuniré los datos relativos a tres años (ver cuadro adjunto Sistema financiero) : diciembre del año 2000, enero del año 2008 y, la más reciente, agosto de 2013.

Naturalmente dejo al lector la libertad de interpretar estos datos como lo crea conveniente o razonable, de acuerdo con sus conocimientos e ideas. El primer punto de reflexión es el valor de estas cifras y su significado como reflejo de una realidad social y económica en la que está inserta nuestra Región. Me limitaré a destacar los aspectos más relevantes:

1. El número de residentes en las islas registrados como cotizantes a esta Caja, en 2013, según las estadísticas de la Seguridad Social, está por debajo del que se registró en el año 2000, en que estábamos en plena etapa alta del ciclo económico, usufructuándonos la entrada en el euro, la bajada de los tipos de interés y la existencia de un sistema bancario que daba créditos al que se lo solicitaba. Los países occidentales gozaban de una gran euforia y esto nos dio el mayor número de turistas, ya que se superaron por primera vez los 10 millones en 2000.

2. Las cifras nacionales nos dan otra realidad: en el año actual el total de inscritos supera en un millón los que estaban contabilizados en el año 2000. ¿Qué interpretación se le puede dar a este comportamiento? Hay uno muy fácil y a primera vista: la crisis canaria no se parece en nada a la nacional, es mucho más seria y más grave aunque la clase dominante en la opinión pública canaria pretenda negar o tapar esta triste realidad.

3. Si nos centramos ahora en los datos de 2008, nos encontramos con una descripción de la marcha de nuestra economía, de conformidad con estos datos que cada cual es libre de aceptar o no. En mi opinión la economía nacional creció al 20% en el periodo comprendido entre 2000 y 2008, a tenor de la evolución de lo cotizantes a la Seguridad Social entre esos estos años, mientras que en nuestra Comunidad el aumento fue de apenas un 11%, o dicho en otros términos, la mitad del crecimiento nacional.

Les recuerdo a los lectores que Canarias disfrutaba el privilegio, que no tenia ninguna otra Región o Comunidad Autónoma nacional, del histórico REF (Régimen Económico y Fiscal), que nos fabricaron unos aventureros a principio de la década de los noventa del siglo pasado.

Y todavía seguimos pagando estas culpas al negarse la clase dominante a reflexionar y atenerse a la realidad actual, que es tozuda y trágica para el 80% de los residentes, y muy especialmente de nuestra juventud que la estamos convirtiendo en un "producto de exportación", junto con el plátano canario.

4. Otra expresión de nuestra crisis es el comportamiento de los créditos, que el sistema financiero nacional concede tanto al sector público como al privado. Manteniendo el paralelismo con los datos anteriores, voy a incorporar los que se recogen en el Boletín Estadístico del Banco de España, con la particularidad de que solo dispongo de las cifras de 2008 y las de 2013, pero relativas al mes de marzo; o sea que solo se contempla el primer trimestre del año actual (ver cuadro adjunto Créditos bancarios).

La contracción del crédito a la economía regional ha sido notable, más del 20% frente al 13 por ciento a nivel nacional; de disfrutar las islas el 3,19% del total concedido en 2008, se baja al 2,90 en el año actual, hasta marzo. Es indudable la correlación que existe entre los cotizantes a la Seguridad Social y el cierre del grifo del crédito a nuestros sectores económicos, que he considerado añadir y comentar en esta ocasión para que los interesados dispongan de los datos reales y oficiales de nuestra economía, según los organismos citados.

O sea, que no hay malabarismo, lo que sí ocurre es que cada uno interpreta los datos como le convienen. Creo que es el momento de terminar por ahora estas reflexiones: es una simple aportación, por razones éticas y profesionales, que debo dar y tengo obligación moral de hacer para aportar mi granito de arena al momento crítico presente en el que parece que se esta debatiendo el futuro de nuestra sociedad y de nuestra juventud.