Sinceras disculpas por un desafortunado titular que no logró transmitir lo que pretendía. Nunca la víctima de una violación es la culpable. Un acto tan repugnante jamás puede tener justificación, ni una explicación, en el comportamiento ni en la actitud de la mujer. El foco no está en la agredida sino en los agresores.

La responsabilidad periodística ante cualquier mujer que sufre una violación o agresión sexual es tratar la información con responsabilidad y respeto a la mujer. En ningún caso cuestionarla, atacarla o señalarla por ser la víctima. Ella nunca es la culpable. Ni los agresores pueden encontrar cobijo, o una merma de sus responsabilidades, en la conducta de la mujer.

Por eso, ayer, cuando este periódico informaba de que la menor víctima de una violación grupal en San Bartolomé estaba borracha cuando se produjo la agresión no pretendía encontrar un eximente en la conducta de los agresores sino todo lo contrario, destacar aún más la vulnerabilidad de la víctima.

La intención era informar de la aun mayor fragilidad, indefensión y debilidad de la menor ante un acto tan despreciable. En ningún caso convertir a la adolescente en sospechosa. Nunca una mujer provoca una violación. En ninguna circunstancia.