El sanchismo también es un humorismo. Un humorismo empapado en el cinismo de asumir que en política se trata de ganar o perder y nada más. Como nueva prueba están las declaraciones de Pedro Sánchez en la cumbrecita de San Millán de la Cogolla. El presidente del Gobierno español se apresuró a discursear que no hay (o habrá) comunidades autónomas de primera y de segunda. Pocas horas antes había cerrado un acuerdo en virtud del cual admitía que el Gobierno vasco y las diputaciones forales pudieran endeudarse hasta los 1.700 millones de euros, es decir, un 2,6% del PIB de Euzkadi. Solo gracias a esta concesión el lehendakari Urkullo accedió a participar en la reunión con los presidentes autonómicos. Para conocer sus márgenes de endeudamiento los mortales deberán a esperar hasta finales de septiembre, cuando se celebrará el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Una información vital para planificar las actuales miserias presupuestarias y luchar céntimo a céntimo por el mantenimiento de los servicios sociales y asistenciales es pospuesta así irresponsablemente.

Como si de un acto de generosidad principesca se tratara, el Gobierno central permitió al Gobierno de Canarias el uso de su superávit - para ser precisos: de lo que quedada del superávit del 2019, porque el consejero de Hacienda, Román Rodríguez, se gastó buena parte en liquidar deuda - aunque ignoro si finalmente ha accedido al mismo. Pero sobre las perras de cabildos y ayuntamientos que se mueren de risa en los bancos aún no se sabe nada. Y María José Montero no parece tener ninguna prisa. Se solía argumentar, bastante gilipollescamente, que el Gobierno no quería levantar mosqueos en otras comunidades con un trato especial o demasiado madrugador hacia Canarias. Como suele ocurrir el País Vasco está excluido de estas consideraciones tan mimosas. Ciertamente el desempleo entre los vascos (9,2%) no llega porcentualmente ni a la mitad del desempleo en Canarias y su pérdida de ingresos fiscales ha sido de poco más de un 60% de la de nuestra comunidad autonómica. Pero Urkullo tenía que estar en San Millán de la Cogolla, y la comprensión de los seis diputados del PNV debe ser estimulada ante la negociación de los presupuestos generales del Estado para 2021 el próximo otoño.

Si se permitiera a Canarias un endeudamiento similar al del País Vasco, es decir, un 2,5% de su PIB, el Gobierno autónomo podría disponer de un margen cercano a los 1.180 millones de euros; sumando dicha cantidad, el superávit de las administraciones públicas y el puñado de millones que podrían llegar de la UE en el segundo semestre del próximo año se podría escapar operativamente hasta finales de 2021. Pero carecemos de casi cualquier capacidad de presión sobre el Gobierno central y CC y NC prefieren hacer bandera del puñetero 75% de descuento en los billetes aéreos para residentes que presentar un frente común, no solo ejerciendo la crítica y exponiendo demandas frente al Gobierno de Sánchez, sino presionando al mismo PSC-PSOE. El nacionalismo es una estrategia política que queda desactivada rápidamente si no proporciona datos inequívocos de su utilidad en un sentido amplio. Si no genera y renueva un sentido de pertenencia, si no gratifica una identidad cultural, si es ineficaz para satisfacer mediana y verosímilmente los intereses de una comunidad -por más que obviamente los principales beneficiarios de sus políticas sean una clase, un conjunto de colectivos o un modelo de reproducción social - los nacionalismos tienden a la irrelevancia política y electoral. Sobre todo en épocas de crisis destructivas. CC y NC deberían reflexionar al respecto y, por supuesto, no lo harán.