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opinión

Advertencias de Tarradellas

Siempre hay la posibilidad de una mirada distinta de la oficial para los acontecimientos históricos. Sobre todo de aquellos que uno tuvo la oportunidad de vivir con ojos de adulto. Estos dias, por ejemplo,se cumplen 40 años desde que Josep Tarradellas se asomó a un balcón de la plaza de Sant Jaume para recibir el homenaje del pueblo catalán como presidente de la Generalitat restaurada por el Gobierno de Adolfo Suarez. Y fue desde alli , con voz firme, que pronunció la celebre frase: " ¡Ciutadans de Catalunya, ja soc aquí!". Tenia entonces 78 años y desde 1954 era presidente de una poco menos que fantasmal entidad republicana en el exilio. Nadie apostaba que aquel anciano cabezota pudiera ver cumplido algún dia el sueño del retorno a la patria , y menos todavia revestido de tan alta dignidad, pero los vericuetos de la política lo hicieron posible. Aquel mismo año de 1977 se habian celebrado en España las primeras elecciones democráticas despues del fin de la dictadura franquista. Las habia ganado por mayoria relativa UCD el partido formado en torno a la figura de Adolfo Suarez, último Secretario General del Movimiento y segundo presidente de Gobierno nombrado por el Rey tras el fracaso de Arias Navarro en la tarea de transformar las instituciones de franquismo en el soporte institucional de una nueva monarquia parlamentaria. El momento politico era complicado. El Ejército, los nostálgicos del régimen y la oligarquia financiera vigilaban de cerca el proceso y en ese clima de incertidumbre habia que redactar y aprobar una Constitución que fuera homologable a las que regian en otros paises europeos. Y uno de los aspectos más delicados del nuevo andamiaje constitucional era el vidrioso asunto de la restauración de las autonomías , especialmente las de Cataluña, el Pais Vasco y Galicia, que eran las que disponian de Estatuto propio antes de que la rebelión militar y de un conflicto bélico de tres años de duración acabase con la Segunda Republica. El caso es que, alguien debió de interpretar con preocupación los resultados de las elecciones generales en Cataluña que acreditaban un 70% del total de los votos a opciones políticas orientadas a la izquierda, y se le ocurrió reconducir la situación al modo en que ya lo habia intentado sin exito Alfonso XIII en 1918 mediante una oferta estatutaria cuyo objetivo último era prevenir una opción republicana en el futuro. Esta vez, el plan funcionó mejor. Hubo contactos discretos con Tarradellas en Francia y se le ofreció el cargo de presidente de una Generalitat restaurada a cambio de expresar su acatamiento a la monarquia y a la unidad de España. Alcanzado el acuerdo , el 29 de septiembre de 1977 el Consejo de Ministros aprobó el decreto de restablecimiento provisional de la Generalitat y el 18 de octubre el nombramiento de Josep Tarradellas como presidente de la misma. Concluido en 1980 su mandato provisional, la importancia de su figura se fue diluyendo y el rey Juan Carlos en agradecimiento por los servicios prestados lo emnoblecio con el titulo de marqués, Entretanto, trascendió su mala relación con Pujol de quien dejó escrito este muy severo juicio: " La gente olvida que en Cataluña gobierna la derecha y que hay una dictadura blanca muy peligrosa que no fusila y que no mata pero que dejará un lastre bastante fuerte".

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