Estaba don Enrique Setién -veterano entrenador en paro- viendo pastar a unas vacas en su pueblo natal de Cantabria. Ver pastar a unas vacas ayuda a componer una imagen de bucólica beatitud y al mismo tiempo invita a la reflexión. No sabemos en que estaba pensando mientras contemplaba el pacífico ramoneo del rebaño, pero conociendo su estilo de entender el fútbol cabe deducir que le daba vueltas a una conocida anécdota atribuida a Alfredo Di Stefano, uno de los mejores jugadores de la historia. Ademas de eso, el porteño fue entrenador de éxito durante un tiempo e intentaba inculcar a los componentes de la plantilla a sus órdenes las ventajas de jugar cadenciosamente a ras de césped en vez de optar por el pelotazo descontrolado.

Para ilustrar la enseñanza, don Alfredo cogió la pelota durante un entrenamiento y se la mostró a los chicos. "¿De qué material está hecho el balón?", los interrogó. "De cuero", contestaron los chicos a coro. ¿Y de dónde viene el cuero?", insistió el maestro. "De la vaca", replicaron los catecúmenos. "¿Y que come la vaca?", insistió Di Stefano al modo socrático. "Pues hierba", remató a voz en cuello la muchachada. "Entonces llevemos la bola al pasto", concluyó el fenómeno muy satisfecho de su razonamiento.

No sabemos si esos pensamientos ocupaban la mente de don Enrique Setién mientras contemplaba pastar a un rebaño de vacas. Pero sea lo que fuere hubo de interrumpirlos de forma brusca al recibir una llamada de su representante que lo alertaba sobre el interés del Barcelona para que se hiciese cargo de la plantilla tras el cese de Ernesto Valverde.

Nadie entiende cómo a un entrenador que había conquistado títulos mereciera ser destituido a mitad de temporada y menos cuando deja al equipo en lo más alto de la Liga y bien situado en la máxima competición europea. Nadie, o casi nadie, lo entiende, pero como muchas de las cosas que llegan de Cataluña se hace muy complicado entenderlas.

El caso es que la directiva azulgrana entró en pánico ante la perspectiva de no ganarlo todo de aquí a final de temporada, y decidió prescindir de los servicios del entrenador. Y el argumento principal para sacar a pasear el hacha fue que el cesado no había entendido la "filosofía" que inspira toda la obra social, que parece estar basada en un fundamento cuasi religioso del "cruifismo profético" (anuncio de la verdad revelada por Cruyff), al que hay que sumar el despliegue táctico y ultra nacionalista de Pep Guardiola y los intérpretes que lo siguieron como Tito Vilanova, o Luis Enrique.

Y todo eso contando, ademas, con el fenómeno irrepetible de Leo Messi, el futbolista que bajó de los cielos hasta las Ramblas de Barcelona para hacer milagros. A todo eso se enfrenta Setién y será asombroso si consigue sobrellevar la experiencia sin desquiciarse. De momento, ha prometido "jugar bien" que en fútbol se traduce por marcar más goles que el contrario.