En el pozo de la Vuelta del Francés, en una curva muy pronunciada que hay en Visvique -en el kilómetro 10 de la carretera de Arucas a Teror- se realizará la próxima cata en búsqueda de desaparecidos del franquismo en Gran Canaria.

Hasta el momento se han exhumado los restos de 39 hombres (24 en el pozo de Las Brujas en el año 2008 y 15 en el de Tenoya en 2017). El de la Vuelta del Francés -no confundir con el del francés- será el tercero.

Esto ha sido y sigue siendo posible gracias al tesón de las primas Pino y Balbina Sosa, presidenta y vicepresidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas, y a la complicidad que ambas han ido encontrando -con salvedades- en las administraciones públicas.

Ya hay dinero presupuestado para realizar las labores preliminares en la Vuelta del Francés. Son de dos tipos, por un lado se realizará un cribado de los terrenos de alrededor de la boca del pozo para descartar la existencia de posibles restos de los asesinatos que se presume tuvieron lugar en este paraje tras el golpe de Estado. En la excavación de Las Brujas esta misma operación permitió hallar una bala. Pocos días después los arqueólogos encontrarían 14 esqueletos perfectamente conservados en el fondo. Tenían la misma postura que habían adoptado al morir: la escena derrochaba violencia.

El otro paso preliminar que habrá que realizar en la Vuelta del Francés consiste en observar el interior mediante la introducción de una cámara.

Pino Sosa explica que los indicios que llevan a buscar en la Vuelta del Francés son orales y apunta que es imposible saber cuántos hombres podría haber en su interior.

Según me cuentan ambas primas, el francés que dio nombre a esta vuelta de la carretera debía ser una buena pieza. Se dice que presumía de bajar de Visvique a Arucas en un periquete, y también de que el camino de regreso -francachela mediante- le llevaba tres días. Supuestamente en una de aquellas el francés volcó con su coche en la curva, que de esta forma quedó bautizada. Todo esto debió suceder mucho antes de aquel trágico año de 1937, cuando tuvieron lugar la mayor parte de las desapariciones.

Desde que las conozco, y hace ya una década, Pino y Balbina hablan de los cuatro pozos de Arucas donde había que buscar. Ya han resuelto dos variables de la ecuación: quedan la Vuelta del Francés y el llamado pozo de Arucas. Presumo que el final del objetivo está cerca, pero ellas me sacan de mi error. "Hay otros sitios".