Sí señores, en esta tierra canaria hay muchas cosas que esperan. Y probablemente estén de acuerdo conmigo. Los asuntos que esperan no tienen relación con los movimientos de capitales ni con recalificaciones del suelo. Siempre es lo que afecta al ciudadano de a pie, mientras los gobiernos en sus discursos de investidura hacen poemas con ser el gobierno de las personas. Eso hay que ganárselo.

Pues bien; les contaré la espera de 25.000 ciudadanos, que un día dieron su rúbrica para una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre la Defensa de la Salud y la Sanidad Pública en Canarias. Esta fue una iniciativa popular cuyos promotores -entre los que me cuento-, han sido diferentes profesionales, asociaciones, y personas anónimas. Fue presentada en registro y en sesión plenaria a su señorías en el año 2010. Y hasta no se sabe cuando, sin discutir en la cámara. La tienen desde entonces en el listado de comparecencias pendientes, será que el reflejo de lo que sucede en el sistema sanitario se extiende hasta la actividad de los representantes. Véase en parcan.es el listado de comparecencias pendientes y usted lo podrá comprobar por si mismo, o en el diario de sesiones de la cámara legislativa. Claro, uno no puede dejar de preguntarse cuándo inaugurarán sistemas online de participación y otros modos para que los ciudadanos presentemos nuestras sugerencias, con la experiencia acumulada de la ILP, con el aval ciudadano, ni tan siquiera la toman en consideración, la dejan ahí pendiente, en el silencio, con las iniciativas personales; ya me dirán que no ocurrirá. O sea, lo de la invitación a la participación cuando viene de la instituciones es maquillaje para desvitalizar las ideas de participación, o lo que no les gusta no lo consideran. Una de dos o las dos. O sea, el propósito es lo contrario a lo que pretenden. De esta manera, lo que hacen es desactivar la participación. Curioso y lamentable.

Como han comprobado y contado han pasado seis años desde que se presentó ante el Parlamento de Canarias una ILP en la que ciudadanos pedían una nueva Ley que sustituya a la vigente Ley de Ordenación Sanitaria de 1994, que mucho ha tenido que ver con la situación actual que padecemos y que no tiene capacidad para solucionar los males que soporta la salud de la población canaria, porque no garantiza la gratuidad y la universalidad de atención sanitaria como un derecho social básico. La ILP aún no es una ley, es un guión, un documento de trabajo actualizable, que nos puede conducir a un nuevo modelo de atención a la salud y a la enfermedad más acorde con los tiempos que vivimos y que acabe con el vigente que ha demostrado su inoperancia para lo que exige la Salud de la población canaria del siglo XXI.

Día a día fuimos buscando el apoyo de nuestros paisanos de forma reglada, según las exigencias jurídicas al respecto. Esto lo hicimos en plena ofensiva de las políticas neoliberales del Estado en materia sanitaria, cuando al sistema sanitario se le usurpó su carácter de universal y gratuito, instaurándose el copago para las prestaciones farmacéuticas y otro tipo de prestaciones. Lo que esta iniciativa pretendía era: blindar nuestros sistema sanitario publico, donde la equidad debe ser una premisa fundamental; colocar a la Salud Pública y al ciudadano como centro del sistema; la profesionalización de la Gestión Sanitaria; fomentar la participación real y efectiva; integrar la asistencia sanitaria y la social y una Gestión Pública y directa (participada) del Sistema Canario de Salud. Esto es parte de lo que habría que abordar, que ya no es poco para hacer.

Más aun, cuando todo apunta que este III Plan de Salud (2016-2017) recién aprobado en Consejo de Gobierno, que puede constituir la base para la formulación de ese y un pacto por la salud y la sanidad de Canarias que es más que necesario, aunque esta propuesta de consenso solo se agita -por todas las partes- de forma interesada y miope cerca de las elecciones. Cuando hay alguna situación conflictiva en este pilar del estado del bienestar, resucita la necesidad de consenso político, social y científico. Hay que dar un paso más. Es previsible que los problemas en estas islas no dejarán de aparecer en lo que se refiere al ámbito de la salud y de la atención sanitaria, con un horizonte de recorte en los presupuestos del Estado de 5.500 millones de euros para satisfacer a los señores de negro, Un acuerdo estratégico es pasar de hacer rutas y agendas en el Parlamento con propuestas circunstanciales sin seguimiento.

Hace un año, la Mesa del Parlamento de Canarias acordó de forma tímida, visto los resultados, proseguir con la tramitación de la ILP, pero hasta la fecha nada. Parece que les quema en las manos pronunciarse. Los ciudadanos aún esperan su respuesta, pero en el sentido que sea, una respuesta y responsabilidad.

(*) Profesor titular de Psiquiatría ULL