La Provincia - Diario de Las Palmas

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REFLEXIÓN

Ni las casas son escuelas ni los padres docentes

El momento que estamos viviendo debido al confinamiento en el que nos encontramos ha supuesto un cambio radical para la organización, las rutinas y los hábitos familiares en nuestros hogares. Todo esto unido al estrés que produce para los padres intentar "adoptar el rol de docente" y convertir "la casa en una escuela", ha originado importantes desencuentros en la convivencia familiar y ha aumentado considerablemente el estrés a esta situación. Por eso es el momento de educar con psicología y tener herramientas para manejar esta situación de la mejor manera posible para salir reforzados positivamente.

Teniendo en cuenta lo comentado, considero un error intentar por todos los medios que los menores realicen las tareas académicas diariamente e intentar simular un horario escolar en casa, ya que estamos en un momento delicado en el que principalmente hay que dar apoyo emocional a los menores y ayudarles a entender que estamos en una tesitura en la que debemos disfrutar más que nunca de la familia y por supuesto, pasar tiempo de calidad.

En consideración con lo expuesto, las tareas escolares hay que tomarlas como un momento del día divertido en el que van a repasar lo que han trabajado durante el curso escolar, y por supuesto, hay que ser flexibles ante las circunstancias de cada familia, ya que somos conscientes de la brecha digital y la diferencia de recursos en los hogares canarios. Por lo tanto, los docentes tenemos que proponer diferentes tareas teniendo en cuenta la diversidad de alumnado, con la finalidad de ofrecer recursos amenos, divertidos y de repaso, pero principalmente ofreciendo apoyo emocional a las familias para proporcionar un acompañamiento importante en este proceso.

Por tanto, como psicóloga, maestra y madre, me parece muy interesante no entrar en discusiones constantes con los hijos y conseguir diferenciar el tipo de comportamiento de los menores, clasificándolos en las conductas que debemos corregir al instante, los comportamientos negociables y los intranscendentes, para conseguir una convivencia positiva en el hogar y una mejora de las rutinas y las relaciones personales en el confinamiento, principalmente para no caer en los constantes castigos, gritos y en el descontrol emocional que empeoran la situación.

Conviene subrayar que estar las 24 horas del día en casa con nuestras familias a la espera de comenzar las fases de la desescalada e ir retomando nuestras rutinas poco a poco, ha supuesto muchos cambios y problemas añadidos a la convivencia diaria en los hogares y debido al tiempo que llevamos en esta situación, las consultas psicológicas se han disparado a causa de los problemas de insomnio, la incertidumbre y la preocupación que todo esto genera en esta realidad en la que estamos inmersos. Todo esto unido al teletrabajo que tienen que cumplir los adultos diariamente o las diferentes situaciones laborales tan preocupantes de muchas familia, complica la convivencia familiar en casa y la frustración de no poder hacer otra cosa que dejarse llevar día a día ante tanta incertidumbre.

En consideración con lo comentado, quisiera hacer un llamamiento a la tranquilidad y al sentido común, ni los padres son docentes, ni las casas escuelas, es el momento de animar a las familias y a los niños, porque lo más difícil ya lo han conseguido y han demostrado ser unos verdaderos campeones en esta experiencia que nos ha tocado vivir. En resumen, nos tendremos que organizar según lo que vaya ocurriendo, pero lo más interesante del ser humano es la plasticidad cerebral y la capacidad de adaptación al medio, por lo que sé que lo conseguiremos y saldremos reforzados de todo esto, porque a veces se gana pero siempre se aprende. Eso sí, debemos actuar con serenidad, optimismo y tener seguro que todo va a salir bien.

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