Nadie tiene derecho a quitar la vida a otra persona por muy abominable que haya sido el delito cometido por esta. Pero cuando un ser humano llega al suicidio por el criminal comportamiento de otros, cegados por su egoísmo y avaricia, esta es la muerte más repugnante y cruel de todas. La víctima es un ser inocente, empujada a la desesperación y a la muerte por unos desaprensivos sin conciencia, para los que el único dios es el dinero.

Matar no es privativo de regímenes autoritarios, también en democracia se puede enlodar el sistema con la práctica de ciertas acciones que matan, sin necesidad del tiro en la nuca o el disparo de un fusil que apunta a la víctima.

Estas prácticas abominables que tanto daño hacen a la sociedad, han sido y son habituales en nuestra, aún, joven democracia, que atraviesa la más grave crisis económica, y sobre todo, la más grave crisis moral. El pueblo está indignado y se siente huérfano al no encontrar la opción política que le ofrezca la más mínima esperanza.

Vosotros, los políticos, podéis seguir mintiendo. Podéis seguir mirando a otro lado ante vergonzosas acciones. Podéis seguir tapando escandalosos casos de corrupción. Podéis seguir poniendo palos en las ruedas de la justicia. Podéis seguir manteniendo un estado autonómico que es la ruina de España. Podéis seguir manteniendo leyes en vigor manifiestamente injustas, y podéis seguir revolcándoos en el fango, pero vosotros, seréis los responsables de las siniestras consecuencias, que en un futuro, no lejano, tenga que padecer España. Con nuestra abstención en futuras elecciones, os vais a enterar, por traidores.

Pido disculpas a las personas a las que mis manifestaciones les puedan parecer arrogantes y atrevidas, les puedo asegurar que sólo es la indignación y la impotencia que siento, al ver cómo estos carroñeros que desempeñan importantes cargos con suculentos sueldos, que tienen una alta formación académica y que, hablando coloquialmente, no tienen un pelo de tonto, no se den cuenta de cuando están cometiendo sucias acciones delictivas; lo siento, pero comparado con estas privilegiadas cabezas, este analfabeto no se lo cree.

Tengo muchos años, y gracias a Dios una memoria que muchos de los que ostentan relevantes cargos, quisieran para sí. He conocido los horrores de nuestra reciente historia, horrores que al parecer los políticos olvidan, allá ellos, pero si el pueblo vuelve a sufrir por vuestro egoísmo, vuestra soberbia y vuestra incompetencia, sólo me queda tacharos de malditos.