E ste lunes 27 de marzo se cumplen 40 años del lamentable accidente aéreo ocurrido en Los Rodeos. El pueblo de Tenerife sufrió una terrible conmoción en la tarde de aquel domingo que amaneció con un sol primaveral. A las 17:06 iniciaba la maniobra de despegue un Boeing 747 de la compañía KLM, mientras otra aeronave del mismo modelo perteneciente a la empresa Pan American se dirigía a la cabecera de la pista. La niebla y otros factores técnicos y humanos provocaron la colisión de estos dos aviones, con el terrible balance de 583 fallecimientos, siendo el suceso mas grave jamás ocurrido en la historia de la aviación comercial.

Todos los accidentes aéreos son examinados minuciosamente por una Comisión Técnica de Investigación en base a tres premisas fundamentales: qué, cómo y por qué ha sucedido. Este trabajo es realizado analizando los datos de los registradores de vuelo (las llamadas cajas negras) y aquellos factores humanos, meteorológicos y geográficos que pudieran haber afectado al accidente, con la única finalidad de elaborar unos informes que permitan definir las recomendaciones pertinentes para que no vuelva a ocurrir un hecho similar, sin hacer referencia a las responsabilidades penales que potencialmente existan. ¿De qué manera y por qué se produjo aquella colisión en el aeropuerto de Los Rodeos?

Cualquier suceso es la consecuencia de una cadena de errores no evitados y provocados por diversas causas, que si son coincidentes en tiempo y lugar provocan el accidente. En esta lamentable catástrofe aérea incidieron unos factores meteorológicos, técnicos y humanos que se unieron en aquellos minutos que transcurrieron desde que dos aeronaves muy grandes que no tenían programado estar en ese lugar en aquel momento inician las maniobras previas al vuelo, con unas tripulaciones no familiarizadas con el aeropuerto y en unas condiciones de escasa visibilidad.

La Comisión de Investigación de Accidentes, después de casi dos años de estudios, elaboró un informe que recomendaba "extremar la importancia y exacto cumplimiento de instrucciones y autorizaciones, así como utilizar un lenguaje aeronáutico conciso e inequívoco". También se obligaba a dejar de usar la palabra "despegue" en cualquier conversación ajena a la propia autorización para iniciar esa maniobra. Fundamentalmente, el uso de una fraseología incorrecta y la interpretación errónea de las instrucciones recibidas fueron los factores primarios que contribuyeron al accidente.

Pero en un estudio de esta naturaleza no se suele contemplar algo tan importante como el trabajo silencioso y anónimo de todos aquellos que de una u otra manera participan en la situación de emergencia que se produce en los minutos posteriores al accidente. En este suceso, y según manifestaciones del copiloto del avión de Pan-Am que sobrevivió a la catástrofe, el pueblo de Tenerife se mostró solidario y generoso, entregándose a las labores de auxilio y evacuación de los supervivientes de una manera ejemplar. Taxis y vehículos particulares evacuaron a la mayoría de los lesionados por quemaduras, trasladándolos a centros hospitalarios cercanos. También emisoras de radio y televisión, así como estaciones de radioaficionados, alertaron al personal sanitario para que acudiese a prestar ayuda al lugar del accidente. El Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de La Laguna facilitaron en aquellos tristes momentos todos los medios disponibles para afrontar las situaciones personales de los familiares de los fallecidos, así como las atenciones a los supervivientes.

Estas dos corporaciones colaboraron estrechamente con la Fundación Holandesa de familiares de los fallecidos 30 años después del terrible suceso, para materializar un proyecto en memoria de quienes aquel día perdieron la vida. El 27 de marzo de 2007 se inauguró un monumento en la Mesa Mota en recuerdo de las víctimas del accidente. Tiene forma de escalera de caracol, con unos peldaños que simbolizan la unión entre la tierra y el cielo, símbolo del camino que todos desearíamos tomar cuando llegue nuestra hora.

Cerca de la ciudad de La Laguna y mirando hacia el aeropuerto de Los Rodeos, con el Teide vigilante al fondo, tenemos la posibilidad virtual de subir por este bello monumento para acercar nuestro espíritu hacia el firmamento, dando la mano a todos aquellos seres queridos que ya dejaron atrás los escalones de su existencia.