Tras la catástrofe de Fukushima los líderes mundiales actuaron, la gran mayoría, mirando hacia otro lado y tocando madera. Angela Merkel, no. La canciller alemana tomó la drástica decisión de poner plazo a las centrales nucleares y apretar el acelerador de las energías renovables. Quizás llevada por las prisas preelectorales, no se definió un 'plan de transición' que no mermara las capacidades de autosuficiencia intracomunitaria. Su antecesor, Gerhard Schröder (SPD), fue el artífice del acuerdo para el gran gasoducto internacional de mayoría rusa (51%) (del que es ahora presidente de su Consejo de Vigilancia) que lleva el gas siberiano hasta Austria, la RFA y la UE en su conjunto, una medida que en parte se justificó en su día en la necesidad de diversificar el aprovisionamiento.

En el mundo industrializado, con una tecnología eólica y fotovoltaica aún necesitada de investigación para resolver sobre todo el problema del almacenamiento - hay que garantizar la luz, la calefacción, la actividad industrial, cuando no hay viento o de noche, sin sol- es irresponsable depender de suministradores ajenos con 'poderes' especiales. Especialmente cuando ese suministro puede ser utilizado como 'arma política' en una determinada circunstancia crítica: o fluctuar sus precios bien por una conspiración de mercado, como la que ha desatado las crisis financieras en España y en la UE en general, o por una conjunción de intereses geo-estratégicos. Rusia no es un socio fiable a este respecto. Ucrania, desde su independencia, tras el derrumbe de la URSS y la alocada disgregación encabezada por un populista y alcohólico Boris Yeltsin, que desplazó a Gorbachov cuando más necesaria era la prudencia en el cambio, ha padecido varias presiones del Kremlin que ha manejado el gas y el petróleo según le conviniera. Con frecuencia cuando se aproxima el invierno y ningún gobernante se arriesga a que sus ciudadanos mueran de frío.

A la vista de lo que está ocurriendo en Ucrania, y de la intervención de Moscú en Crimea, azuzando a sus títeres, la Unión Europea no es todo lo libre que desearía para tomar decisiones diplomáticas y económicas de respuesta a Vladimir Putin, que tiene a mano, vía Gazpron o hechos consumados, inimaginables en Occidente, poderosas palancas para condicionar la voluntad europea, y la alemana en particular en una situación crítica. Desde Catalina la Grande un ejemplo de situación crítica que ha atravesado los siglos y los regímenes es la estabilidad del 'área de influencia': todos los países fronterizos que actúan de colchón entre Rusia y las potencias occidentales.

Sin duda, Berlín proseguirá el 'plan de renovables' - nadie puede condicionar el viento o tapar el sol - aumentando además las inversiones en investigación y tecnología. Es la misma línea que ha elegido Obama, que se apoya, empero, en garantizar la autonomía energética a base de un 'fraking' que a pesar de los poco estudiados efectos secundarios ha conseguido notables resultados. La apuesta por las renovables conviene al interés nacional; es, en suma, una apuesta 'patriótica'. Relegar la I+D + i es una insensatez, costosa para la independencia y la seguridad. En los dos últimos años Rajoy ha relegado de manera imprudente y suicida a medio plazo las ayudas a estas energías 'limpias y libres', así como a la investigación para resolver las muchas incógnitas e inconvenientes que plantea su uso masivo.

El tándem Chávez- Ahmadineyad logró que la OPEP multiplicara el precio del barril de crudo Brent, el de referencia, tanto como instrumento táctico como para financiar sus delirios de grandeza ideológica. Argelia, con ricos yacimientos de gas -de los que en buena parte depende España- aún no es un Estado 'previsible'. La enfermedad del presidente Buteflika plantea incertidumbres sobre su sucesión y el 'papel militar' en ella. Pero los gasoductos con España cobran con la crisis de Crimea una importancia decisiva para la UE. La crisis en O.M., la inestabilidad en Irak, la ambición de Irán sobre su vecino, que se desangra internamente, el efecto que puedan tener las redes yihadistas en los emiratos del Golfo... son demasiadas alertas como para no hacerles caso y persistir en lo que a estas alturas es un monumental error.

En los años 80 el Seminario Cívico Militar de Canarias alertaba de los peligros para las Islas de la excesiva dependencia del exterior, y aconsejaba desarrollar todas las posibilidades de las energías solar, eólica, geotérmica... Por si no bastara con los imperativos de lo que en términos generales podríamos denominar 'defensa nacional', está la factura doméstica. Por todo esto, aprendamos la lección de Ucrania. Y el que haya olvidado la cadena de noticias entrelazadas en el 'gran juego', que acuda a 'san Google bendito'.