La industria textil busca el diseño de "ropa fresca", ropa transparente al calor o radiación infrarroja. De esta forma nuestro cuerpo podría expulsar el exceso de calor a través de la misma. Ciertos polietilenos poseen esta característica requerida. El problema es que no dejan de ser plásticos transparentes también a la radiación visible y, por lo tanto, poco adecuados para su uso como ropa.
Mediante unos poros de dimensiones nanométricas, los científicos han conseguido que el polietileno disperse la luz visible y se vuelva opaco, manteniendo asimismo su transparencia al infrarrojo y por lo tanto la capacidad de eliminar el calor corporal. Esto podría reducir significativamente el uso del aire acondicionado, con el consiguiente ahorro energético.